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¿Cómo debe ir arreglada una amazona a la vaquera en la fiesta y en la competición?

¿Por qué un caballo jamás se doma para monta a la amazona?

La Monta a la Amazona en cualquiera de sus modalidades tiene un gran número de seguidoras por todo España. La silla de cornetas, bien con zalea de borreguillo a la vaquera o con asiento de piel lisa a la inglesa, da identidad a una manera de montar exclusivamente femenina. Esta práctica, aparte de que motive al empoderamiento de algunas mujeres, por los tiempos que corren, hace que todos los aficionados admiremos esta combinación de equitación y elegancia con gran respeto. Reponemos la entrevista realizada por la Revista Galope a Rocío Jurado por el valor de su contenido y por lo mucho que aportará a las amazonas a la vaquera de hoy.

AMAZONAS A LA VAQUERA. ROCÍO JURADO

Nació en el seno de una familia de jinetes. Comenzó a montar a los cuatro años y a los ocho, empezó a tomar parte en pruebas de Doma Vaquera, siempre fuera de concurso. En 1974 representó a España en el Salón del Caballo en París como componente del espectáculo “Sevilla presenta los caballos del Cortijo de Cuarto”, dirigido por Rafael Jurado y continuó en dicho espectáculo durante 20 años haciendo exhibiciones por toda España y parte de Europa. Se tituló como monitora de equitación en 1983 expedido por el Club Pineda.

La Doma Vaquera ha sido una disciplina considerada exclusivamente para hombres ya que es la única modalidad de doma donde la mujer brilla por su ausencia. No entiendo el por qué, ya que esta disciplina está basada en la funcionalidad del caballo para ejecutar las tareas del campo con el ganado vacuno, ya sea bravo o manso.

Una mujer que sepa monta a caballo, está capacitada como un hombre para ejercer esta labor, y ejercer de amazona con montura vaquera.

Recuerdo a mi padre, Rafael Jurado, la primera vez que subió a este tipo de montura y me gustaría comentar la anécdota. Nos habían invitado a mi padre y a mí para hacer una exhibición de Doma Vaquera en las olimpiadas de Barcelona. Como en Andalucía teníamos el problema de la peste equina y no podíamos sacar los caballos del Cortijo de Cuarto, nos fuimos a Valencia donde tenemos unos amigos con una cuadra de mucha categoría. Mi amigo Fabián Granell me dijo “ahí los tienes, coge los que quieras Rocío”. Y a mí, el único caballo que me transmitió fue un castaño morcillo, cuatralbo del hierro de “Beca” con la figura más bonita que he visto en mi vida, pero con la peor de las miradas. Yo cogí al caballo, que jamás se había montado con montura de cornetas y me lo llevé a un picadero cubierto donde la arena estaba más blanda porque sinceramente me esperaba el zaleazo.

Mi padre, como todo buen padre protector, no quiso que fuera yo la primera en probar al caballo con la montura de amazona porque esta montura no lleva ación de estribo en el lado derecho. En su lugar va un cinchuelo que atraviesa el flanco derecho del animal. Este cinchuelo debe ir bien apretado con el objeto de que cuando la mujer monte, no se vuelque la montura hacia el lado izquierdo que es donde va todo el peso del cuerpo. Si el caballo no está habituado a este tipo de montura, al sentirse el cinchuelo apretado puede defenderse y tirarse para atrás. Mi padre, gran conocedor de los caballos, al ver a éste con tanta clase y raza, temió el problema y quiso ser el primero en montar. A la segunda vuelta que dio al picadero se me quedo mirando y exclamó “¡ahora sé yo el valor que tiene una mujer para trabajar un caballo aquí arriba!”

Mi padre, “el gran maestro”, con su frase y aparte de hacerme reír, me llenó de orgullo. Orgullo de amazona porque yo y cualquier mujer que se lo proponga puede trabajar un caballo con una montura vaquera de cornetas.

De hecho, me subí a él y esa transmisión que me produjo en el box, la sentí en cada fibra de mi cuerpo. Comencé a trabajar el caballo y le saqué los mismos ejercicios de doma que mi padre hacía al suyo. Galope corto, cambios, vueltas a ambas manos, apoyos, arreón, parada. Con esto quiero exponeros que la mujer está capacitada para competir con el hombre en esta modalidad. Sólo necesita afición, ganas y un buen caballo que le sirva.

Dos generaciones Jurado, Rocío y Don Rafael, Campeón de España de Doma Vaquera
Dos generaciones Jurado, Rocío y Don Rafael, Campeón de España de Doma Vaquera

 

EL CABALLO DE LA AMAZONA

No todos los caballos sirven para esta modalidad de monta. En primer lugar, debe tener una buena alzada, buen carácter para soportar la vara que sustituye a la pierna derecha, la suficiente clase para ejecutar movimientos flexibles y no demasiado temperamento.

Un caballo jamás se doma de amazona puesto que se rompería su equilibrio. Primero, de potro, se doma como cualquier otro caballo en la modalidad de vaquera. Cuando está preparado para la competición es cuando se le puede probar con la montura vaquera de cornetas.

El primer día que se le pone la montura de amazona no se le debe apretar en exceso el cinchuelo del lado derecho, solo lo justo para que la montura no se vuelque, y así poder ir confiándolo hasta ajustar los puntos de su medida. Cuando se le haya dado unas vueltas al picadero pediremos que nos pasen la vara con cuidado de no rozar al animal, puesto que este podría pensar que lo queremos castigar. Cuando tengamos la vara en la mano derecha iremos acariciando con cuidado el flanco derecho, lugar donde debería quedar la ación del estribo. Y así iríamos observando las reacciones del caballo.

Paulatinamente le iríamos apoyando la vara en el lugar de la pierna derecha. El caballo debe notar la ayuda de vara pero no el castigo. Con la presión de la pierna izquierda y el control de vara en el flanco derecho iremos controlando al caballo para que este no desplace su grupa ni a un lado ni a otro, y vaya rigurosamente derecho.

Progresivamente le pediremos ejercicios, ya que estamos hablando de un caballo completamente domado. Sólo tenemos que hacerle confiar en la ayuda de la vara para los movimientos que tenga que ejecutar al lado izquierdo, ya sean apoyos, medias vueltas o vueltas completas, cambios de pie, etc., con una constante presión en el lado derecho, que será gradual de mayor a menor intensidad, dependiendo del lado que estemos trabajando.

Con lo anteriormente redactado quiero exponer que se deben tener unos conocimientos teóricos, pero estos conocimientos teóricos deben ser llevados a la práctica siempre supervisados por un instructor.

Amazona en una exhibición en un coso taurino
Amazona en una exhibición en un coso taurino

 

CÓMO DEBE IR ARREGLADA UNA AMAZONA A LA VAQUERA

  • La montura de corneta debe llevar una zalea de piel de oveja, las cornetas deben estar casi en el centro de la montura para que la mujer pueda ir sentada en el centro y no colgada al lado izquierdo.
  • El peinado debe ser un sencillo moño, bajo y envuelto en una fina redecilla. ausencia de flores en el pelo y también ausencia de joyas, no porque estén reñidas con la amazona, sino por motivos de seguridad
  • El sombrero de ala ancha, caído hacia la ceja izquierda. La falda debe ser con bastante vuelo, un poco de plomo en el dobladillo y un elástico a modo de estribo para meter el pie derecho y así evitar que se levante la falda cuando se trabaja el caballo, o simplemente hace viento. Debe llevar un botón en la parte trasera para recoger la falda cuando vas a pie para que no te arrastre. La cinturilla debe ser ancha con botones, donde irán acoplados los tirantes que evitarán que la camisa se salga.
  • Las medias deben ser blancas muy tupidas. Se pueden llevar botos camperos, pero a mí particularmente me gusta más el zapato y la polaina porque la mujer no se viste de amazona para pasear en el campo sino para exhibirse en una feria o participar en un concurso.
  • Con la chaquetilla y la camisa discrepo con algún aficionado porque a mí concretamente no me gusta la chaqueta de solapa ni la camisa con bordados. Mi gusto es sobrio y sencillo. Prefiero una guayabera con cuello de tirilla y una sencilla camisa que unas veces puede ser blanca y otras cruda dependiendo del tono de la chaquetilla y el chalequillo, prenda esta última, para mi indispensable a la hora de vestirse una amazona.
  • Pañuelo de seda atado a la cintura. Su color debe resaltar del resto de la indumentaria, pero en consonancia y de tonos discretos.
  • Por último y principal, una buena vara de membrillo que debe estar en agua el día anterior a su uso. Con esta modesta aportación a vuestra novel revista quiero recordar a mi caballo “Martinete” que fue realmente mi maestro en la Monta de Amazona.

 

Foto de inicio: Amazona saliendo de la Casa Guardiola en la Puerta Jerez de Sevilla (Rafael Lemos)

Texto y fotografias: Archivo Revista “Galope La Cultura del Caballo” nº4, Año II

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