Un caballo de campo debe ser:
- Simétrico: con volumen y peso medianos, de 425 a 500 kilos. Todas las medidas equilibradas, longitudinales, trasversales y verticales.
- Estructura: Fuerte, ágil, de acción baja, larga y desenvolvente.
- Temperamento: Vivo, enérgico, nunca histérico ni linfático.
- Cabeza: Ligera, seca y descarnada, frente ancha, ojos vivos, orejas medianas, derechas y expresivas.
- Cuello: Proporcionado, ancha la base y fina la unión con la cabeza, musculoso y flexible.
- Cruz: Destacada y musculosa, que se note. Las espaldas muy oblicuas.
- Pecho: Profundo desde la cruz al esternón, con mucha cincha y cerca del suelo.
- Dorso: Corto y recto.
- Lomo: Ancho con mucha musculatura, más alto que las vértebras.
- Grupa: Un poco oblicua, larga desde la cadera hasta el isquion, muy musculosa.
- Extremidades: Fuertes, aplomadas; antebrazos y piernas: largas y musculosas; rodillas y corvejones: largos, anchos y profundos; cañas: cortas y anchas.
- Tendones: Fuertes, destacados, separados del hueso sin que se estrechen debajo de la rodilla.
- Cascos: Iguales vistos de perfil, 45º. El doble en pinzas que en los talones. En los posteriores 55% a 60%.
- Cuartillas: Medianas, tirando a cortas.
- Alzada: De 1´50 a 1´70, mejor de 1´60 a 1´65.
Corazón
Lo que llamamos “corazón” es lo verdaderamente importante. Hay muchos caballos más o menos defectuosos con un corazón que suple sus defectos, y los hay casi perfectos que no sirven para nada.
¿Qué es el corazón? La suma de cualidades morales (en términos ecuestres), ir hacia adelante, buen temperamento, darle gusto al jinete.
Este estilo de caballo es el único del que se puede hacer un atleta, puede ser un purasangre o un cruzado con purasangre.
Teniendo en cuenta el peso del jinete y la montura, con un promedio de 75 kilos, el caballo debe pesar cinco veces más, como mínimo 375 kilos (un jinete de 100 kilos=500 kilos de caballo).
Jinete y caballo se complementan al máximo nivel
Anglo-hispano
Es el caballo ideal para las faenas de campo. Es ligero, fuerte y rústico, alcanza a un becerro fácilmente, llega a una liebre casi con los galgos, y gran parte del año come del campo sin desmejorarse.
Anglo-árabe
Es, sin duda, el mejor caballo de Raid. Si miramos atrás, en todos los raids importantes veremos que una gran parte son Anglo-árabes. Para el campo, si están bien domados, son una delicia, son menos rústicos que los Anglo-hispanos, pero a un jinete exigente le va mejor.
Anglo-hispano-árabe
Es más o menos como los dos anteriores, de yeguas Hispano-árabes y purasangre, es decir, con un 50% de purasangre, 25% de árabe y 25% de español. Estos tres cruces, con más o menos de cada raza, son los caballos que hemos montado siempre y que nos han dado tantas satisfacciones.
Anglo-argentino
Tiene dos tendencias: con menos de 1´58, se emplean para el Polo; con más de 1´58 se emplean para otros deportes. Son muy buenos para el campo, raids y, en general, para todo lo que el cliente quiera. Tardamos algo en adaptarnos a ellos, pues la doma argentina es diferente a la nuestra.
Purasangre
Es el rey de los caballos de deporte. Si encuentras uno que no esté cojo y tienes dinero para comprarlo, cuidarlo y paciencia para domarlo, vas montado en una máquina impresionante. Cualquier cosa que le pidas, lo hará con más facultades que ningún otro caballo. No tiene ningún sentido del ganado, esto parece una tontería, pero si alguna vez andas con ganado montado en un purasangre, te darás cuenta de que algo pasa. Para raids tiene los cascos muy endebles y se duele de todo en caminos duros.
Árabe
Es muy bueno para raids, sobre todo de distancias largas, es problema principal es su tamaño.
De todas las demás razas, puedo escribir por lo que he leído, y aunque he montado algunos, no tengo experiencia suficiente como para dar mi opinión.
Todo esto son generalidades y siempre hay ejemplos de magníficos caballos en todas las razas. Conocí a un yegua buenísima de raids, que tenía un 25% de percherón; caballos españoles buenísimos, acosando; en fin, que vale más el corazón que el físico. Pero en los potros ves el físico, el corazón se va haciendo entre el que tiene el caballo y lo que pone el domador.
Texto: Gregorio Moreno Pidal – Libro editado por Lettera «Doma de Campo» / Fotos: Redacción