El proceso
En algunos ámbitos es complejo practicar una medicina holística en veterinaria, aunque esta esté produciendo buenos resultados, como el caso que relata nuestra colaboradora Anahí Zlotnik a continuación
Hace unos años, atendí a una zaína de siete años, calzada de las cuatro extremidades hasta el nudo, que tenía una fisura en el miembro anterior derecho desde hacía varios meses. Se asustaba cuando la trabajaban a la cuerda, y se iba al lado del entrenador a quien le relinchaba. Había sido mal domada y se sentía insegura.
Hay en algunos humanos una ansiedad para ganar dinero, por la cual, en vez de seguir la naturaleza del caballo, lo “apuran” para venderlo rápido y, si es un caballo capaz y talentoso, lo exigen sin que el animal pueda hacer su proceso orgánico de evolución y aprendizaje. A la larga, esto genera animales inseguros, tímidos, a veces excitados o incluso agresivos, con tendencia a lastimarse o animales arruinados físicamente.
La yegua estaba ansiosa, era tímida, hermosa, con dificultades para adaptarse al nuevo lugar en donde se encontraba: extrañaba. La región esternal estaba muy sensible así como la línea media abdominal, mostrando dificultades al ser cinchada, -probablemente la deben haber ahogado durante las primeras cinchadas- y avisaba amenazando con su boca, cuando se acercaban a la zona de la cincha.
Es tan necesario prestar atención cuando expresan este disgusto, pues lo más probable es que estén tensos por miedo al ahogo, por dolor, por rigidez, en síntesis y, sobre todo, por falta de atención de los humanos.
Es básico mantener suave y flexible la zona del esternón, las costillas, las esternebras y el lomo, y no siempre se le da la importancia que se debería, pues al igual que en el humano, nuestro esternón es la conexión de nuestro corazón y pulmón con el exterior. Y la región del intestino grueso puede estar en relación con esta región.
Consultas que hacen mejorar
En esta primera consulta la yegua mejoró luego de la Terapia Manual que recibió en toda la región esternal y torácica. Se sorprendieron de un resultado tan rápido.
Estos son los apuntes que hice durante la consulta: «Se molesta, estira el cuello, saca la lengua, también la saca cuando, montada, le tiran de la boca. Tos alérgica tratada con autovacunas y Decadrón. Es grandota, de alrededor de 1.75 y de ojos chicos. Se espanta cuando cambia de entorno, o por la presencia de perros, o si cortan el pasto, o si ve una bandera o cartel. Tal vez el tamaño de sus ojos, podría haber influido en que al tener menos espacio visual, necesitara más tiempo para acomodarse y poder ver con calma».
Comentó la amazona que fue fácil ayudarla a bajar el cuello, pero le costaba ir a contragalope y que se olvidaba de su miembro posterior derecho, pero que si la tocaba, se acordaba, y que “si la trabajan contenida, trabaja bien. Si no, se destartala”.
La atendí poco tiempo, porque el ambiente era demasiado cerrado a este enfoque y si bien mostraba alguna molestia o un poco de dolor, actuaban tapando los signos y síntomas con medicación química innecesaria en ese momento, sin esperar el proceso orgánico de mejoría.
En la segunda consulta, pude profundizar la Terapia Manual y ayudarla con remedios Homeopáticos que fueron disminuyendo dolores antiguos. Pero, a pesar de esta mejoría, la volvieron a infiltrar por si acaso, incluso hasta los garrones, de modo que obstruyeron el proceso de recuperación fisioterapéutico que era más lógico y más adecuado a la necesidad de la yegua.
No hubo por parte del entorno intención de comunicación ni de trabajar en equipo, y esta es una de mis frustraciones, saber que se puede mejorar la situación, pero para que esto ocurra, tiene que haber un interés real, en el cual es necesario que la gente relacionada a la situación del animal ponga algo de sí. Pareciera que algunas personas piensan que lo económico es el único factor en la curación de un animal y se pierden de aprender lo que es un proceso de acompañamiento y aprendizaje que puede brindar un camino de rehabilitación real y duradero.
Con estos casos aprendo mucho de lo que no hay que hacer, de la paciencia, de mis expectativas, de aprender a ver lo real, del perdón y de los límites. Son momentos conflictivos porque quiero a mis pacientes, pero al mismo tiempo observo que si no hay un ambiente terapéutico, o si hay mucha tensión, la energía curativa no llega.
La yegua tenía una conducta inestable, probablemente consecuencia de un ambiente hostil e intolerante. Por esta situación, comía cualquier cosa. De noche estaba inquieta, caminaba toda la noche, manoteaba, mordía la pared. Pobrecita, estaba desesperada. Era claustrofóbica, con miedo a la oscuridad y miedo de noche. Nuevamente le dieron químicos, porque le dolía el miembro posterior izquierdo.
Ella solo necesitaba protección, guía, cuidados y un ambiente pacificado. Pero aparentemente la hicieron trabajar con dolor. La volvieron a infiltrar.
Las personas que no entienden de procesos y terapias no invasivas, se asustan cuando no pueden controlar, o, les resulta un espejo y no pueden tolerar ver sufrimiento, vulnerabilidad, debilidad, fragilidad, inseguridad y necesidad de protección. Verse en el espejo asusta.
¿Puedo hacer algo?
En medio de ese conflicto surgió un remedio llamado Kali Carbonicum, que, a pesar de la necesidad de contacto, no trata bien a los que se acercan. Ella contraía la lengua, la protruía, la ponía entre los dientes. Y de noche, estaba inquieta y tenía claudicación en la cadera izquierda. Síntomas que cubría Kali Carbonicum y que recibió cuando ya estaba alejándome de la situación por la frustración que se producía.
Supe que a pesar de la oposición ambiental, este medicamento la mejoró en un 70 %. En esa última etapa, tampoco podía hablar directamente con el humano, que no aparecía. Le envié un email para recomendar algo para la yegua, no tuve respuesta y se olvidó de pagar…
Foto principal: Vânia Rodrigues
Texto y Foto: Anahí Zlotnik MedVet – MP 4746 / Telf: +54 9 11 5977 7873 / Redes Sociales: Anahí Zlotnik