Gracias a un buen control del balón, España se ponía por delante en el minuto siete y finalizaba la primera parte con un resultado de cuatro goles a dos a favor.
Ya en la segunda mitad y a falta de casi un minuto, la ventaja era de dos goles (5 a 7), pero en cuestión de segundos los árbitros pitaron una dudosa P1 (máxima penalización) que permitió a los franceses acortar distancias con un gol y, en instantes posteriores, lograr el empate.
En el gol de oro, el balón entre dos fue para Francia, que conseguía así la victoria más difícil que ha obtenido nunca.