Según decíamos todos, y principalmente los aspirantes a la presidencia, para sacar a nuestra asociación de un letargo que duraba demasiado. La primera medida a tomar fue conseguir un consenso entre dos de las tres candidaturas que aspiraban a la presidencia. La tercera candidatura anunciaba entrar en la casa como elefante en cacharrería, según decían, para acabar con las malas costumbres creadas durante los últimos años.
El objetivo de aquel grupo, desde el primer momento, fue el de unir esfuerzos. Para, de forma moderada, modernizar las estructuras de ANCCE, sin crear cismas ni prescindir de personas competentes, que tienen sobradamente demostrada su valía y capacidad para que esta asociación sea una entidad modélica y capaz de unir y agrupar a una gran mayoría de ganaderos. Siempre, claro está, que se trabaje con objetivos claros y se exijan los correspondientes resultados de la gestión de cada uno. No había que hacer nada especial, solo lo que hace cualquier empresa privada que no dependa de las subvenciones de la administración.
Por nuestra parte, una vez conseguido el primer objetivo de unir a las dos candidaturas, elaboramos un programa ambicioso, ilusionante y posible de llevar a cabo, tanto es así que la mayoría de nosotros llegamos a creer que sería el momento ideal para el relanzamiento de una ANCCE moderna, competitiva y con puertas y ventanas abiertas a sus socios. Digo varios, y lo digo consiente, porque de haber sido todos, otro gallo nos cantaría, o por lo menos algún gallo quedaría en el corral, ¡que no es el caso!
Un buen número de socios entendió nuestro mensaje y votó a la candidatura del cambio, y es justo decir que los primeros 10 meses el equipo elegido con el presidente Tirado a la cabeza puso en marcha varios de los proyectos prometidos en el programa electoral, especialmente los referidos a la trasparencia informativa, la atención al socio y el control de la economía de la asociación.
Espero que algún día el mismo presidente Tirado, impulsor de todas aquellas medidas, explique por qué decidió atrancar la puerta y cerrar el paso a todos sus colaboradores, para seguir con el mismo letargo que tanto criticó durante su campaña, letargo o estancamiento que, aunque parezca que fue ayer, ya dura una década.
Que nadie se alarme si ANCCE aparece en el Libro Guines, batiendo el récord de bajas de un Comité Ejecutivo. Nunca en su historia se había producido un fenómeno de estas características.
Cabe esperar que a día de hoy, cuando faltan pocos meses para las elecciones, en alguna botica se esté preparando el antídoto que ANCCE necesita, eso sí, esperemos que el aire sople de otras nuevas latitudes para que arrastre los virus de una gripe que dura demasiado.
Texto y Fotos: Pedro Conesa – Criador PRE