Como si de una película se tratase, todo comienza en un centro de adopción de cachorros situado junto unas cuadras, teniendo de fondo un paisaje inmejorable. Uno de los cachorros escapa cada vez que puede hacia la granja vecina para visitar el box de uno de los caballos. Los dueños ambos animales desconocen esta “rara” amistad ya que creen que el pequeño cachorro se escapa sin más.
La verdadera emoción de esta historia llega cuando un hombre está interesado en adoptar al pequeño protagonista, mientras el equino pasta entre la verde yerba, se da cuenta de que un coche se lleva a su amigo y sin pensarlo corre tras el vehículo, consiguiendo, gracias a la ayuda de otros équidos, que éste parase. Un final feliz en el que los amigos logran estar unidos. Algo realmente emocionante que hace saltar las lagrimas hasta al hombre más duro de la Super Bowl.