Hace pocos meses que en SICAB se celebró el cuarto Campeonato del Mundo. Un campeonato, que como vengo diciendo, tendría que ser reformado completamente para convertirse en una auténtica final de Campeones, donde los únicos protagonistas son los ejemplares que intervienen en la final. Llamar Campeón del Mundo a cada finalista de una sección o a la ganadería, que por la regla aritmética del reglamento actual le pueda corresponder sin más, no es sino restarle importancia a los auténticos campeones. Por tanto, el reglamento debería ser totalmente distinto al resto de concursos clasificatorios, de no ser así se corre el riesgo de terminar pareciéndose al Mundialito de Fútbol, al que solo se da importancia al que lo gana.
Mientras los ganaderos, concursistas, los preparadores de caballos para concursos, los preparadores de los preparadores y todo el mundillo que hoy se mueve alrededor de los Morfológicos analizan nuevas estrategias para la próxima temporada, que cada vez comienza más temprano, un buen número de criadores, muchos, tal vez el 90% de los registrados, le dan vueltas a sus cabezas y se preguntan: después de SICAB, ¿qué? Claro, su problema es ver cómo colocan los productos de la última camada, eso sí, nada más estén destetados, porque podrían valer el mismo dinero con seis meses de vida, que luego con tres años, y claro, los costes no son los mismos.
Durante los años de la burbuja ladrillera, nos dedicamos a vender máquinas de fabricar caballos. Máquinas que a su vez seguían creando nuevas fábricas que producían y, naturalmente, se multiplicaban, tampoco importaba mucho la calidad porque todo estaba vendido, de tal forma que recordarán cómo se vendían los vientres a cantidades millonarias, saliera lo que saliera. ¡Menuda forma de seleccionar una raza!
Hoy, aunque muchas cerraron, queda un alto número de fabricantes y, puede que hasta algunos de los que practicaban tan atractiva forma de seleccionar a vientre cerrado, ofrecen productos a precios indignos de la raza que representan. Eso sí, el sistema de selección es el mismo que en los tiempos de la borrachera del todo vale.
La burbuja del caballo reventó paralelamente a la del ladrillo, con la diferencia de que aquí no tuvimos un banco malo que se quedara con las existencias. Esta función de recogida de saldos se la trasladamos a los intermediaros que te hacen el favor de limpiar la era, o dicho de otra forma “hacen el agosto” para dejarte sitio y así poder repetir la misma operación al año siguiente. Y claro, olvidamos que cada hembra que salga por mala que sea puede tener una media de 10- 15 descendientes a lo largo de su vida y no digamos los desastres que puede liar cada uno de los machos que salen de la ganadería con sus atributos completos. Es cierto que la mayoría de estos saldos sale de España especialmente camino de Europa donde naturalmente se reproducen y le dan “categoría” a esta raza que tanto cuidaron nuestros antepasados.
Durante los años de bonanza, nos olvidamos de crear consumidores, total, ¿para qué? si todo estaba vendido, hoy cuando solo dependemos de la Doma Clásica y de los campeones de SICAB, tendremos que pensar qué hacemos con el resto lo cinco, seis o siete mil potros y potras que microchipamos cada año. No sé si somos consientes del daño que hacemos tanto a la raza como a los propios criadores si seguimos sacando al mercado todo lo que nace vendiéndolo a precio de saldo, aunque el destino sea muy lejos de nuestra ganadería.
Por otra parte, decirles a mis compañeros ganaderos criadores que si alguno de ellos está convencido de que todos los productos que nacen en su yeguada son de primera categoría, seguro que es un genio. Si es capaz de reconocer que el 20% no son dignos de llevar su marca ni de representar a la raza, puede que no lo sea tanto, pero estará, dignificando al PRE y, no te quepa duda, que a su propio hierro.Y si todavía es capaz de subir ese listón y no poner a la venta sus miserias, será un ganadero normal pero con los pies en el suelo.
Lo normal en estos casos sería que las asociaciones de criadores de PRE planteáramos al Ministerio de quien dependemos, un proyecto de selección real de los productos que cada año vayan naciendo en nuestras ganaderías, consiguiendo ayudas para sacar de la cadena reproductora todos aquellos animales que no dan los mínimos del estándar racial, estableciendo un porcentaje sobre los nacimientos del año. No se trata de que vengan los señores de negro (en este caso los de ANCCE) como algunos reclaman permanentemente (tanto que costó conseguir la libertad de los ganaderos, no se entiende cómo siguen con la matraca de que ANCCE tiene que resolver los problemas de cada uno de los ganaderos todas las mañanas cuando sale el sol). No necesitamos que nadie, por muy técnico que sea, nos diga lo que debemos criar, bastaría con que esta selección la hiciéramos cada uno de nosotros que conocemos mejor que nadie lo que tenemos en casa.
No sería cierto si alguien pensara que esta reflexión que hago pueda significar que la raza haya bajado el nivel en los últimos años. Todo lo contrario, podemos decir que hay una cabaña importante de ejemplares machos y hembras de PRE de alta calidad tanto en morfología como en el aspecto funcional. Precisamente por esta razón se destacan para mal aquellos de menor calidad, y son los que hacen daño cuando salen a los mercados.
La mayor epidemia que puede sufrir la raza es la minusvaloración de sus productos. Si convertimos al PRE en ganado que se vende por lotes y a granel, no solo nos cargamos la calidad, sino que habremos perdido todo el esfuerzo que hicieron nuestros antepasados para seleccionar esta raza tan importante. Estamos gastando mucho esfuerzo y dinero en explicar la selección teórica. Pero no invertimos ni tiempo ni dinero para hacer una selección real que dignifique nuestros productos. Si comparten conmigo esta reflexión coméntenlo en los medios que dispone esta revista. Esperamos sus opiniones.
Texto y Fotos: Pedro Conesa – Criador PRE Yeguada Maipe