Cuando un caballo sea libre, de ramal o montado, está cómodo y a gusto, la mandíbula está relajada y la boca se mueve suavemente de vez en cuando; incluso lame los labios y hace pequeños movimientos parecidos a los de masticar.
Cuando un caballo tiene miedo, o se siente presionado o confuso, el masetero, el gran músculo que mueve la mandíbula, se contrae de forma que la mandíbula se pone rígida. Montando con embocadura sentimos la boca como madera, inflexible y sin respuesta a la rienda. A niveles más altos de angustia, lo que suele ocurrir, debido al jinete tirando fuertemente de las riendas, es que sube la lengua y cruza la mandíbula, o abre exageradamente la boca.
Debido a que la embocadura actúa, en parte presionando la lengua, el resultado de sus expresiones emocionales/faciales parece una resistencia calculada a la rienda, y es así como lo llamamos.
Un caballo feliz de verdad con su embocadura y las manos de su jinete no necesita una muserola porque no protesta abriendo la boca. Así se les monta en el Western.
La muserola normal o “cavesson”, tradicionalmente se ajusta pasando dos dedos entre ella y la mandíbula. Esto permite que el caballo juegue un poco con la embocadura, mueva la saliva en la boca con la lengua, relaje la mandíbula y la nuca e incluso muestre su disgusto cuando el jinete abusa de las riendas por su mano pesada; pero no le permite abrir la boca de manera exagerada.
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