Esta vez la misma isla de Cuba, su magnífico mar y un pez endémico único, el Manjuari, son la fuente de inspiración de los maestros relojeros de la firma con sede en Capolago (un pintoresco pueblo al sur de Lugano, en Suiza meridional). A pesar de ser un pez, el aspecto del Manjuari le hace parecer, a primera vista, un cocodrilo. Un ser único, como única quiere ser la creación que ha inspirado a Cuervo y Sobrinos. De origen prehistórico, el Manjuari es un animal símbolo de la isla y desde ahora es también el nombre del reloj de buceo por excelencia de la casa suiza.
De un reloj diver que lleva el nombre de un símbolo del Mar del Caribe, de orígenes milenarias, uno se espera mucho. El Manjuari no es, de hecho, un reloj cualquiera. Se trata de un reloj fuerte, deportivo, capaz de bajar a grandes profundidades. La elección del Manjuari no es casual: se trata de una especie autóctona, a la que todos los cubanos miran con simpatía y respeto. Su especial silueta, está grabada en las monedas de un peso de la isla, la misma grabación que Cuervo y Sobrinos ha querido para el fondo de caja de cada reloj Manjuari.
Eligiendo un símbolo cubano para dar el nombre a una de sus creaciones, Cuervo y Sobrinos ha asumido una gran responsabilidad. La casa suiza ha establecido criterios técnicos muy altos para la realización de este reloj. Los resultados están a la altura de las expectativas. El Manjuari cuenta con características técnicas y estéticas de vanguardia: una caja modular en acero, titanio y caucho, altas prestaciones de estanqueidad (1182 pies= casi 600 metros, donde el 1882 quiere subrayar el año de fundación de la marca), corona a rosca, máxima legibilidad y movimiento con doble huso horario. Un reloj símbolo que transmitirá una emoción única al que lo lleve.