Conoce a James Fillis, su método consistía en trabajar el caballo por partes
Considerado como uno de los grandes jinetes de su época, seguidor de Baucher y alumno de Caron, fue el maestro de las flexiones, mediante las cuales conseguía con sus caballos una notable flexibilidad. Su método consistía en poner el caballo en la mano con flexiones directas en una colocación elevada de cabeza y cuello
JAMES FILLIS (1834-1913)
Del circo a la escuela de equitación
James Fillis ha sido uno de los grandes maestros más prolíficos en la práctica de la equitación, permaneciendo en activo durante 60 años. Nacido en Londres en 1834, se traslada a Francia aún joven, donde conoce a François Baucher, quedando impresionado por sus métodos, que estudió en profundidad bajo la tutela de su mejor discípulo, François Caron.
Durante algunos años, tuvo su propia escuela de equitación en Le Havre, hasta que se trasladó a París para dirigir las cuadras de algunas personalidades importantes como la Reina María de Nápoles y el Barón Gustav von Rothschild.
Durante la Guerra de 1870 enseñó caballos en el 13er Cuerpo de Caballería, montando hasta 16 caballos diarios y, al igual que Baucher, comenzó su carrera en el circo para darse a conocer.
Sus adeptos le rogaban con insistencia que escribiera un libro explicando sus métodos, pero al no ser bachiller, su alumno, el periodista y famoso político Georges Clemenceau, posteriormente jefe de gobierno, le ayudó a escribir y editar su libro en 1890: «Principios de Doma y Equitación».
En 1891 trabaja unos años en el Circo Rentz de Hamburgo. De allí, viaja a San Petersburgo, en Rusia, y se incorpora al Circo Ciniselli, cuyo suntuoso edificio, elegante, lujosamente decorado y de proporciones perfectas, fue construido en 1877 por el arquitecto Kenel para el actor, jinete y entrenador circense italiano Gaetano Ciniselli, que llegó a Rusia en tournée en 1847. James Fillis se convirtió en el ídolo de la sociedad aristocrática y de los oficiales de San Petersburgo que iban allí de fiesta todos los sábados. El Gran Duque Nicolás, impresionado por sus actuaciones, le contrató para formar a los oficiales de Caballería de la Casa Real. El resultado fue tan satisfactorio que fue nombrado Coronel Jefe de la Escuela de Caballería Rusa, responsabilizándose de la Escuela de Oficiales a la edad de retirarse.
El capitán inglés Matthew Horace Hayes, traductor de su libro al inglés, y a su vez autor de varias obras sobre caballos, veterinaria y equitación, domador itinerante y cirujano veterinario, había sido oficial de artillería del Cuerpo Bengalí, y viajado desde la India por las tribus nómadas de los desiertos de Oriente en busca de caballos árabes. A los 56 años, Hayes hizo un viaje a Rusia para entregar un caballo. En su libro, “Entre caballos en Rusia”, narra su reencuentro con James Fillis en julio de 1897: “Fillis es un hombre muy activo de 65 años y menudo, de sólo 53 kilos de peso. Tiene talla de jockey, algo que podría haber desempeñado brillantemente si hubiera elegido ese camino. Es enérgico y fiel a su máxima «hacia delante». La primera vez que vi a Fillis fue en el Circo Rentz en Hamburgo, adonde viajé con mi esposa para tener el placer de apreciar las actuaciones de sus inteligentes caballos Germinal y Markir.”
“Markir” en trote español. A pesar del empleo de los posteriores y la elevación y extensión de la mano, James Fillis está fuera del asiento, calzando el estribo hasta adentro y tirando de la rienda derecha tanto que el cañón del filete queda fuera de la boca del caballo, mostrando a veces la poca bondad de su método, que se repite en otras instantáneas suyas
LA ESCUELA DE EQUITACIÓN IMPERIAL
“Fillis había dejado el Circo Ciniselli, donde ganaba 180 guineas mensuales y, tras enseñar en la Escuela de Equitación Imperial, estuvo después en la Escuela de Equitación de Oficiales de Caballería, situada cerca del Monasterio Smolny al final de la Calle Shpalerneya. En la actualidad, está cumpliendo su contrato como jefe de la Escuela de Oficiales, trabajando en la mejora de los métodos rusos de equitación militar y en hacer trabajar a los oficiales rusos, que es una de las cosas, por encima de todas, que más les disgusta. Los oficiales rusos son amantes de la vida social y nada les puede contrariar más que ser apartados de ella por un exceso en los deberes militares.”
“Fillis me contó que antes de que él llegar a esta Escuela, ninguno de los ocho profesores de equitación se subía a caballo durante todo el invierno, siendo su costumbre «ordenar y mandar, pero no ilustrar», y les obligó a montar a caballo y aprender equitación. La apatía de los oficiales producía en Fillis bastante desilusión, hecho que repite en sus obras posteriores. En 1903 se publica su segunda obra, “Cuaderno de Doma”, en la que expone sus experiencias personales del día a día de la doma de sus caballos.
En 1908, su contrato fue prolongado dos años más para que preparara un Manual de Equitación Rusa, titulado “Reglamento par a la doma del caballo de armas”, una obra breve y concisa en la que desarrolla s u método toda- vía más, en algunos casos, con ciertas variaciones. En 1910, a la edad de 77 años, se traslada de nuevo a Alemania para entrenar a su hija y sus dos hijos, que montaban en el Circo, y cuando estos partieron para América, se trasladó a París, donde murió en 1913.
James Fillis
El método
Su método consistía en trabajar el caballo por partes, principalmente en distribuir el peso del caballo mediante la colocación del cuello y alcanzar la ligereza mediante las flexiones directas para des contraer la mandíbula, que enseñaba pie a tierra, oponiendo la acción del filete con la del bocado. El lector neófito puede entender que mediante las flexiones se consigue todo del caballo, y al elevar la cabeza sin el empleo adecuado del dorso provoca que el caballo vaya invertido en lugar de reunido.
En los párrafos que dedica al asiento del hombre, habla de la rigidez de los alemanes frente a la ligereza de los franceses y de la importancia de un buen asiento, “que par a la ligereza del contacto en la mano es absolutamente necesario”, pero cae en algunas falsedades propias de la época, en la que era socialmente incorrecto que una mujer montara a caballo de otra forma que no fuera a la amazona, diciendo que “puesto que sus caderas son más redondas y débiles que en el hombre, las mujeres que montan a horcajadas tienen caídas tan graves que enseguida abandonan la equitación”. En la actualidad, con mayoría de mujeres a caballo, no se hubiera atrevido a escribirlo.
Diseñó los estribos Fillis, más pesados en la parte inferior para facilitar su recuperación.
Así como un filete con portamozo y con un eslabón central con desveno, para caballos con la lengua gorda.
Último maestro de equitación de la Rusia zarista, los jinetes de doma rusos que consiguieron medallas Olímpicas en 1960, Sergey Filatov montando el Akal Tekke “Absent” y en el Campeonato del Mundo de 1970, Elena Petushkova, montando el trakehner “Pepel”, mostraron reminiscencias de su método con la colocación muy engallada y la forma Fillis de coger las riendas, el filete por encima del índice y el bocado por debajo del meñique. Su alumno más conocido, Vladimir Littauer, oficial de la Escuela Rusa, se apartó de sus métodos, pues “sólo son para jinetes excelentes” y escribió “Domando tu caballo” (1956), “escrito para jinetes y caballos comunes”. Emigró a EE.UU., convirtiéndose en un gran instructor.
Alcanzar la ligereza y la impulsión sigue siendo el objetivo de toda disciplina ecuestre, pero el método Fillis de manipulación de las regiones del caballo ha sido desplazado. Sin embargo, sus libros siguen siendo una obra de referencia para los estudiosos de la doma y contienen verdades absolutas, en sus propias palabras: “La mayoría de los jinetes leen primero los capítulos de Alta Escuela creyendo encontrar los secretos del arte. Es una equivocación. Los secretos se encuentran al principio del libro, donde se explican los puntos aparentemente más sencillos relativos a la educación y enseñanza básica del aprendizaje del caballo”.
Foto de inicio: “Germinal” en passage, con una colocación recogida y en contacto ligero, según su método, con la rienda sostenida en la mano izquierda y una postura del jinete acorde con la equitación de la época.
Texto y Fotos: Redacción Revista Galope