Valdesevilla cuenta quizá con el mejor corredero de Extremadura, un piso estupendo sin piedras ni hoyos, la distancia adecuada del corral de manejo al cuadrilátero, una cuesta arriba para hacer la becerra, donde se vea la pericia del amparador para medirla, y una cuesta abajo, donde la becerra toma aire suficiente para entrar en el cuadrilátero, con la fuerza y pies para que tengan emoción las echadas. Allí, se corrió el I Campeonato de Extremadura por Equipos, organizado por la Asociación de Garrochistas de Extremadura, en el que han participado las colleras más significativas del país hermano, siendo un total de 21 colleras.
Estuvo presidido por María del Mar Terrón auxiliada por Esther Massot; siendo ganado por el equipo formado por Manuel Moreno Cuellar y los portugueses Fernando Couceiro y Joao Augusto Moura. Destacaron las colleras de Eugenio Cubino y Morales Aguas; Moreno Cuellar y Couceiro; Grajera Celdrán y Díaz Hidalgo; y Gómez Núñez con Barrosos Gata. No pudo correr la collera formada por Morcillo Albarrán y Gragera Torres, por tener Morcillo una extensión ligamentosa en la mano derecha. Como ya es tradicional en la casa, nos atendió como siempre la familia Cubino y el presidente de la Asociación Paco López Habela y su mujer María Calderón.
Las damas amparadoras
El segundo día, la Copa de la Liga Lusitana por Equipos, se celebró con 24 participantes. En esta ocasión estuvo presidido por Rosa Ledesma amparada por dos jóvenes agraciadas portuguesas. Siendo ganada por el equipo de Miguel Moreno Zapata, Pedro Capea y el portugués Ricardo Tavares. A esta liga pertenecen los practicantes extremeños más forofos de este noble arte, incluidos una concurrente presencia de varios matadores de toros españoles que le han tomado el gusto a la garrocha, y como cada vez, por desgracia para la Fiesta Nacional, hay menos festejos, torean menos y tienen más tiempo para practicar esta bonita y apasionante faena. Este Campeonato se organizó por la Liga Lusitana, resultado de la buena sintonía en el anterior concurso. En cuanto a las condiciones de manejo, querencias y estado del corredero, así como la organización de Eugenio Cubino, fue impecable. Es curioso pero en esta Liga Lusitana, compiten algunas damas como amparadoras de sus maridos o enamorados. En deferencia a estas jóvenes sí voy a dar los nombres de ellas; la primera y que lleva quizá más de seis años amparando a su novio y actual marido Fernando Couceiro es María Caetano, una de las concursistas más importantes de Doma Clásica de Portugal; Ana Costa ampara a su hermano Vasco; y Rita Torres que ampara a su marido Bernardo Moura.
Los portugueses en el Acoso y Derribo
Los jinetes portugueses, por tradición, han sido siempre más habilidosos con los equinos que nosotros. Yo creo que es debido a que, cuando el Rey Felipe II, se proclama Rey de Portugal, les quita los barcos y prohíbe la Cría Caballar, que eran las dos fuentes principales de desplazamiento y movilidad para las Conquistas y la Guerra, con lo cual dejan de navegar para descubrir nuevos mundos y sin caballos no pueden guerrear contra nosotros, que somos sus linderos naturales, suministrándoles con cuentagotas los barcos y caballos. Pienso yo, que ellos, al tener poco material equino, tienen que esforzarse en sacarle el máximo rendimiento a la cabaña existente, con paciencia y sabiduría tienen que hacer de un penco, un caballo medio, en condiciones para su uso y manejo. Nosotros, mientras tanto, como éramos en ese tiempo la Nación más rica del Mundo, importábamos y teníamos las mejores razas equinas, tanto para la guerra como para la silla.
Allí hay bastante afición a las pruebas de Campo Abierto, en el manejo del ganado hacen infinidad de suertes como abrir porteras y cerrarlas, saltar obstáculos en el campo, recorridos con vueltas y revueltas, tanto a galope como al paso, llevar una res amparada por unos cabestros, subir un terraplén y bajarlo de un salto. Obstáculos que te pueden surgir en cualquier momento durante el manejo campero del ganado… Por tanto, la mayoría de estos garrochistas han practicado y concursado en estas faenas camperas tanto en su país como en Europa, donde hay varios estados que son practicantes de esta especialidad, en la que el caballo tiene que estar muy sometido y a la mano para hacer todas estas complicadas y bonitas suertes. Así que para ellos no ha sido nada complicado el Acoso a Campo Abierto con sus condicionantes del Reglamento.Los portugueses, que como he dicho son habilidosos y no son tontos, han descubierto en los concursos que con el ganado manso, en sitios donde tengan espacio para darle carrete a la res, antes de entrar en el cuadrilátero, la cansa y llega, no hecha, sino apagada, se ponen casi vertical a la res, apoyan la puya, espolazo y suelta la cara, y res al suelo.
Echando la vista atrás
En el primer concurso, le tocó en suerte a un torero abrir plaza con una becerra limusina, ¡claro! cuando llegó antes de entrar en pista, se volvió de lo agotada que venía, pues hacía bastante calor. Entonces fue al jurado a pedir vaca de nuevo, porque se había embrocado, “la presidenta del jurado le dijo que «no se ha embrocado se ha cansado; una cosa es cansarse y otra embrocarse y tú, por tu oficio, eres el menos indicado para hacer esta petición». Además, esta forma moderna de derribar al ganado manso (el bravo no admite este sistema) alivia mucho al caballo y al jinete, ya que el caballo tiene que empujar menos y el jinete apoya tranquilamente el palo y la vaca al cogerla casi verticalmente, pesa menos y se derrumba con más facilidad. El jinete va completamente derecho y erguido en el momento de realizar la suerte, como casi siempre entra al trote o al galope corto, parece un coracero acompañante de las Carrozas Reales Inglesas. Como vivimos en una sociedad de ganadores, lo importante es ser siempre el primero a costa de lo que sea, aun perdiendo las buenas formas, la calidad y la emoción de estas faenas. Yo como aficionado viejo que soy, prefiero ver un buen marronazo a una res en velocidad un poco al hilo, que una caída descafeinada a una res parada. En los concursos que hay por esta zona, como se practica en fincas de grandes extensiones, siempre hay espacio para dar «carrete» a la res. Pongo por ejemplo el de la «Jara» que todos los años organiza el buen y viejo aficionado Pepe Torres, y digo viejo porque somos «quintos», como dice por aquí la gente del campo. Nunca se le daba carrete a la res hasta hace unos pocos años cuando empezaron estos modernismos aliviadores. Se corría directamente y más de alguna collera pasaba de excursión, porque no podía o porque era más conservador y no quería llegar.
En el concurso del Campeonato de Badajoz que se organiza todos los años por el mes de junio en la Feria de San Juan, como está ya en zona casi urbanizable se ha ido acortando cada vez más. Ya no hay sitio ni espacio para dar «carrete» y ahí los garrochistas portugueses actúan sin el carrete y llegan perfectamente al ganado, que es siempre grande y pesado en velocidad, haciendo un buen papel y quedando el listón alto entre los primeros. Hay un grupo de garrochistas importantes, Fernando Couceiro que es el que más tiempo lleva en estas lides, Joao Augusto Moura, Vasco Costa, Ricardo Tavares, Rui Vacas de Carvalho y Bernardo Tavares Moura. Para hacer estas faenas ahora hay mejores caballos que nunca, aunque en esta disciplina siempre se han usado caballos Tres Sangres, ahora hay muy buenos caballos Lusos-árabes, con buen carácter, fuertes, con huesos que cruzados con nuestras yeguas AHá, dan buenos resultados. Antiguamente, los garrochistas arriesgaban más aun teniendo un campeonato ganado y quedándoles todavía una echada. No pasaban el palo por alto.
Recuerdo en dos campeonatos de Badajoz, uno a Mariano Fernández Zumel dar la tercera echada expuesto a un marronazo y perderlo; y a Luis Guardiola en otro de Badajoz hacer la misma operación cuando lo tenía ganado, cogiendo la vaca a punto de salir del cuadrilátero y caerla a los trancos porque no tenía espacio ni velocidad para hacer la suerte, que perfectamente podía haberla dejado salir. Luego el garrochista que con más fuerza, velocidad y soltura he visto entrar a la vaca sin importarle el volumen y el peso ha sido Huberto Domecq Ibarra habiendo sido unas pocas de veces finalista en el Campeonato de España y que por falta de suerte nunca lo ha logrado. Si en la Garrocha falta emoción, falta todo, pasa como en el toreo tanto a pie como a caballo. Y la emoción tiene que reunir dos parámetros fundamentales VELOCIDAD + PESO = EMOCIÓN. Lo demás son monerías.
Texto: Juan Luis Morales / Foto: Juan Antonio Caro