Diez años justos han pasado desde que Zarkava fuera la primera tres años desde los años 80 en ganar el Arco. Y se dijo entonces, cuando la portadora de la casaca del Aga Khan se retiraba imbatida, que no veríamos en muchos años un purasangre como ese en Europa. Pero solo un año después conocíamos a Sea The Stars, al que siguió Camelot, un tal Frankel, Treve… incluso conocimos por nuestro continente a la inmaculada Black Caviar. Pues parece que la cosecha no ha terminado porque Enable, solo una vez batida en toda su carrera, puede encuadrarse en la división de estas leyendas.
Concentración máxima de Lanfranco Dettori en el paddock antes de salir a la pista
El Arco 2018 lo encaró con una sola salida preparatoria, una clara desventaja, pero con el beneficio de la ausencia de elementos de enorme rivalidad (Masar, Poet’s Word) y un cajón de salida muy a favor de la estadística. Fue clara favorita en apuestas, y los que la seguían en favoritismo recibieron todos cajones muy exteriores, un serio hándicap. La estrategia de carrera –como siempre en esta multitudinaria prueba- se tornaba fundamental y con el genio Dettori en la silla el trabajo fue ejecutado con eficacia. En tercera posición durante todo el recorrido, detrás de los animadores de Ballydoyle, llegó a la recta final en posición acomodada y lanzó su ataque sin obstáculo alguno por delante. Pudo tomar la punta y acogerse al apoyo del rail y poner en funcionamiento su extraordinaria velocidad. Y de ahí a la meta.
Así ha quedado la pradera posterior a la meta en el nuevo diseño del hipódromo de Longchamp
Todo lo contrario ocurrió con la segunda favorita, la también yegua, esta de 3 años, Sea of Class, que saltó desde los cajones por todo el exterior y se vio obligada a hacer toda la largada en los últimos puestos, hasta que llegada la recta final se puso a buscar huecos para ir adelantando. Su clase no está solo en su nombre, su remate fue brutal, y no tuvo demasiados problemas de tráfico (aunque un pequeño parón para eludir a Tiberian quizá le costó la victoria). Pero remontar tanta distancia a una yegua como Enable era casi un milagro. Sus últimos doscientos metros fueron lo mejor de la carrera pero en el historial solo cabe uno.
La celebración de la victoria en la propia pista, frente a la meta
Haber sido testigos en la presente generación de un jockey como Dettori y un propietario como Khalid Abdullah está siendo un placer y ambos han entrado en la historia de esta prueba parisina, con la sexta victoria del jockey italiano –nadie ha ganado más- y también la sexta del propietario saudí, en su caso empata al mítico Marcel Boussac.
Texto y Fotos: Jesús de Miguel – Experto en Turf