Un día cualquiera de abril de 2016, como tantos otros había hecho antes, el cowboy profesional Brady Jandreau se disponía a hacer lo que mejor se le daba: levantar los vítores y las ovaciones del público en un día de rodeo como otro cualquiera. El joven se subió a su caballo que, desbocado, le puso a “danzar” sobre él, pero el fatídico destino quiso que, aquel día, se le enganchase el pie en un estribo, cayese al suelo y el animal le pisase la cabeza. Fue trasladado al hospital de urgencia con una fractura craneal, pero los médicos lograron salvar su vida. Sin embargo, le dejaron claro que sus tiempos como jinete de rodeos habían terminado.
Además del argumento de la aclamada The Rider, que ya ha llegado a los cines españoles, la historia de Jandreau –que en la cinta, se apellida Blackburn– es tan real como la vida misma. Y la protagoniza el propio joven vaquero, acompañado de su padre Tim, su hermana Lily y su mejor amigo, el cowboy Lane Scott, discapacitado tras otro grave accidente que sufrió en un envite. Todos ellos se interpretan a sí mismos en la cinta que presenta en España la cineasta Chloé Zhao (Pekín, 1982) y que retrata la realidad del Lejano Oeste de Dakota del Sur. “Quería contar una historia real, que solo podía explicar a través de gente que realmente sintiera el wéstern”, explica la directora a ABC.
Zhoe y Jandreau se habían conocido un año antes, cuando la cineasta acudió a un rancho para grabar algunas secuencias de su primer largometraje, Songs my brother taught me, que tuvo un notable reconocimiento en los festivales de Cannes, Sundance, en los Spirit Awards y que fue premiada en Jerusalén y en el American Indian Film Festival. En aquella finca, Jandreau trabajaba como cuidador de caballos, y por alguna extraña razón, Zhao quedó prendada de él. “En cuanto conocí a Brady, sabía que quería hacer una película con él. Y cuando se lesionó, supe que había llegado el momento”, reconoce la directora. Cinco meses después de la fatalidad que casi le cuesta la vida, ya estaban rodando el filme, que con una fotografía espectacular desgrana una historia que tiene mucho de realidad.
Protagonistas “no profesionales”
Zhao pone en valor el trabajo de intérpretes “no profesionales” en su cinta. “Para esta película, no podía encontrar mejores actores que estos. The Rider está inspirada en sus propias vidas, por lo que era fácil conseguir que se metieran en la historia y lograr un alto índice de autenticidad”, explica la directora sobre sus protagonistas. “Es impresionante ver cómo se muestran ante la cámara. En este caso particular, lo hacen incluso mejor que los actores profesionales, porque han puesto una emoción y un sentimiento que son fundamentales”, agrega.
Argumentos para ratificar sus palabras no le faltan. Ganadora del premio especial CICAE del jurado en Cannes, de la Espiga de Plata en la Seminici de Valladolid, premiada en los Festivales de Hamburgo, Atenas, Estambul, Reykjavik o Sarasota y nominada a cuatro premios en los Spirit Awards, The Rider, que ha sonado incluso como candidata al Oscar, se presenta como una de las cintas independientes del año y que ha reafirmado a Zhao como una de las cineastas del momento. “Quería estar segura de que mis dos primeras películas se amoldasen a la perfección a lo que quería contar, y tener total libertad para poder llevarlas a cabo”, expresa la directora, que reconoce que “estuvo años y años” buscando financiación para Songs my brother taught me, su primer filme.
Presupuesto muy limitado
Una cinta para la que, por cierto, también contó con actores amateur. “Nunca he tenido mucho dinero para rodar. He hecho mis dos películas con un presupuesto muy limitado, con apenas unos pocos cientos de miles de dólares”, confiesa la creadora. “He tenido que hacer ambas con un grupo de trabajadores muy limitado, teniendo que rodar en muchos lugares de manera gratuita, gracias a la amabilidad y hospitalidad de la gente”, añade la cineasta.
Pese a que sus dos primeras cintas hayan puesto de moda su nombre en la cultura cowboy, lo cierto es que el género nunca ha sido el preferido de Zhao. “La verdad es que solo había visto dos western antes de hacer The Rider”, admite entre risas. “Ha sido después cuando he empezado a ver más cine de este tipo”, agrega. Un estilo en el que también se ha prodigado un cineasta que otrora fue un referente del cine independiente, Quentin Tarantino. “Es un auténtico genio. Su primera etapa es brillante. Reservoir Dogs y Pulp Fiction son obras maestras”, recalca Zhao.
Scott Lane y Brady Jandreu, en «The Rider» – ABC
La directora, que estudió ciencias políticas en su juventud, se muestra “fascinada” por la acogida que está teniendo su película. “Solo quería mostrar la historia real de un chico joven durante un periodo específico. Mostrar su vida después de su accidente, cómo se siente al tener que dejar de hacer aquello que más le gusta”, manifiesta. En un momento de la cinta, uno de los amigos de Jandreau explica a la perfección la esencia del filme. “Tiene que ser duro dejar de hacer aquello que amas, pero tienes que intentar seguir adelante. Si no, te comerá por dentro”.
Porque al final la vida es eso, “seguir adelante”. Ese es el mensaje que deja en el aire The Rider. “La vida sigue, aunque tus sueños se rompan. Hay un sentimiento de dolor que marca tu identidad, pero no hay nada que puedas hacer para limpiarlo. Solo te queda vivir con él, imponerte”, puntualiza la cineasta, que se deshace en elogios hacia Jandreau. “Hace solo dos años, Brady estuvo a punto de morir. Y ahora, es portada de la Cowboy and Indians Magazine, una de las revistas más importantes entre los vaqueros del Viejo Oeste”, refrenda la cineasta.
Texto: Álex Jiménez – Play Cine ABC
» width=»560″ height=»314″ allowfullscreen=»allowfullscreen»>