Primero hay que dar cuerda al caballo unos minutos a cada mano al trote con las riendas de atar largas, para que se relaje y para soltar la musculatura. ¡Ojo! Como he mencionado en otras ocasiones sobre dar cuerda, la cuerda nunca debe ser fijada a las anillas del filete, sino siempre –insisto– a la cabezada de dar cuerda, para evitar lesiones en la boca del caballo provocadas por resistencias o “botes de alegría”.
Tras el calentamiento inicial, se puede empezar a usar unas riendas laterales sencillas de cuero suave. Estas se fijan lateralmente al cinchuelo de dar cuerda o a la cincha, justo por debajo de los faldones de la montura, y a las anillas del filete. La rienda interior debe acortarse entre 3 y 5 agujeros, para incurvar al caballo sobre el círculo. Las riendas de atar deben estar ajustadas de modo que el caballo tenga una posición correcta, con un suave contacto con el filete y la cabeza ligeramente por delante de la vertical.
El caballo debe mantener cierta libertad de la cabeza, aún estando prácticamente “en la mano”, pero no debe ser forzado en una colocación, ni provocado a luchar contra las riendas de atar.
El trote de un caballo joven: apariencia de equilibrio horizontal, el cuello relativamente bajo, con el ángulo de la nuca/cabeza bastante abierto
En resumen, los puntos principales con relación al trabajo de trote con un caballo joven son los siguientes:
- El caballo debe estar bien encuadrado entre “la mano” (la cuerda larga) y “la pierna” (la tralla, la ayuda para avanzar). La mano debe controlarlo con ligeras vibraciones de la cuerda; la tralla determina la impulsión con acciones discretas, precisas y perfectamente controladas.
- Hay que trabajar a cada mano entre cinco y diez minutos (según la energía, el desarrollo muscular y el nivel del caballo), buscando principalmente la regularidad del trote y el mantenimiento de la impulsión. Progresivamente se podrá pedir el máximo de impulsión posible manteniendo al caballo relajado.
- Intenta buscar el ritmo adecuado para el caballo.
Este trabajo permitirá que el caballo desarrolle unos músculos más fuertes, estire la línea superior, haga su trote más regular, y pueda encontrar su equilibrio sin el peso del jinete.
Texto y Fotos: La Equitación de Arthur Kottas editado por Grupo Lettera, S.L.