Hemos preguntado a entrenadores, ganaderos, jinetes, jueces, aficionados y a muchos otros profesionales hacia dónde vamos. Queríamos conocer su opinión, ya que lo que ellos piensen es la base para que mejore el futuro del PRE en el deporte. El seleccionador nacional Jan Bemelmans arroja sus claves.
Las posibilidades del PRE en el deporte
Los caballos españoles han mostrado en varias ocasiones que son perfectamente válidos para el deporte. Desde Atlanta, donde aparecieron por primera vez en unas Olimpiadas, siempre han podido llegar hasta la final. En Sidney, en Atenas y en Hong Kong hemos estado en la final, aunque no la hemos corrido. Son hechos que respaldan claramente la calidad de estos caballos.
La casualidad
Las voces que hablan de una casualidad respecto a los éxitos de los caballos españoles no tienen fundamento. No se puede hablar de casualidad después de haber estado en tres ocasiones en finales olímpicas. Esto demuestra la calidad de los caballos españoles.
Lo que dicen que falta
Cuando se dice que en el PRE faltan fuerza, palancas adecuadas, etcétera, lo que se están dando son excusas. A mi entender no es así en absoluto. El problema de nuestro PRE es que hasta ahora la cría y la equitación en España no han estado orientadas hacía el deporte de la Doma Clásica. En Alemania llevan criando para la Doma Clásica y preparan caballos desde hace cien años. En España, como en otros países, tenemos muchos caballos buenos predestinados para la Doma Clásica, igual que los hannoverianos o los centroeuropeos. Los caballos españoles no tienen nada que envidiar. El único problema es que tenemos que trabajar más y mejor en la preparación de estos caballos, sobre todo, en la preparación básica. Hay muy pocos caballos que llegan al final y esto no es por culpa de los animales sino por su mala preparación.
Preparar un PRE
Para mí, lo más importante es crear la capacidad física en el caballo y una montabilidad básica para poder presentar los caballos en sus aires básicos de la mejor forma. Los caballos españoles aprenden los ejercicios, los apoyos, el piafé, el passage o los cambios sin ningún problema. Las puntuaciones altas las reciben por la realización de estos ejercicios y por la calidad con la que los realizan. Aquí es donde juegan un gran papel los aires básicos. Por ello hay que trabajar correctamente en el desarrollo de los aires básicos. Es el principal problema en España; se practican demasiadas lecciones y no se trabaja sobre los aires básicos. Muchos jinetes en España creen que lo están haciendo y están muy lejos de aproximarse al mínimo necesario. Hablamos de años de rutina.
La preparación de un PRE o de un caballo centroeuropeo es exactamente igual. Todos tienen cuatro patas, un maslo y una cabeza; luego uno tiene más talento y otros menos, pero su funcionamiento es igual. La preparación sigue la Escala de la Formación, no hay diferencia. Mi sistema de trabajo se basa en hacer gimnasia y en crear músculos adecuados, porque sin musculación no hay nada que hacer. Los caballos tienen que ser montados hacía delante y hacia abajo y tienen que dejar caer el cuello desde la cruz en cualquier momento. Se deben estirar hacía delante, hacía abajo, buscando el filete y adoptando una posición óptima de estiramiento. La energía pasa así por el dorso, desde el tren posterior al anterior. Cuanto más se trabaje en esta posición de estiramiento, más productivos serán los aires básicos. El posterior entra más debajo de la masa, permanece más tiempo en el suelo y de ahí viene la gimnasia correcta. Lo mismo ocurre en el alargamiento al trote, cuanto más se eleve delante, más se acorta en el posterior. Hay que dejarlo avanzar hacía delante, hacía abajo, pasando por el dorso, buscando el contacto. Cuando se comienza directamente con la reunión, con elevaciones por delante, le estamos quitando cualquier base para el desarrollo muscular.
El PRE, un caballo tardío
Los Pura Raza jóvenes españoles parecen a menudo muy normales, con poca alzada, sin grandes movimientos. Por eso hay que ser pacientes y dejarles su tiempo, esperándolos, sin avanzar rápido. El mejor momento para que un caballo joven aprenda siempre es a partir de los cinco años. A esta edad es cuando se tiene una buena base. Es muy importante que no exijamos demasiado al principio. Hay que pensar solo en ir hacia delante, en línea recta, dejándoles tiempo para que maduren físicamente y para que desarrollen una buena musculatura. Por otro lado, hay jinetes que olvidan que lo que sus caballos han aprendido equivocadamente no lo olvidan nunca. La experiencia negativa que nuestros caballos experimentan cuando se les enseña determinadas cosas demasiado pronto, es una carga explosiva que se acarrea durante toda su vida deportiva. Si se ve claramente que disfruta con la actividad, es que todo va bien.
Los Campeonatos de Caballos Jóvenes
Es un problema que existe en todo el mundo. Los caballos jóvenes se suelen quemar en los campeonatos. Muchos de estos caballos jóvenes son excelentes y la ironía es que no los solemos encontrar en el deporte grande más adelante, cuando se suponía que iban a estar entre la élite de los mejores. En este sentido, las estadísticas son demoledoras. Los caballos que vemos en el deporte internacional arriba son caballos que nunca han sido presentados en los campeonatos de caballos jóvenes. No se les suele haber descubierto y por ello han tenido la oportunidad y el tiempo de madurar con tranquilidad. Pero esto no es un problema solo del PRE, sino de todas las razas de deporte. Si un caballo tiene la edad de máximo rendimiento entre los diez y los dieciséis años, es absurdo esperar de nuestros caballos jóvenes cualquier esfuerzo antes de los ocho años. Si lo hacemos probablemente no llegaremos a sus mejores años.
Cambios en el PRE
La clave hoy está en buscar un dorso algo más largo. El dorso es el puente que une el tren posterior con el anterior. Un puente corto no puede oscilar de la misma forma que un puente más largo. Muchos de nuestros PRE son tan cortos que cuesta mucho descontraerlos, por eso van tensos. Sería deseable que los ganaderos se centren en un tren posterior bien angulado y en un dorso bien musculado. El dorso tiene que llevar el peso del jinete y dejar pasar todo el movimiento. Con dorsos ahuecados, invertidos, sin músculos, la Doma Clásica no existe.
El aficionado
A veces, el problema es que los caballos muy buenos para el deporte también requieren jinetes muy buenos. Cuando se crían caballos con movimientos excepcionales, suelen ser también muy complicados. Por ejemplo, un ‘Salinero’ o un ‘Satchmo’ son caballos que solamente pueden ser montados por jinetes o amazonas profesionales con nivel olímpico, así que no tiene mucho sentido criar solo este tipo de caballos. Si el ganadero se especializa en la cría de estos caballos top, puede que obtenga uno que llega arriba, pero habrá en la ganadería muchos otros que no serán manejables. Por ello no llegarán a ninguna parte, causando problemas al jinete común, sea amateur o profesional. En este sentido, el Pura Raza Española cuenta con una enorme baza: su extraordinaria cabeza, su manejabilidad y su montabilidad.
El entorno en el PRE
La manutención correcta y la gestión adecuada del caballo son muy importantes. No sirve el mejor jinete del mundo si el entorno, la alimentación, el herraje y el veterinario no son adecuados para el caballo. Cuando se quiere montar en el deporte de alto nivel, se necesita un buen herrador, un buen veterinario, un buen nutricionista, un buen osteópata… No basta cualquier profesional, se requiere un alto grado de conocimiento y de especialización. Todos los profesionales que rodean el caballo tienen que trabajar en equipo, observarlo y analizarlo e intercambiar opiniones frecuentes con el jinete.
En este contexto, lo que más daño hace al PRE hoy en día es mantenerlo a veces como a las gallinas. El caballo es un animal cuyo entorno más natural es una pradera, donde está en libertad, viviendo en la manada, dentro de una jerarquía y donde se puede mover todo el día al aire libre. Quitarlo de la manada, meterlo en el box, luego sacarlo una hora al día y dejarlo durante veintitrés horas parado entre cuatro paredes, no tiene sentido para un deportista. Cuando entramos en una cuadra, debemos preguntar: ¿cuántos prados hay? ¿Hay un caminador, una cinta mecánica? ¿Cuántas horas al día salen los caballos? Entonces sabremos dónde estamos. Las cuadras buenas suelen tener todas estas dotaciones. Si hablamos del “happy horse” no podemos aceptar tan alto grado de cautividad.