Tras describir en los números anteriores el proceso de doma de un potro desde sus comienzos, mes y medio atrás, en esta ocasión el capítulo está dedicado a las tareas que deben realizarse posteriormente para que culmine con total éxito. El artículo, firmado por el reconocido ganadero y rejoneador Gregorio Moreno Pidal, comienza describiendo sus sensaciones en la jornada 47 de todo este proceso: “Me monto directamente en el picadero, doy paso, procurando alargarlo lo más posible, la cabeza la lleva bastante alta, tranquea muy bien, pasa la huella de la pata unos 30 centímetros por delante de la huella de la mano. Parada y salida, hago varios ochos”. ¿Quieres leer el artículo completo? suscríbete a la edición impresa aquí:

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