Siempre que necesitamos de su ayuda o presencia está dispuesto a todo. Amigo de esta casa y colaborador indiscutible de nuestra publicación, D. Luis Rivero no ha querido perderse estar en esta nueva etapa de la Revista Galope Digital. Tras darle unas últimas pinceladas a la maquetación de la séptima edición de “Manual de Enganches”, aprovechamos para charlar con él.
Revista Galope Digital. Luis, cuéntenos cómo está actualmente con respecto a su afición al Enganche.
Luis Rivero. Bueno, yo sigo siendo un enamorado de todas sus facetas porque lo vengo practicando desde hace muchísimo tiempo y lo viví muy intensamente también en mi niñez. Recuerdo que en los años 50 utilizábamos el coche de caballos como vehículo normal para trasladarnos porque eran unos años de escasez de gasolina y había muy pocos coches.
En aquella época estaba destinado como Teniente en el regimiento de caballería en Pineda (Sevilla) y teníamos un carruaje que nos recogía en la Plaza Nueva, enganchado a dos caballos bretones, y nos llevaba al trote hasta Pineda y luego nos volvía a llevar a casa cuando terminábamos la jornada.
En las familias había un milord u otro tipo de carruaje familiar que se utilizaba para llevar a los niños de paseo o llevarlos al colegio… Era muy habitual en Sevilla ese tipo de elemento de transporte. Son recuerdos que, con los años, los tengo muy vivos y se comparan con la actualidad, que es absolutamente distinta. Hoy en día circular por carretera con carruaje está prohibido; por autovías, mucho más prohibido; en población, prácticamente, si no prohibido, muy dificultoso. Yo a veces salgo, por supuesto hay que herrar los caballos con vidias, que todo el que nos lee no hay que explicarle de qué se trata, para evitar resbalones en el asfalto, siempre acompañado de un profesional, nunca solo.
En el “Manual de Enganches” ya indico que es muy peligroso salir solo con un enganche. Aunque se conozca muy bien al caballo, se tenga mucha confianza en él, no se puede evitar que ocurra una rotura de algunas de las piezas de la guarnición y, naturalmente, si vas solo en el pescante no te puedes bajar. Con lo cual, nunca conviene ir solo. Siempre se debe ir acompañado y si es un profesional, mejor.
Yo salgo con frecuencia con uno de mis hijos o uno de mis nietos y procuro que cuando tengo a mano la posibilidad de recurrir a un profesional, lo hago.
Desde su niñez vivía intensamente su afición al Enganche y lo llevó consigo hasta la actualidad. En la foto, Luis Rivero en el cuartel de Caballería en 1971
RGD. ¿Cómo ve el Enganche, de forma general, en España actualmente?
LR. Cuando empezamos, que se dio el caso curioso en el primer concurso que se denominó Campeonato de España que se corrió en Córdoba en el año 75, hubo una Cuarta que terminó con tres caballos, y a pesar de eso fue nombrada como campeona de España (Antonio Carrasco es el que guiaba y el coche, me parece, era propiedad de Rafael Atienza). A partir de ahí ha ido evolucionando, empezando lentamente los primeros años con concursos con obstáculos muy elementales; muy exigente, sin embargo, en la marcha y en la manejabilidad. En la doma no se había llegado todavía a una cierta perfección, aunque se valoraba mucho. Actualmente, ha llegado prácticamente, a mi manera de ver, casi a la perfección en las tres pruebas que componen el concurso completo de Enganches. Hay mucha variedad de tipo de competición, de menor a mayor dificultad, con baremos diferentes, con distancias diferentes y ha variado totalmente el equipamiento de los participantes. Se han llegado a los niveles que actualmente están en Centroeuropa. Al principio estábamos lejanos de esos niveles centroeuropeos. Ahora se superan en alguna ocasión, por la calidad de los carruajes, por la vestimenta, por el empleo de las riendas, por las mayores dificultades del recorrido, sobre todo en la manejabilidad. Ya te digo, los equipamientos son fantásticos, no hay nada que envidiarles; el cochero y el lacayo equipados con la misma vestimenta, todos por supuesto con la máxima seguridad, todos con casco. En los principios no utilizábamos casco, el equipamiento era muy elemental, los carruajes que utilizábamos eran los clásicos de madera (jardineras, domadoras,…). Actualmente eso ya no se usa en un concurso completo de Enganche, por supuesto.
RGD. Y en Europa, ¿qué se está haciendo de interés?
LR. Creo que se sale menos al exterior porque naturalmente es muy cara la competición. Tienes que mover un equipo muy cuantioso (dos modelos de coches, uno de presentación y otro de campo), guarniciones que también hay que transportar a distancias largas porque nos coge lejos de Centroeuropa, donde mayor número de concursos de competición hay. Naturalmente, eso te distancia un poco en cuanto a la participación, pero sin embargo pienso que la calidad actual de los participantes españoles, no tiene nada que envidiar a la de los participantes de Centroeuropa o del resto de Europa o del Mundo.
RGD. Por otro lado, ¿cómo está su nivel de colaboración con el Real Club de Enganches de Andalucía?
LR. El Real Club de Enganches, desde el principio, ha sido la madre del desarrollo del Enganche en Andalucía y en España, incluso. El propósito de fundación era mejorar el uso del carruaje en todos sus aspectos. Yo diría que ha sido, y sigue siendo, la matriz de los concursos de Enganches desde el primer momento. Cuando empezó el Club de Enganches a funcionar con el propósito de mejora y el aumento del uso del carruaje ha sido siempre el “director”, como se diría.
Muchos son los recuerdos que tiene nuestro protagonista y de los que deja constancia en esta entrevista. Aquí Luis vadeando el río Segre
RGD. ¿Es posible que el título de juez, de las distintas modalidades de Enganches, ahora sea más asequible que antes?
LR. En ese aspecto estoy poco actualizado. Habiendo sido yo el único titulado, no existía titulación del Club de Enganches, teníamos la titulación de jueces de Doma Clásica y actuábamos como jueces de Enganches. Después se empezaron a hacer cursos, creo que el primero fue en Alcalá de Henares (Madrid), que estuve yo de director y estuvieron, prácticamente, todos los que empezamos (Antonio Sánchez Bedoya, José Juan Morales muy jovencito,…). Y ese fue el primer curso que hicimos. Estamos hablando de los años 80.
RGD. Centrándonos en la tradición, ¿cree que la Calesera cada vez está teniendo más cabida en distintos concursos o aún se le debería dar más hincapié en nuestro país?
LR. Yo creo que ha cuajado bien la Calesera finalmente, a partir de que en el Club de Enganches naciera la preocupación de que se iba viniendo abajo el uso de la Calesera. Se motivó, de alguna manera, el uso premiando en las exhibiciones y hace unos cinco años empezó a fomentarse el uso de la Calesera y ha resultado. Se puede decir que la presencia de la Calesera, comparándola con la Inglesa en las exhibiciones viene a ser como un 50%. Se estaba reduciendo mucho, pero ha ido recuperando y ahora mismo hay mucha presencia de Calesera.
RGD. Comparando, con respecto a otra manera de enganchar como a la Inglesa, la Húngara…, ¿qué importancia tiene la Calesera?
LR. Yo creo que en el Mundo no tiene ni presencia siquiera. El origen de la Calesera es madrileño, tanto es así que en Cataluña no le llaman Calesera, le llaman Española. Aquí en Andalucía ha permanecido y ha cuajado porque la principal industria de nuestra región es la agricultura e iba muy arraigada a la ganadería, especialmente la caballar porque se utilizaban las cobras para la era, la trilla, el acarreo, para el transporte de la mercancía agrícola del campo al pueblo, para el enganche de transporte personal… Como la agricultura sigue siendo una industria muy importante en Andalucía, la Calesera no ha dejado de usarse, incluso sin los adornos de borlajes que vemos en las ferias actuales. Se utilizaba en el campo como instrumento de trabajo con guarnición de trabajo y naturalmente no llevaba los adornos, estos se reservaban para los días de fiesta, ferias…
RGD. ¿Cree que hay rivalidad entre la exhibición de Ronda y la de Sevilla?
LR. No, ese matiz no lo aprecio. Ronda tiene su estilo y Sevilla el suyo, pero siempre con muy buena armonía entre ellos. Cada una tiene su encanto, son diferentes, pero nunca a favor de una u otra, sino por igual.
RGD. Tenemos una nueva edición del libro “Manual de Enganches” cuyo autor no puede ser otro que usted mismo. ¿Qué verán los aficionados en esta séptima edición?
LR. Hemos añadido una especialidad de Enganche de Competición que es relativamente nueva y que no existía en las ediciones anteriores del Manual, que es la “Exhibición del Concurso de Tradición”. Ahí se detalla un avance, no total del Reglamento, que es más amplio, pero lo que trata el Manual en todas sus fases es referirse a algo que está ahí sin entrar en pretender reglamentar, porque para eso está la Federación, el Club de Enganches y otros organismos que pueden tener la posibilidad de reglamentar y dirigir. Yo lo que pretendo en el Manual es simplemente hacer una referencia y una orientación leve en qué consiste cada modelo de competición. Ya hay, con bastante amplitud, desarrollado un concurso completo de Enganche y ahora, como una reducida participación en el libro del concurso de Tradición.
RGD. Seguro que nos puede contar alguna anécdota de última hora que le haya sucedido en torno al caballo.
LR. Yo creo que de los que empezamos con el Club de Enganches y nos hicimos ese propósito, todos hemos participado. Los que estuvimos en la primera reunión, en la reunión fundacional, todos han puesto su granito de arena con el propósito de multiplicar, aumentar el uso del enganche. Yo he puesto mi granito de arena editando el Manual y después otros títulos en colaboración con Lettera como es “La Guarnición Calesera”, y sobre todo, algo que me enorgullece es que estemos ya en la séptima edición del Manual. Fue mi aportación en los primeros pasos al propósito fundacional. Estamos hablando de hace casi 25 años y eso es lo que ha quedado en relación con el Enganche. Yo estoy muy contento y orgulloso de colaborar con vosotros, que quiere decir mucho.
Y una curiosa anécdota, como ha pasado mucho tiempo ya desde que empezamos a lanzar ediciones del Manual al público, en una ocasión, estando en el stand del Club de Enganches en Sicab, estaba hablando con Eduardo el guarnicionero, y se acercó una persona que pasaba por allí, se dirigió a nosotros y nos dijo: “¿puedo hacer una pregunta?”. Y le dijimos que sí. Y preguntó: “¿D. Luis Rivero vive?”. Le contesté: “Sí, señor. De milagro, pero vive. Aquí estoy”. El hombre nos explicó que tenía mi libro desde hacía mucho tiempo y que le había sido muy útil, y le dije que me daba mucha alegría lo que me decía.
RGD. ¿Qué le puede decir a nuestros seguidores para que hagan del Enganche una de sus disciplinas predilectas?
LR. Yo les diría que como el Enganche está en fase de proceso, día a día, que los participantes están en unos niveles en Concurso Completo de Enganches altísimo, que el Concurso de Tradición es una maravilla. Cómo se ha llegado a conseguir la perfección en la presentación desde el primer paso hasta el final, guarniciones, caballos, carruajes… En eso hay poco que mejorar ya… Les diría que siguiesen con esa afición para adelante, que no la abandonen, que ayuden a los que están empezando a conseguir esos niveles y que nos congratulamos todos muchísimo de cómo está en marcha el Enganche en todos sus aspectos. Agradezco muchísimo, a ti personalmente Macarena y a Lettera, por supuesto, por las colaboraciones que me permitís tener con vosotros.
Texto y Fotos: Redacción Revista Galope