En la Finca de los Alburejos, la familia Domecq goza de un lugar emblemático, conviviendo con el toro y el caballo, simbiosis precisa para sentir e interpretar la Doma Vaquera. Las paredes de este templo campero parecen una enciclopedia temática del caballo, donde se reafirman sentencias imprescindibles para todo jinete, sea su condición la pista o el campo.

Allí, Álvaro Domecq Romero recibió al equipo de Trofeo A la Vaquera, para brindar una entrevista sobre aquella Doma Vaquera de la que él resultó campeón, en 1973, y que perpetuó en el emblemático espectáculo “Cómo bailan los caballos andaluces” (REAAE) y sobre los cambios que han acontecido desde entonces.

Deja una cosa clara: “la flamencología” intrínseca a la disciplina. “Es un baile, un baile flamenco, que necesita del hombre, pero también del caballo, que tiene que ser flamenco. Si unimos esas cosas, creo que se crea una Doma Vaquera”.

Respecto a la REAAE, institución en cuya historia tiene tanto que decir, Domecq reconoce que los anteriores directores “no le hicieron ningún favor a la Real Escuela”. “Hace poco han puesto a uno nuevo, que el otro día me vino a ver. Le conté la historia de la Real Escuela. Los anteriores ni me preguntaron”, añade.

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