«Extranjero por nacimiento, el destino quiso que llegaras a volverte mexicano y calificar para representarnos en los XXII Juegos Centroamericanos. Todo quedó en sueños, ilusiones, planes sin realizar. Qué inoportuna tu partida. Qué gran tristeza nos embarga, cuánta rabia y frustración nos causó tu tan desafortunado accidente a menos de 20 días de tu cita en las pistas de Xalapa. Desde potro, tenías una gran belleza, eras un torbellino. Gozabas de no muy buena reputación, pero con paciencia, constancia, cariño y dedicación te convertiste en un compañero leal y admirable. ¡Ya galopas en el cielo de los grandes, en el cielo de los campeones! Gracias por tocar nuestras vidas».