Los jinetes del Centro de Adiestramiento Víctor Álvarez (CAVA), Víctor Álvarez y su hijo y discípulo, Artur Álvarez Pou, viven un buen deportivo. Ambos han sido seleccionados por sus respectivos entrenadores nacionales para competir en el equipo de mayores y de jóvenes jinetes respectivamente. A ello ha contribuido la buena actuación que Víctor está teniendo con ‘Iles’, un ejemplar PRE del hierro de Ventura Camacho y que lo llevó recientemente al tercer y segundo puesto en el Campeonato de España, donde su kür estuvo al nivel de la de Juan Matute y Beatriz Ferrer. El jinete catalán, con la fantástica música del holandés Cees Slings, titulada “Guerreros de la Paz”, ha contribuido a marcar un antes y un después en la preparación de la kür en España.
Por su parte, Artur, con 17 años, está teniendo una actuación magnífica con ‘Cava Ohio’, al lograr clasificarse entre los mejores del CDI de Saumur en mayo del 2007 en la categoría de juveniles, que engloba a los jinetes entre los 16 y los 18 años, finalizando tercero en el CDI por equipos y octavo en la individual, lo que lo llevó a participar en la kür (a la que acceden sólo los quince menores) junto con la amazona Laura Reija y ‘Flash’, por España.
Poco a poco parece que la familia Álvarez Pou representa a la doma de nuestro país en Europa: este pasado verano Artur y Ariadna fueron ya seleccionados por la RFHE para representar a España en los diferentes campeonatos de Europa de Doma Clásica para juveniles y ponis.
Un apellido, dos caminos
Preservar la individualidad como jinete parece ser la consigna CAVA. Que en lo más alto de la competición ecuestre veamos a dos generaciones de jinetes de la misma familia en la misma temporada, es reflejo de que algo está cambiando estructuralmente en la doma española. Cuando se visita el centro CAVA en seguida se advierte que entre padre e hijo no hay un régimen tutelado en la formación, sino que ambos recorren su propio camino en el aprendizaje de los aciertos y de los errores. Esto hace quizá que la individualidad del jinete no se destruya y que Víctor poco a poco se está convirtiendo en un seguidor del PRE, mientras que Artur prefiere más la competición con caballos medias sangre europeos.
Lo que la música ha unido…
Parece ser que la música y la familia recoloca una y otra vez a los Alvarez Pou. Cuando Maya Pou y Víctor Álvarez se conocieron, Maya cantaba en el coro del liceo barcelonés y Víctor era y es un ferviente seguidor de la música clásica. Ella tiene claro que lo que le gusta es la naturaleza y que no quiere seguir viviendo en la gran urbe el resto de sus días. Al poco tiempo preparan la maleta y deciden instalarse en Alemania para que Víctor pueda perfeccionar su equitación con alguno de los ídolos alemanes de entonces. En concreto pasan una temporada con Herbert Rehbein, el famoso artífice de Grönwoldthof, y a continuación se quedan dos años más con George Teodorescu. Esto iba a permitir a Víctor adquirir una formación más estructurada de lo que era posible por entonces en España. Al volver deciden instalarse en el Open, en Barcelona, donde estaba ya Luis Lucio, para después independizarse al inaugurar sus propias instalaciones en San Marti Vell, a apenas veinte minutos de Gerona capital, en un entorno de naturaleza privilegiado y al pie del perineo, donde las vistas son espectaculares.
Sobre un terreno de cerca de 10 hectáreas ha ido desde entonces y creciendo el CAVA. Lo que era originalmente un lugar para pasar el fin de semana en el campo, al que Maya acostumbraba a ir desde hacía años, se convertiría en escuela y centro de entrenamiento, al regalarles un amigo, hace ya 17 años, 6 boxes portátiles. Hoy cuentan con aproximadamente 230 boxes, 150 reservados para la competición.
En el mundillo ecuestre español todos hemos oído hablar del CAVA, del Centro de Adiestramiento de Víctor Álvarez. Y todos, también, sabemos que el CAVA es el fruto de muchos años de trabajo y tesón, de irse abriendo hueco poco a poco en el impredecible mundo de la doma y de disponerlo todo en esa dirección.
En esta labor de creación y de trabajo ha contribuido toda la familia: Maya, su mujer, auténtico “factotum” y artífice de que Víctor pueda concentrarse en su labor de jinete; sus tres hijos, Artur, Ariadna, y el benjamín Víctor, también un ejemplo de cómo una saga de jinetes se puede crear en una generación. Y también el equipo de personas del que han ido rodeándose, un total de quince personas, entre labores de oficina, monitores de equitación y mozos.
El CAVA abarca casi todos los ámbitos de actuación del mundo ecuestre: centro de adiestramiento, escuela de equitación, centro de formación profesional, cursos de verano, pupilaje, competición nacional e internacional, clinics, realización de videos y artículos para varios medios de comunicación, organización de concursos y atención al día de su completa web. En definitiva, han entendido y asumido como nadie en el mundo del caballo lo importante que es desarrollar un conjunto de unidades de negocio que creen sinergias entre sí.
Texto y fotos: Katharina BRAREN