La ansiedad y el estrés son la respuesta del organismo a un estado de tensión excesiva y permanente que se prolonga más allá de las propias fuerzas del sujeto, manifestándose a través del plano físico, psicológico y conductual. Existen deportistas con ansiedad y estrés constante, deportistas que están constantemente pensando qué van a hacer para que las cosas les salgan mejor, con hiperactividad, pretenden estar atentos a tantas cosas que al final acaban sin poder atender a todo lo que querían.
En este artículo no nos vamos a centrar en este tipo de estrés, sino en el estrés que puntualmente puede sentir un jinete o amazona antes de entrar en la pista de competición en un evento importante.
En cualquier circunstancia de la vida cotidiana, se puede manifestar un determinado nivel de ansiedad. Se estima que más de un 20% de la población mundial padece de algún síntoma relacionado con la ansiedad sin saberlo, el deporte no es una excepción. Cuando se practica un deporte suelen haber situaciones de éxito y fracaso, es decir, tanto situaciones positivas como negativas. Es algo intrínseco de cualquier deporte, el éxito existe porque existe el fracaso, los dos aspectos los hemos creado los humanos para configurar nuestros “circos” deportivos y debemos entenderlo como tal con sus pros y sus contras.
Nuestro rendimiento en las pistas se reduce cuando “aparece” ese bloqueo que, en ocasiones, los jinetes no saben controlar
En función del carácter del deportista, de sus mapas mentales, de todo lo vivido anteriormente, un sujeto que intenta, muchas veces, realizar un ejercicio con su caballo y no lo consigue con la calidad que requiere, puede tomarlo como un fracaso, aunque la haya realizado mejor que la vez anterior, en cambio, otro deportista exactamente en la misma situación, puede tomarlo como un éxito, ya que cada vez se encuentra más cerca de llegar a la meta que se propuso. Las valoraciones de lo que hacemos y realizamos dependen de cómo somos, de cómo vivimos, de nuestros patrones y de nuestras creencias. Las competiciones son diferentes ya que hay más factores en juego. La ansiedad en el deporte es particularmente amplia ya que el deportista posee un antecedente considerable de carga física y psíquica en las sesiones de entrenamiento habituales y en la competición, estando constantemente sometido a presiones.
Manifestaciones
Las manifestaciones de la ansiedad y el estrés se clasifican de diferentes maneras. Hay autores que hablan de demostraciones cognitivas, emocionales y fisiológicas y otros de demostraciones conductivas, subjetivas y fisiológicas. En cualquier caso, siempre se distinguen tres manifestaciones interrelacionadas ya que los deportistas evidencian cambios fisiológicos que los llevan a modificar su conducta. Voy a detallaros los tres grandes grupos de manifestaciones de tensión y estrés.
1- Manifestaciones cognitivas o subjetivas
Las manifestaciones cognitivas o subjetivas se pueden interpretar como aquello que el deportista piensa para poder solucionar un problema. Se manifiesta en momentos de máxima tensión como un bloqueo mental que le impide resolver una situación de la manera más adecuada. A partir de los diferentes niveles de ansiedad ese deportista puede tener dificultades para armar ideas, sentirse confuso y desconcentrado como consecuencia de elegir inadecuadamente las decisiones. Cuando se dice que un jugador está demasiado “acelerado”, esa representación de su conducta tiene un origen cognitivo: percibe una realidad tamizada por una subjetividad que lo conduce a no encadenar sus ideas según su forma de pensar habitual.
Ser consciente del estado de ánimo ayuda al deportista a situarse
Me vienen a la cabeza muchos ejemplos de este tipo de manifestación de estrés en la competición. Jinetes incapaces de memorizar la reprise, repitiendo errores en una misma prueba, entrar con la fusta sin ser conscientes de ello o bien realizando ejercicios aceleradamente por intentar realizar mejor el mismo sin ser conscientes que lo están realizando incorrectamente. Cuando nos “ataca” este tipo de manifestación de estrés, el jinete o la amazona no es capaz de autocontrolar sus pensamientos y no los puede ordenar conscientemente, por tanto, no va a ser capaz de montar correctamente demostrando sus capacidades al máximo.
Nuestro rendimiento en las pistas se reduce considerablemente cuando “aparece” como por arte de magia ese bloqueo que en la mayoría de ocasiones los jinetes no saben controlar.
2- Manifestaciones fisiológicas
Las manifestaciones cognitivas provocan reacciones en el organismo que se manifiestan fisiológicamente. La ansiedad y el estrés (también el miedo) provocan un aumento del trabajo del sistema nervioso autónomo, el incremento de la actividad eléctrica de la epidermis, el aumento de la frecuencia cardiaca y también del ritmo respiratorio y del tono del aparato músculo esquelético.
¿Quién no se ha encontrado con las manos temblorosas, el corazón a mil y con algún tic nervioso en situaciones de máxima tensión? De nuevo acecha el peor enemigo en las pistas de competición. La falta de control sobre uno mismo, en esta ocasión, es debida a reacciones que ha creado nuestro organismo al incrementar nuestro nerviosismo.
Os podría dar muchos ejemplos en los que el deportista reacciona explosivamente buscando el foco de la falta de concentración en cualquier excusa aparente: el caballo se me ha asustado, el juez ha movido el papel, ha empezado a soplar un viento tremendo… Es muy difícil ser consciente de lo que nos está pasando si los deportistas no toman conciencia de la realidad.
3- Manifestaciones conductuales o emocionales
Estas manifestaciones son la demostración de los temores e inseguridades que percibe el deportista y que le hacen variar su conducta. Puede manifestarse esta ansiedad en el enfado del deportista (con él mismo o con alguien del ambiente: un rival, su entrenador, un compañero, etc.). Incluso ese enfado, puede transformarse en furia, disparándose, de forma incontrolable, su agresividad.
De este modo, ante estímulos considerados “normales” para un deporte tan especial como la Doma, pueden tener reacciones desproporcionadas en nuestros caballos ya que estos perciben las emociones, el temor y las inseguridades a través de todos sus poros y sus reacciones pueden ser desproporcionadas en las pistas de competición ya que les produce falta de confianza en el jinete, miedo e inseguridad en todo el entorno.
A mi modo de ver, es muy importante que el deportista tenga absoluta confianza en su entrenador para llegar un poco más allá antes de los concursos. Unos minutos antes de entrar en la pista de competición en competiciones importantes les pregunto (a veces) a los alumnos cómo se sienten. Ellos saben de qué se trata porque ya lo hemos trabajado en otras ocasiones que únicamente me pueden decir una sola palabra que resuma su estado de ánimo. En ningún caso me pueden decir me siento “bien” o me siento “mal” y mis alumnos también lo saben. Cualquier adjetivo me sirve para poder ayudarlos, pero un “bien” y un “mal” no nos darían datos sobre el estado de ánimo del deportista en ese momento tan importante. Los adjetivos que me han dicho últimamente son: confiado, seguro, nervioso, feliz, intranquilo y concentrado, entre otros adjetivos.
Ser consciente del estado de ánimo ayuda al deportista a situarse. Si habitualmente está trabajando el entreno mental con su entrenador, un deportista sabrá determinar y analizar si su estado mental es óptimo para poder afrontar la tarea que le espera y podrá reorientar sus pensamientos si ve que sus emociones no lo acercan a su estado mental óptimo.
Texto y Fotos: Maya Pou Batlle. Subdirectora y fundadora del CAVA. Coach de equipos de competición. Máster en Liderazgo Femenino