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La autoconfianza y el éxito deportivo

La autopresión

La Psicología Deportiva es una rama de la psicología que estudia los fenómenos psicológicos de los deportistas. Su objetivo principal es configurar técnicas y herramientas que permitan al atleta alcanzar un rendimiento deportivo y psicológico óptimo. Estudia cómo, por qué y en qué condiciones los deportistas, entrenadores y espectadores se comportan de la forma en que lo hacen, así como también investiga la mutua influencia entre actividad física y la participación en el deporte y el bienestar psicofísico, la salud y el desarrollo personal. De todo ello nos hablará la psicóloga deportiva de Alto Rendimiento y Desarrollo de Atletas, Sabrina Rodríguez

La autoconfianza es crucial para un exitoso rendimiento deportivo. Se trata de la creencia razonable de que somos capaces de alcanzar nuestros objetivos victoriosos. Me atrevo a decir que la confianza en uno mismo es la competencia psicológica fundamental para el desarrollo deportivo, especialmente, para niños y jóvenes. Una persona segura se puede motivar más fácilmente, puede obtener un mayor control emocional y lograr resultados favorables en el momento de la competencia, puede aprender más fácilmente a concentrarse y puede tolerar mejor las frustraciones. La autoconfianza contribuye al equilibrio de variables como el estrés y la ansiedad, muy habituales en el deporte.

Se puede decir que la autoconfianza es una expectativa, el pensamiento subjetivo de un individuo sobre la realización de tareas en general o específicamente. Los jinetes que confían en su habilidad y experiencia para enfrentar las demandas de la competición y que se centran en su desempeño son aquellos que alcanzan sus objetivos deportivos, mientras que quienes se autocuestionan y se enfocan demasiado en los resultados, generalmente, se quedan en el camino.

Nadie está 100% seguro en todos los roles que desempeña en la vida. Cualquiera puede desarrollar la confianza en sí mismos, algunos ya han aprendido a tener confianza de forma natural a través de sus experiencias. La confianza en uno mismo es un componente esencial para cualquier deportista independientemente de su edad. En las categorías de base, la autoconfianza juega un papel aún más importante a medida que los jóvenes se desarrollan y las experiencias positivas en el entorno deportivo ayudarán en su madurez emocional y psicológica. La baja confianza puede ser fatal para un jinete joven. El talento no lo es todo, ayuda mucho, sin embargo, la confianza se refuerza para muchos logros y aprendizajes en la equitación. Por ejemplo, frases como «no valgo nada», «no puedo ver que soy bueno», tienen una relación total con la autoestima y la autoimagen negativa. Tener autoconfianza es entender que tenemos habilidades, cualidades, características positivas y también humildad para reconocer los aspectos a mejorar.

Efectos de la presión

En mi experiencia con jinetes jóvenes, el 80% de ellos tenía poca confianza en sí mismos y la gran mayoría sufre presiones internas o externas.

Las autopresiones en el deporte son patrones de comportamiento muy comunes. Estos excesos son perjudiciales para el deporte y el desarrollo humano, ya que es nocivo que los adultos proyecten en los jóvenes que aún están en plena formación. La inseguridad es común en el mundo de los adultos, ¿por qué sería diferente para los adolescentes y los niños? «Si no me pongo presión suficiente, no tendré la motivación para mejorar y me asentaré». Esta es una creencia irracional que genera estrés y desmotivación. La autopresión genera tensión emocional y ansiedad, y estas generan rigidez. Por lo tanto, provoca rumia psicológica y, como consecuencia, provoca más ansiedad y puede precipitar o interrumpir la ejecución de una buena coordinación motora, que es fundamental para determinar la mecánica del movimiento deportivo. Por tanto, proporciona errores técnicos, tácticos e, incluso, un gasto energético innecesario, lo que termina por perjudicar el rendimiento. El problema no es la presión en sí, sino el impacto que ocasiona sobre los deportistas.

La inseguridad es común en el mundo de los adultos, ¿por qué sería diferente para los adolescentes y los niños?

 

Según el principio de la presión de Dave Alred, entrenador de kicks de los All Blacks:

«La presión es la interferencia en la capacidad de concentrarse en un proceso, consciente o inconscientemente, provocando un deterioro en la técnica y una merma en el nivel de rendimiento. Esto significa que la visión de reto/desafío o amenaza que obtengamos de diferentes situaciones es lo que determinará mayores o menores probabilidades de superar los obstáculos que se nos presenten».

Lo que hay que pensar es que un salto es igual en la privacidad y soledad en la pista de nuestro lugar de entrenamiento que frente a decenas de espectadores. El salto es el mismo. Lo único que los transforma en diferentes es la traducción mental que uno haga de cada escena. Por lo tanto, debemos tratar de traducir mentalmente las situaciones a conveniencia para ser beneficiados en vez de atormentados por el escenario de competición.

Es muy común confundir la motivación interna con la autopresión. En la motivación, el impacto es sobre nuestra confianza, sentimientos positivos y placer por haber alcanzado una meta. La autopresión genera autocastigo, represión, sentimientos negativos, culpa y frustración, afectando la autoestima y la autoimagen.

La mayoría de los deportistas jóvenes tienen una excesiva autopresión, un perfeccionismo extremo, a veces por comparaciones poco realistas con grandes ídolos de sus modalidades. Detrás de todo esto hay miedo de exponerse, de equivocarse, de ser juzgado o de ser comparado, incluso estando bajo la presión de sus padres o algún familiar. En muchas ocasiones, estas actitudes son reforzadas negativamente por sus entrenadores que exageran en sutilezas de desempeño, y algunos colaboran —incluso «sin querer»— para que esto suceda.

Tenemos que enseñar a los deportistas desde el inicio del deporte a tolerar las frustraciones, los errores, a competir de forma sana y a preservarse, porque, a lo largo de su trayectoria deportiva, cometerán muchos más errores y, probablemente, perderán mucho más de lo que ganarán. Este es el mayor legado que el deporte puede enseñarle a cualquier individuo. Covassin y Pero (2004) encontraron que los deportistas con altos indicadores de autoconfianza mantenían un bajo nivel de ansiedad precompetitiva y que esto les hacía permanecer tranquilos y relajados durante la competición.

También Kais y Raudsepp (2005) encontraron que niveles más altos de ansiedad, generalmente, se asocian con percepciones negativas sobre el rendimiento deportivo deseado para la competencia.

La técnica psicológica de simulación cognitiva, en la que los individuos se visualizan realizando con éxito una tarea que requiere habilidad, mejora su desempeño posterior (COSTA, 2003). Es decir, si la persona tiene una evaluación negativa de su desempeño, anticipa el fracaso y, si tiene una positiva, anticipa el éxito.

 

Texto: Sabrina Rodríguez, psicóloga deportiva de Alto Rendimiento y Desarrollo de Atletas | www.sabrinathecoach.com

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