Ya sea en el calentamiento de un concurso o en casa, los objetivos deben ser los mismos. Es durante estos 20 minutos, más o menos, cuando se establece el tono y te aseguras de haberte preparado tú y tu caballo lo suficiente como para hacer un buen trabajo, independientemente de la disciplina. Se aplican los mismos principios básicos a todos los ejercicios de calentamiento y a todas las disciplinas, ya seas un principiante o estés participando en un Gran Premio.
Aquí te dejamos una lista de verificación para ayudarte a determinar si tu calentamiento está cumpliendo su propósito.
1. El caballo debe estar relajado
Uno de los objetivos principales de un calentamiento es preparar los músculos y las articulaciones para un trabajo más contundente. Todo funciona de la misma manera que lo hacen los atletas humanos para evitar lesiones y mejorar su rendimiento.
La tranquilidad y la relajación están estrechamente relacionadas, y a menudo es difícil lograr una sin la otra. Si bien la relajación no debe confundirse con la holgazanería, es importante que el caballo no lleve un exceso de tensión negativa en su cuerpo.
La regla general es que debes comenzar al paso antes de avanzar hacia el trote y el galope, y hacer muchos estiramientos durante periodos más prolongados que en el trabajo en sí para permitir que el caballo bombee sangre, afloje sus músculos y desarrolle el equilibrio sobre la espalda y el cuello.
Sin embargo, si tienes un caballo muy nervioso es posible que debas comenzar con un poco de trote para evitar cualquier «explosión» antes de volver al paso.
2. El caballo debe estar receptivo
A menudo, escuchamos a los jinetes decir que cuando se suben a su caballo lo sienten de dos maneras: perezoso y lento, o nervioso y tenso. Esto depende en gran medida de su naturaleza, y encontrarás caballos en diferentes puntos de esta escala, desde los relajadísimos que son básicamente horizontales hasta los que son como cables de alta tensión.
Independientemente de dónde se encuentre tu caballo en esta escala de movimientos, uno de los objetivos principales de cualquier calentamiento es asegurarse de que tu caballo responde y está atento.
Para los caballos más perezosos, esto significará enfocarse más en «ir hacia adelante” y asegurarse de que obedece a la ayuda de la pierna.
Para los caballos nerviosos, querrás asegurarte de que escuchan las ayudas de la media parada o «whoa», que responden a tu asiento, sin tirar y manteniendo un ritmo uniforme y sin apresurarse.
3. El caballo debe centrarse en el jinete
Para saltar o adiestrar, de nivel bajo o alto, es clave que el caballo se concentre en su jinete y espere las órdenes que este le da en lugar de distraerse. Esto es igualmente cierto tanto para los caballos nerviosos como para los perezosos. Lo que esto significa es que quieres que el caballo se centre en ti y no en su entorno u otros factores externos. ¿Cómo puedes saberlo? Si tu caballo está mirando a su alrededor, relinchando, está distraído por otros caballos o fija sus orejas y ojos en factores externos, ¡tú no eres su principal punto de enfoque!
Esto suele ser más evidente en los concursos, que son días en los que hay muchas distracciones, o cuando trabajas cerca de otros caballos.
Una vez que el caballo está centrado, es mucho menos probable que tengas miedo y tensión, y también corres menos riesgo de que el caballo desconecte de lo que le estás pidiendo.
Muy pocos caballos se centran en el jinete simplemente haciendo cientos de círculos de 20 metros, esto es muy común verlo cuando los jinetes comienzan a calentar sus caballos.
La forma de lograr la concentración, generalmente, es a través de muchos cambios suaves (¡no bruscos!) de dirección y de sentido, así como transiciones entre los aires y cambios de ritmo.
4. El caballo debe aceptar el contacto
Aceptar el contacto es uno de los primeros pasos para lograr que tu caballo te obedezca. Una vez que has desarrollado esto con minuciosidad, tu caballo se vuelve mucho más manejable. También verás una mejora en la calidad del salto y del ritmo.
Antes de continuar con el trabajo adecuado, asegúrate de que su calentamiento esté orientado a que el caballo acepte el contacto. Si cierras los dedos y pides un poco de flexión, ¿tu caballo relaja su mandíbula en respuesta o se resiste y se pone rígido en el contacto?
Si se pone rígido, deberás trabajar las flexiones. Esto se puede hacer fácilmente en la parada: flexiona suavemente al caballo hacia uno y otro lado, y busca la cerviz de su cuello para cambiar. Tan pronto como el caballo se flexione y meta el cuello, sentirás que el caballo cede la mandíbula; deberías recompensar liberando la presión en este punto. La flexión es muy pequeña y solo se aplica con una rienda a la vez. Es un movimiento suave, no debes tirar o subir y bajar. Deberías poder ver la esquina del ojo interior del caballo.
Una vez que el caballo está suave, ve al paso o al trote y siente la diferencia.
Sin embargo, ten en cuenta que la aceptación del contacto por parte del caballo también proviene de los posteriores. No puedes probar el contacto montando «con el freno de mano echado», sin que aplique los cuartos traseros.
También es importante asegurarse de proporcionar un contacto estable y elástico para que el caballo trabaje. Por lo tanto, probar la aceptación del contacto debe realizarse en una etapa durante el calentamiento después de que el caballo esté suelto y se mueve libremente.
Texto: Sophie Baker – FEI / Fotos: FEI