Conviene recordar que las tres clases de ayuda que el jinete debe emplear en la doma de su caballo son las piernas, el asiento, las manos y su correlación mutuas.
Yo añadí una cuarta ayuda: la “serenidad mental”. Ahora añado una más, la de cuando éramos niños pequeños y nos agarrábamos al borrén de la silla para más seguridad y nos decían: “Niño no te agarres a la quinta rienda”.
Ahora por lo visto nos ha nacido una sexta ayuda: la de la sangre.
La R.F.H.E. prohibe en el reglamento de sus diversas disciplinas el maltrato al caballo participante, pero por lo visto hay jinetes que no se han enterado, por muchos concursos que hayan ganado. Donde hay sangre, hay castigo, no podemos decir que hay doma. Se tiene que instruir al caballo por las tres ayudas principales: piernas, asiento y manos; teniendo en cuenta que la ayuda de la pierna nace en el asiento, o mejor dicho, en la cadera del jinete.
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Texto: Redacción.