Comprender mejor y trabajar con los caballos
Uno de los objetivos declarados por Buck Brannaman es hacer que el animal se sienta seguro cerca de los humanos para que el caballo y el jinete puedan lograr una verdadera unión. Sus métodos están basados en la comunicación con los caballos, en leer su lenguaje corporal
En mis clinics suelo conocer a caballos que están en bancarrota, socialmente hablando. Son ineptos a la hora de estar con otros caballos. A menudo, este problema tiene que ver con la separación de sus madres, porque los seres humanos no les han ofrecido el sustituto que necesitan para sentirse seguros de sí mismos.
Sin embargo, muy a menudo es un problema del ambiente, ya que el propietario tiene una pequeña parcela de tierra o compra una parcela en una urbanización, y luego decide comprarse un caballo o dos, y este tipo de ambiente es totalmente artificial si lo comparas con el lugar donde Dios colocó a los caballos en el principio. Aunque el caballo en esta situación está cerca de uno de sus progenitores o un hermano o hermana, no tiene la oportunidad de estar con una manada.
Al ir a un clinic, estos animales tan protegidos entran en contacto con otros caballos por primera vez. No están preparados para encajar en una sociedad equina. O están asustados y quieren meterse en un rincón, o son realmente agresivos y atacan.
Todo es debido a que el dueño no ha permitido a su caballo estar en un ambiente natural cuando no está montando o trabajando. El propietario piensa que le hace un favor a su caballo al tenerlo en una cuadra forrada de roble barnizado, con manillas de bronce pulido y bonitas fotografías en las paredes. Él cree que está mimando a su caballo, cuando para el caballo es lo mismo que vivir en una celda de aislamiento. De hecho, los presos tienen más espacio y más ejercicio que estos caballos.
Los propietarios que colocan a sus caballos socialmente inadaptados en un clinic, con su ambiente de manada, suelen sentir resentimiento porque sus caballos no encajan. Este resentimiento está motivado por la incomodidad del dueño, lo cual crea el temor de verse tirado del caballo a base de coces, o que se les escape corriendo o saltando. Tienen miedo a que el animal le dé una coz, o que llegue a cocear a otra persona.
Estos caballos están perdidos, pero no tienen por qué seguir así. Un buen apoyo por parte del jinete, el tipo de apoyo que funciona con la mentalidad del caballo y que causa movimientos precisos, resulta estimulante para el caballo y hará que otros temas sociales carezcan de relevancia. Cuando pides estos movimientos, cuando tus ideas se convierten en las ideas del caballo, tu mente y la mente del caballo son uno solo. Cuando potencias el orgullo de tu caballo de esta forma, se sentirá más seguro de sí mismo. El resultado final es que el caballo encajará mejor en un ambiente social con otros caballos.
Alguien que tiene un caballo con problemas sociales no puede salir y comprar una manada, echar al caballo problemático con los otros y pensar que todo se va a arreglar espontáneamente. Ese caballo perdió sus años de formación, y todo intento de hacerle recuperar el tiempo perdido sin una ayuda especializada, está condenado al fracaso.
Un psicólogo infantil podría hallar paralelismos entre este tipo de caballo y el niño cuyos padres no le criaron correctamente; un niño que perdió experiencias formativas que tenía que haber aprendido años antes. El niño que se ve inmerso en un ambiente antisocial y que empieza a salir con una pandilla de delincuentes —el tipo de personas que se unen porque son todos unos inadaptados sociales— no desarrollará un comportamiento socialmente aceptable.
Ocurre exactamente lo mismo con un caballo que sufre problemas sociales. Como jinete, debes mostrar a tu caballo lo que es apropiado, pero de forma lenta y constante. También tienes que desanimarle cuando pretende hacer algo inapropiado; pero no, impidiéndole que lo haga sin más, sino dificultándoselo para que opte por el comportamiento más apropiado. No puedes escoger por tu caballo; sólo puedes hacerlo de tal manera que le resulte difícil escoger la opción incorrecta. Sin embargo, si haces que la opción incorrecta sea imposible para el caballo, sin ofrecerle alternativas, causarás una guerra.
Lo caballos socialmente inadaptados son parecidos a los niños que regresan a casa con una nota que dice: “No juega bien con los demás”. Hay muchas razones para este comportamiento.
Un caballo podría estar asustado con los demás caballos. Vive protegido y cree que todo el mundo está en su contra. Como ya tiene miedo, un movimiento rápido por parte de otro caballo, o incluso un jinete que pasa, podría ser lo suficiente como para provocar una respuesta de miedo en tu caballo. Eso podría ser inseguro para la persona sentada encima: podría saltar y derribar al jinete o salir corriendo. Después de esto es bastante probable que el jinete esté también asustado Su respuesta podría ser de miedo, tanto o más que el caballo: el jinete tira de las riendas y aprieta las piernas. Eso asusta el caballo aún más, lo cual perpetuará el problema.
Utilizar una bandera suele enseñar al caballo inseguro a tener confianza. La bandera es una antena de acero inoxidable con una tira de plástico de color, amarrada al final. Al principio puede asustar bastante, pero si consigues acostumbrar al caballo mientras que estás a pie, gradualmente puedes llevar al caballo al punto en que puedas montar con la bandera en la mano.
Hay que llevar la bandera elevada como una raqueta de tenis, porque si la dejas caer hacia abajo, como una fusta de picadero, podría desaparecer en el punto ciego de tu caballo, debajo de su mandíbula, y luego, cuando levantes la mano y la bandera vuelva a aparecer, tu caballo se asustará.
Se ondea la bandera para alejar a los demás animales. Tu caballo entenderá que cuando estás montando y ondeando la bandera, él (la verdad es que eres tú) provoca una reacción en los demás caballos, que tu caballo pensaba que eran superiores, que hace que se alejen. Esto aumentará su confianza rápidamente. Quizás haya pasado toda su vida cediendo ante los demás caballos, pero cuando se da cuenta de que él puede obligar a los demás a ceder, verás un cambio positivo en su actitud hacia sí mismo.
Cocear y morder son otros comportamientos inapropiados. No siempre ocurren porque el caballo sea agresivo; en muchos casos, un caballo da coces y muerde porque está asustado. A veces se siente como si estuviera metido en un rincón y no tiene donde ir.
Imagínate una situación en que estás enterrado en arena hasta la cintura y hay gente andando alrededor. ¿Hasta qué punto te sentirías inseguro si no pudieras mover los pies y la gente te pisara los dedos, y te empujara, y chocara contigo, y te diera patadas? Si no puedes mover los pies para evitar que te hagan daño, ¿qué nivel de violencia tendrías de la cintura hacia arriba? De la misma manera, un caballo cuyos pies no están libres, cuando no está cómodo moviéndolos podría mostrar una actitud violenta hacia otros caballos. Otro caballo o jinete que ocupa su espacio le hace sentir que tiene que morder o dar coces. Estos caballos están asustados, tanto que se quedan petrificados y no pueden o se niegan a mover sus pies para alejarse de problemas.
En cuanto a un caballo que tiende a dar coces, una vez que haya coceado a alguien no hay que castigarlo: ya es tarde. Con el castigo no conseguirás nada bueno, y es más, para empezar, no debes castigarlo. Un buen jinete observará lo que está a punto de ocurrir, y actuará antes de que el caballo se comporte con agresividad. Deberías doblar su cabeza hacia la persona o caballo que iba a cocear, y utilizar tus piernas para mover sus cuartos traseros en otra dirección. O quizás pedirle que corra más o que vaya más despacio. Es posible que sólo tengas que coger ambas riendas y pedirle que deje caer la barbilla de tal forma que ceda ante el bocado.
Piénsalo como un “cambio de tema” o como la reorientación de la mentalidad del caballo. Solo necesitas tener sincronización y previsión. Hay que planear para el futuro para que en vez de buscar venganza por el mal comportamiento del caballo, veas el comportamiento agresivo con antelación y puedas reorientarlo. Has cambiado su parecer antes de actuar y lo llevas a hacer otra cosa.
Ya sea montar a caballo o trabajar con niños, no es un crimen decir no. Sin embargo, si siempre dices que no, le quitas su deseo de intentarlo, y no tardará mucho tiempo en que el caballo, o el niño, creerán que no pueden hacer nada bien. Sin embargo, si dices no, pero ofreces una alternativa (“pero por otro lado, puedes hacer esto“), evitarás el comportamiento inapropiado. Es en lo único que pienso cuando monto caballos jóvenes. En vez de castigar el comportamiento inapropiado después de lo ocurrido, le reoriento antes de que ocurra nuevamente. En la reorientación es donde entra en juego eso de “pero por otro lado”… Reorientar a un caballo permite que su mente haga otra cosa, y lo conduce por un camino diferente del que llevaba.
Texto y fotos: Libro «El Lenguaje de los Caballos» / Más información: pincha aquí