En plena Comunidad Valenciana, en la denominada Hoya de Buñol de la fértil huerta levantina, rodeados de exuberantes cultivos de naranjos y viñedos, emerge la acogedora localidad de Cheste. Tradicionalmente ha sido una población eminentemente agrícola, aunque debido al carácter emprendedor de los chestanos, de un tiempo a esta parte, los alrededores de la población se han ido llenando de una emergente industria que ha permitido un crecimiento continuado de la población y un resurgimiento inusitado de este acogedor pueblo valenciano, dado que en su término municipal está enclavado también el campus de la Universidad Laboral de Valencia y el no menos famoso circuito de velocidad “Ricardo Tormo”.
Pero Cheste no sólo es industria, naranjas, vinos, estudios y motos. Hay una Cheste más profunda, más auténtica y más tradicional. Un Cheste que ama sus tradiciones y que lucha por conservarlas. Y como no podía ser menos en esta Comunidad (de tanta afición ecuestre y taurina) hay una ancestral costumbre de encerrar los toros a caballo, lo que es conocido en España entera como “encierros tradicionales”.
La tradición de las “entrás” de toros en Cheste está documentalmente fechada a principios del siglo XVIII. En otro tiempo se utilizaban los mismos caballos y mulos que se utilizaban para labrar el campo. Llegadas las fiestas de San Lucas, patrono de la localidad, los labradores aparejaban sus cabalgaduras con las tradicionales albardas y se disponían a traer todos los días los toros bravos desde el campo para ser lidiados o “corridos” por las calles de la pujante localidad por los chestanos.
Al mecanizarse las labores agrícolas y asfaltarse las calles de la localidad, allá por los años sesenta del siglo pasado, esta ancestral tradición cae en un profundo bache. Los motivos son evidentes: por una parte, el censo de la cabaña equina entra en franco retroceso y, por otra, el renovado piso de las calles son más idóneos para pasear, tanto a pie como en coche, que para parar los toros a caballo, por lo que convierte a las “entrás” en un ejercicio muy peligroso. A partir de ese momento los toros son transportados desde el campo en camiones y son corridos a pie por los mozos de la localidad.
Pero en los últimos años del siglo pasado, con la aparición de herraduras especiales de caucho y el empuje de todo un pueblo amante de sus tradiciones, se produce un relanzamiento de las “entrás” de las que son artífices importantes y primordiales un gran aficionado a los caballos vaqueros de esta tierra. El empresario del transporte Abel García Montalt, más conocido en el mundo del caballo como Abel Chovas, y su distinguida y encantadora compañera Maria Ángeles, son el alma mater del resurgir de esta singular tradición chestana. Y no están solos, ya que toda la Corporación Municipal de Cheste (muy especialmente su Alcalde y su concejal de Agricultura y Ganadería y Medio Ambiente) los apoyan y patrocinan, así como innumerables chestanos anónimos amantes del caballo, del toro y de las tradiciones populares de esta zona.
Este año, del 12 al 15 de octubre, Cheste acogió la I Muestra Internacional de Pueblos con Encierros Singulares, un encuentro que reunió a las poblaciones de Medina del Campo, Soria, Vilafranca de Xira (Portugal) y Cheste. Durante esos días se realizaron “entrás” de toros con caballos a cargo de las distintas cuadrillas de caballistas de las poblaciones antes citadas (todas ellas llenas de emoción, riesgo y espectacularidad) que mostraron las distintas formas de entender una misma faena campera y que fueron disfrutadas por un numerosísimo público que abarrotaban las larga calle Chiva y que participaron activamente en el recorrido, hasta dejar encerrados los bureles en la plaza del Doctor Cajal, acondicionada convenientemente para la ocasión con talanqueras y corrales.
Según Lucas Ferrando, concejal de Agricultura y Ganadería del Ayuntamiento de Cheste, “con esta I Muestra Internacional de Pueblos de Pueblos con Encierros Singulares queremos relanzar una de las tradiciones más antiguas de Cheste y darle la importancia que merece tanto por su antigüedad, como por la afición que despierta y la espectacularidad que encierra”.
El sábado por la mañana se celebró el acostumbrado encierro por el campo. Los toros fueron soltados desde unos corrales existentes en la cabecera del río, al sureste de la localidad y situados a unos 7 Km. de Cheste. Aprovechando el cauce del río, que bordea el Circuito de Velocidad, en condiciones de extrema dureza para los caballos y jinetes, los toros son conducidos por numerosos aficionados, tanto de Cheste como de las localidades vecinas. El espectáculo maravilloso de los toros arreando y de los jinetes parando y guiando a la manada nos hace valorar positivamente la gran afición existente en estas tierras a los caballos, a los toros y a los encierros, por lo que estamos seguros que el relanzamiento y afianzamiento de esta secular tradición está asegurado.
Hemos de destacar la peligrosidad del encierro por el campo, dada las malas condiciones del corredero del río por los múltiples obstáculos naturales que tiene (mal piso, enormes cantos y piedras que afloran por doquier, zonas encharcadas y fangosas, pasadas de hormigón, etc.) y acrecentada por los restos que abandonan en los cauces de nuestros ríos nuestra “progresista” civilización, tan falta de respeto y poco conservadora del Medio Ambiente. Este año, el tributo de sangre por los excesos de nuestra “moderna” sociedad, lo pagó con creces nuestro amigo Abel Chovas, extraordinario aficionado, experto en encierros, poderoso jinete, hombre recio donde los haya y sufrido hasta límites insospechados. Su bello y valiente caballo ‘Farol’, castaño de grandes cualidades, al engancharse con una gabilla de hierro, fue derribado y cruelmente corneado por un toro rezagado de la manada y al que su jinete intentaba encelar para agruparlo en el rebaño. La gravedad de las heridas sufridas, a pesar de los intensos cuidados practicados en una clínica veterinaria valenciana, le provocaron la muerte pocos días más tarde. Su jinete, triste por la pérdida de tan gran corcel, se recupera satisfactoriamente de las múltiples fracturas sufridas. Desde aquí nuestro homenaje al valiente caballo y nuestro reconocimiento sentido a su jinete.
Como en años anteriores, el sábado por la tarde se celebró la Mesa Redonda sobre los Encierros, en el salón de plenos de la Casa de la Cultura. Este año contó con la presencia del rejoneador, ganadero y gran jinete Álvaro Domecq Romero, que nos deleitó con sus enormes conocimientos sobre caballos y toros.
Al hilo de estos actos, se ha realizado una completísima exposición fotográfica sobre las entradas de toros con caballos. La interesante colección de imágenes estaba ubicada en la planta baja del Ayuntamiento y junto a las fotografías, estaban expuestos numerosos objetos relacionados con el tema, tanto trajes de luces, capotes de paseo, arreos de caballos como una “badana” que se utilizaba para trasladar al astado hasta el matadero, estirándolo con una cuerda por un recorrido que cruzaba la población y durante el cual los jóvenes de Cheste corrían y rodaban al toro, convirtiendo este acontecimiento en una fiesta de corte muy similar al conocido como “Toro de la Cuerda”.