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Apoyos en ambos sentidos en la competición Vaquera

APOYOS EN AMBOS SENTIDOS

Cómo se mueve el caballo

Los movimientos deben ser constantes la colocación de la cabeza, la rectitud y el ritmo en el recorrido y la incurvación del caballo en la dirección del movimiento. El caballo debe ir derecho, aunque su mirada irá orientada en el camino a seguir. Debe girar ligeramente su cabeza desde la nuca, como si ésta fuera una bisagra, sin que el cuello apenas se incurve. Para Nuno Oliveira “la flexión lateral sólo es útil cuando el caballo gira tan solo la nuca, teniendo cuidado de evitar que la cabeza se ladee y asegurando que la punta de las orejas quede paralela al suelo”. Al jinete debe bastarle ver el ojo del caballo. Esta incurvación parcial suele llamarse “pliegue”, para diferenciarla de aquella otra donde intervienen cabeza y cuello.

El caballo debe conservar el mismo contacto que cuando va por derecho, sin pesar en la mano. Si el caballo “tira”, desaparecen la incurvación y la flexibilidad, y los posteriores no entran debajo de la masa. Y el jinete ha de vigilar no sólo su ritmo, sino también la dirección pedida y no la que quiera el caballo. Esta observación es importante porque cualquier caballo apoya con mayor facilidad al lado al que está constitucionalmente incurvado, tendiendo a tomar su dirección con un ángulo mayor que el deseado por el jinete.

Las ayudas

Las piernas envían al caballo sobre la mano. La rienda derecha directa pide el pliegue a la derecha, suponiendo que esa va a ser la dirección del apoyo. A la vez, la rienda izquierda de oposición libera de peso la espalda izquierda para facilitar la amplitud de su gesto. En cuanto a las piernas, la derecha actúa junto a la cincha manteniendo y regulando la impulsión, que es algo menor que si el caballo va por derecho, al marchar ahora oblicuamente. La pierna izquierda, detrás de la cincha, actúa sobre el tercio posterior en el sentido del apoyo, cuidando de que no sobrepase al anterior, pues las espaldas deben preceder siempre a la grupa. El peso del jinete irá algo a la derecha, aunque al acabar el apoyo debe colocarse en el centro y la pierna derecha actuar con más energía que la izquierda para favorecer la rectitud y la impulsión.

La preparación

A los apoyos bien hechos se llega después de un largo camino, con la meta puesta en la flexibilización de las espaldas y del riñón.

Ese camino empieza en la espalda dentro y continúa con la grupa dentro, la cabeza al muro y la grupa al muro. Cuando estos ejercicios se realizan satisfactoriamente, los apoyos se pueden abordar con garantías de éxito.

Poco a poco

Al comienzo no conviene alargar los apoyos recordando aquel viejo principio de “pedir poco para conseguir mucho”. No debe empezarse con el apoyo correcto de treinta grados, porque el caballo pierde su impulsión. Lo más importante es que la mantenga, que conserve el ritmo y que no saque la grupa. Por eso se empieza con apoyos cortos y de poca oblicuidad. Poco a poco se va aumentando el número de trancos, alternándolos con unos cuantos trancos por derecho.

Los maestros recomiendan empezar los apoyos a la mano que resulta más cómoda para el caballo, que suele ser la izquierda, y no hacerlos a la otra hasta que los ejecute correctamente. A medida que se van consiguiendo mejores apoyos, un jinete sensible irá sustituyendo la rienda de oposición por la pierna exterior, y notará cómo es innecesario el peso de su cuerpo hacia el lado interior.

Incorrecciones

Hay jinetes que empiezan el apoyo al salir del círculo. Se aprovechan de la incurvación que ya trae el caballo, aunque existe el peligro de pérdida de impulsión y de que la incurvación sea excesiva. En estos casos es conveniente, antes de iniciar el apoyo, pedir al caballo dos o tres trancos por derecho.

La mayoría realizan los apoyos cruzando en diagonal toda la pista. Evitan el peligro de hacer contracambios, en lo que la inversión de ayudas del jinete y el cambio de equilibrio del caballo pueden hacer patente cualquier error. El Reglamento no habla de contracambios y sólo pide apoyos, pero es natural que cualquier ejercicio en que el jinete busque más vistosidad a costa de mayores dificultades ha de ser bien visto por los jueces.

A veces vemos incurvaciones exageradas, que aumentan el grado de oblicuidad y disminuyen la impulsión, acercando el apoyo a lo que es el paso de costado. El cruzamiento de los remos puede ser espectacular, aunque el pie externo –el izquierdo si el apoyo es a la derecha- se aleja demasiado del centro de gravedad, debiendo realizar un esfuerzo excesivo que no siempre consigue la impulsión deseada.

Tiempos atrás veíamos la colocación contraria de la cabeza, mirando hacia afuera. Se trata de una falta grave que denota un desconocimiento del jinete de cómo debe ir colocado el caballo y que, afortunadamente, la vemos ya muy poco.

Algún caballo lleva la cabeza mirando hacia donde va, aunque la lleva torcida, de manera que su jinete, en un apoyo a la derecha, ve la oreja derecha de su caballo más alta que la izquierda. La denominación popular es que el caballo va “bizco”, o que “se asoma al balcón”.

Por último, un defecto frecuente es la colocación de la grupa por delante de las espaldas. La causa es la falta de impulsión. Hay que entender que los anteriores se mueven lateralmente peor que los posteriores, y más acusadamente cuanto mayor es la oblicuidad del apoyo. En este caso, las dos piernas deben actuar por igual con energía para que los posteriores lancen hacia delante toda la masa. Cuando esto sucede, y para que no vuelva a ocurrir, conviene trabajar el caballo en casa, alternando algunos trancos de apoyos con otros por derecho, y si es posible, en un terreno ligeramente cuesta arriba.

Texto y Fotos: La Doma Vaquera Actual de Juan Llamas editado por Grupo Lettera, S.L.

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