El corredero de El Palmar, situado en la localidad sevillana de Los Palacios, sirvió de escenario para la celebración de la segunda edición de la Copa del Rey, el XXI Campeonato de Andalucía, la Copa Diputación y la Copa de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, que se celebraron durante los días 23, 24 y 25 de abril. Todas las categorías se corrieron de forma individual, excepto la Copa del Rey que se celebró por equipos. Cada uno de los combinados estaba integrado por cuatro colleras, contando para el equipo la nota de las tres mejores parejas. Sólo las cinco mejores colleras del torneo podían colarse en la final, dado que las puntuaciones eran acumulativas durante los días de competición.
La participación fue muy numerosa, pues en total se presentaron cuarenta colleras, las cuales formaron los diez equipos participantes. Los equipos estaban formados por garrochistas de Sevilla, Cádiz, Jerez, Badajoz y Castilla y León. En general, destacó el alto nivel de los garrochistas, especialmente el del actual campeón de Jerez, Luis Esquicia Domecq, que se mostró intratable durante los tres días de competición. Fue también muy destacada la participación de los garrochistas Ernesto Campos, Ignacio Molina y Huberto Domecq.
La calidad del ganado
El estado del corredero era impecable y las vacas mansas corrieron de una manera excepcional durante los tres días. Sólo hubo que repetir una en todo el campeonato, lo que da una idea de la calidad del ganado. No ocurrió lo mismo con el ganado bravo, pues durante las dos primeras jornadas corrieron muy mal, siendo muy numerosas las repeticiones, y resultando decisivas en el transcurso de la competición. La actitud de las bravas dejó descolgados a muchos participantes durante las dos primeras jornadas de lucha por el Campeonato de Andalucía y la Copa Diputación.
Polémica con el jurado
El jurado estuvo formado por José María Pérez de Ayala, Rafael Íñiguez y Carlos Cid y tomó decisiones regidas por el reglamento de la disciplina y con la ayuda del vídeo. La polémica llegó tras la aparatosa caída que sufrió Julio de la Puerta en su vaca de desempate. El reglamento no permite una segunda vaca tras el incidente, pero el jurado propuso a los garrochistas del desempate conceder una nueva oportunidad a De la Puerta. La proposición fue rechazada por el ganador del Campeonato de Andalucía, Luis Esquicia, lo que provocó que parte del publico se mostrara molesto con el ganador.
¿Por qué el jurado toma decisiones arbitrarias no ajustadas al reglamento? Los jueces del concurso están para juzgar y no para tomar decisiones impulsados por el incidente sin consecuencias de un garrochista. Las caídas y las cornadas forman parte de esta disciplina hípica. Si hubiera habido vaca de repetición se hubiera creado un agravio comparativo con otros garrochistas que dieron con sus huesos en el suelo y no hubo para ellos ni la proposición de repetir su vaca.
Primera jornada
La primera jornada se celebró bajo un viento de levante tan fuerte que obligó a los participantes a cambiar el sombrero por la gorra. Además, el violento viento provocó que las vacas bravas fueran decisivas en la competición, pues corrieron muy de forma inestable. El ganado manos, por el contrario, corrió muy bien y permitió a muchos garrochistas obtener buenas puntuaciones y formar una clasificación muy apretada. Con todo, empezó a vislumbrarse que tanto Luis Erquicia Domecq a nivel individual, como su equipo, así como los hermanos Molina y De la Puerta, tenían serias posibilidades de acceder al título de la competición.
Segunda jornada
Era una de las jornadas más importantes, pues de ella saldría el campeón de Andalucía y el campeón de Sevilla, trofeo este último entregado por la Diputación. La primera sorpresa de la jornada llegó de la mano de los máximos aspirantes al titulo, los hermanos Molina Candau, que fallaron en su vaca brava. Uno puntuó al mínimo y otro no puntuó, lo que apartó a su equipo claramente del Campeonato. La vaca brava metió alguno en la pelea por los primeros puestos y a otros los distanció mucho.
En las primeras mansas fallaron estrepitosamente garrochistas como Borja Domecq, que era de los pocos que tenían las máximas puntuaciones de la vaca brava y que no puntuó en la mansa.
Emoción al final
Al final, se produjo un triple empate en la cabeza con 54 puntos y dos títulos en juego: el Campeonato de Andalucía y la Copa Diputación de Sevilla. Para desempatar se corrió una vaca mansa. El primero en salir fue Ernesto Campos Peña, que hizo una puntuación muy baja (5ptos), lo que le dejaba muy lejos de la gloria. La siguiente vaca estaba reservada para Luis Erquicia, que mostró la regularidad del día anterior con la monta de un caballo tordo propiedad del matador de toros Julián López, “El Juli”. Erquicia le arrancó a la vaca la máxima puntuación, lo cual le dejaba el panorama muy oscuro al tercer contrincante. La tercera actuación se saldó con una espectacular caída sin consecuencias. Finalmente, se aplicó el reglamento y se proclamó Campeón de Andalucía 2004 la collera formada por Luis Erquicia Domecq y Juan Cid. Campeones de Sevilla resultaron Ernesto Campos Peña y Diego Díaz.
Llegó la Copa del Rey
La ultima jornada estaba reservada para la final de la Copa del Rey, título patrocinado por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, al cual optaban todos los garrochistas que se habían clasificado por equipos. Para entonces la ventaja adquirida por el equipo de Jerez se había convertido en un obstáculo insalvable.
En la vaca brava no falló ninguno de los favoritos a la victoria final y por equipos se aumentó la distancia entre el equipo de Jerez y el resto de participantes.
La vaca mansa no deparó ninguna sorpresa entre los favoritos y dio lugar a que se corriera la ultima vaca entre los cuatro primeros, atendiendo a la norma absurda que se emplea también en el Campeonato de España y que beneficia más a los que van por detrás en la clasificación. Esta ultima vaca deparó que el equipo de Sevilla, formado por los hermanos Campos Peña y los hermanos Cañaveral, empataran con el otro equipo de Sevilla, formado por los hermanos Molina, por lo que hubo que desempatar.
Las vacas bravas fueron donadas por las ganaderías de Miura, Julio de la Puerta, Conde de la Maza y Hermanos González Sánchez –Dalp, mientras que las mansas eran propiedad de Salvador Guardiola Noguera.
La organización fue buena en líneas generales, aunque se echaron de menos los órdenes de salida y puntuaciones más informatizadas, como existe en cualquier competición hípica. Otro aspecto que hay que señalar y que resultó innecesario es que algunas de las vacas bravas eran demasiado astifinas y esto conlleva un riesgo para caballos, garrochistas y publico en general. Detalles que son subsanables y que la directiva de la asociación tiene experiencia y ganas de seguir mejorando la disciplinas del Acoso y Derribo.