Ejercicios laterales, piruetas inversas y directas

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En las directrices de estos ejercicios, siempre coinciden los mismos conceptos: equilibrio, regularidad e incurvación.

No cabe duda de que para que el caballo se desplace en equilibrio, tiene que estar colocado, es decir, el cuello erguido con el perfil de la cabeza vertical, las caderas remetidas, para que el peso del caballo se reparta igualmente entre anteriores y posteriores. También es cierto que para conseguir regularidad necesitamos un contacto de manos y piernas, el acuerdo entre ellas y la confianza para que el caballo se mantenga tranquilo.

Para la incurvación, necesitamos la relajación de la mandíbula, esto hará que transmita flexibilidad a su masa muscular y articulaciones y viceversa. Con todo esto llegamos a la conclusión de que no deberíamos pedir estos ejercicios hasta que estos conceptos tan importantes en equitación estén asegurados.

Cierto es que todos hemos caído en la precipitación para la enseñanza de estos ejercicios, y esto acarrea más inconvenientes que beneficios, inconvenientes que en la mayoría de los casos son difíciles de corregir y que más adelante iremos desgranando.

Apoyos

Es quizás el ejercicio que en la naturaleza menos le observemos al caballo, por no decir nunca, lo que indica la gran dificultad que le produce hacerlos por sí solo. Igual le pasa al hombre, sin embargo, no es difícil ver cuándo, retozando en libertad, pasagearán al trote, hacen piruetas, levadas, paradas en firme, cambios de pies, etc. Por lógica, los apoyos deberían ser más complicados en su enseñanza que todos estos. Sin embargo, todos los caballos que salen a una pista desde temprana edad se les presenta haciendo apoyos y desplazamientos laterales (cara y grupa al muro, etc.) ¿Es tan fácil su enseñanza? ¿por qué no es tan fácil enseñar aquello que por naturaleza ellos realizan en libertad?

La facilidad radica en que con poco esfuerzo podemos desequilibrarlos, cosa que no sucede con los demás ejercicios superiores, que además de exigir un mayor esfuerzo, necesitan de equilibrio y este no se consigue sin la reunión. La reunión sin el impulso y la retención.

Todo esto indica que para la enseñanza de los apoyos debemos comenzar con el desequilibrio que aporta la cesión a la pierna. La cabeza a la izquierda, nuestra pierna izquierda que ordena y nuestro peso a la derecha ponen al potro en una posición favorable al desplazamiento a la derecha, pero esto no debería ser más que para que el caballo atendiera a una u otra pierna sin la necesidad de cogerles miedo. Una vez el caballo captara la orden, esta posición de cabeza y cuello deberíamos abandonarla, aunque cierto es que tiene utilidad para cierta gimnasia de descontracción y flexibilidad lateral del caballo en momentos puntuales de los entrenamientos.

Podríamos decir que la cesión a la pierna en la equitación pierde todo su valor para las presentaciones de nivel superior. Sin embargo, en la práctica de nuestra doma, desgraciadamente se sigue haciendo uso de este recurso con insistencia, hasta tal punto que casi no se entiende hoy en día el Acoso y Derribo sin la cabeza a la izquierda para que el caballo siga a la vaca a la derecha, y en el Rejoneo con la cabeza a la derecha para que el caballo lateralmente huya del toro, en este caso, con la ayuda de la mano derecha sin consideraciones.

Curro Calderón con su caballo Defendido en un correcto apoyo a la derecha

Me dijo una vez D. Juan Mª Maestre, que dejó de ir a los rejones por este motivo. Creo que no le faltaba razón. Sin embargo, hoy se comenta entre los aficionados, que tanto Acoso como Rejoneo están en su máximo esplendor. A ver quién entiende esto.

En doma de pista era muy usual ver este tipo de apoyos, es decir, una ligera cesión a la pierna que facilita al caballo y al jinete su realización. Afortunadamente esto poco a poco se erradicó, haciendo hoy en los concursos apoyos y desplazamientos laterales con una sola mano, lo que nos sitúa en la disciplina seria que se pretendía cuando se hizo la hoja número 2 con sus directrices y sus dificultades impuestas en ellas.

Para que un apoyo se considere bien ejecutado, el caballo debería ir mirando ligeramente al sitio donde va. Digo ligeramente, porque es así como es la expresión del caballo de vaquera. Con una sola mano y las riendas ajustadas por igual, si el contacto y la puesta en mano del caballo son correctos, a poco que incidamos con el dedo meñique en una u otra rienda expresionará su cabeza a uno u otro lado.

Una de las incorrecciones que se suelen cometer es el desplazamiento de la mano del jinete al lado contrario del sentido de la marcha, provocando presión de la rienda interna del caballo sobre el cuello y no dejando que las espaldas avancen. Se afloja la rienda externa, que es la encargada de mandar el tercio delantero del caballo al sentido de la marcha.

Hay otra incorrección más basta, el acortamiento de la rienda interna cada vez que se afronta un ejercicio de incurvación. La incurvación se debe entender como la flexión lateral del caballo por la pierna interna del jinete y no exclusivamente por la base del cuello delante de las espaldas.

Otra falta común es el abuso de la rienda interna cuando el caballo está rígido en la mandíbula. Esto anuncia la rigidez de todo su costado, provocando bascular la nuca.

En el apoyo correcto, las extremidades exteriores cruzan claramente sobre las interiores. Se ven con frecuencia caballos que avanzan con la espalda demasiado por delante y por lo tanto los pies no cruzan como debieran, siendo esto sin duda una prueba de que el caballo no se incurva por la pierna interior y arrastra la grupa. Que la espalda vaya por delante en ningún caso quiere decir que llegue a la pared donde finaliza (o a la pared imaginaria) antes que la grupa. Entonces el caballo marcharía en diagonal más que en apoyo.

Si la grupa es la que se adelanta, es prueba segura de que el caballo está flexionado en falso, no acepta la rienda interior y se incurva en exceso al no tener el control el jinete.

Los apoyos y sus combinaciones con contracambios le dan un aire de destreza y sumisión al conjunto jinete-caballo, sin duda es el ejercicio que entraña mayor dificultad cuando están bien realizados y que así debiera premiarlos un juez que lo hubiera comprobado.



Mientras menos avance el caballo hacia delante más dificultad tiene, y así deberíamos premiarlo, mientras más regularidad dentro del paso rítmico de vaquera, más calidad y así deberíamos premiarlo.
Quizás analizando punto por punto todo lo hasta aquí expuesto, todos los apoyos no serían de siete, como estamos acostumbrados. Se ve con frecuencia la grupa adelantada al inicio del apoyo, tanto al paso como al galope, no hay nada mejor para corregirlo que comenzar en los entrenamientos con una ligera espalda adentro, dos o tres trancos antes del apoyo, cuidado que la espada la pone adentro la rienda exterior y no la interior como se ve con frecuencia.

Esta tiene como función marcar la dirección y la mirada del caballo en el apoyo.

Piruetas directas

Siempre desde un paso reunido es como debe afrontarse este ejercicio. Y digo esto porque todos sabemos la dificultad que tiene un potro para ejecutarlo. El cuello en una posición de recoger, la grupa controlada por el jinete y la actividad de los posteriores hacen posible este ejercicio con soltura. El impulso hace que los posteriores tengan deseo de avanzar, por lo tanto que se mantengan en movimiento.
La reunión con la posición imprescindible de cuello y cabeza que necesita hace al tercio delantero ligero y ágil, para desplazarse alrededor de los posteriores. Unos pasos cortos antes de comenzar refuerzan la reunión. El movimiento rítmico en el paso le dará aire de Vaquera.

Hay quienes solo observan si un pie pierde la batida en algún tranco. Cierto es que se cataloga como una falta en los libros de la equitación pura (la Clásica). También se considera una falta grosera, que retroceda con algún pie. Tampoco se considera correcto que el caballo desplace su pie interior hacia dentro del círculo, agrandando la pirueta en consecuencia. Para este caso, siempre me dio buen resultado, comenzar el ejercicio con una breve posición espalda adentro, así el caballo está fácil para avanzar con las espaldas, impidiendo a la grupa que caiga al interior.

Curro Calderón con su caballo Defendido en pirueta directa

Para lo de frenar el pie interno, me dio buenos resultados animarlo con mi pierna interna, llamarlo al movimiento como en la parada, cuando se queda retrasado. Para que no retroceda y mantener el impulso lo hago practicando más veces medias piruetas y adelante y combinarlas con la pirueta completa que sin duda hay que asegurarse de que se realizarán con corrección en el concurso.

Impulso, ritmo, soltura, ligereza del tercio delantero, la mirada al interior, son virtudes que hacen de este ejercicio que aunque “soso” en Doma Clásica, se ha desenvuelto en Doma Vaquera, que al ser con una sola mano lo dificulta aún más.

Piruetas inversas

Ahora es la movilidad de la grupa la que se exige. Hacer una pirueta inversa correcta no es cosa fácil. Antiguamente era frecuente ver cómo los caballos clavaban una mano para girar sobre ella. Afortunadamente esto casi ya no se ve, incluso en el nuevo reglamento de Alta Escuela han salido al paso con acierto en este ejercicio “la pirueta en tres remos” que implicaba la paralización de una mano al suelo.

Debemos tener asegurados el desplazamiento de la grupa a la justa orden de nuestra pierna. Al igual que el apoyo, la cesión de la pierna sería la forma más lógica de enseñar. La cabeza del caballo a la izquierda, la pierna izquierda que atrasada ordena el desplazamiento y el peso del jinete a la izquierda adelantado hace que el caballo cargue peso sobre sus espaldas, frenándolas y dándoles libertad a la grupa para “escaparse”. Pero esto solo debe ser un puro trámite para facilitar el entendimiento por parte del caballo.

Como en la pirueta directa, el caballo tiene que marcar dos círculos concéntricos, pero esta vez el menor debe ser el que describen las manos. El paso reunido y corto serán las garantías para el orden en el ejercicio. Siendo un ejercicio que fácilmente desequilibra al caballo, se debe tomar sin prisa. El paso que sigue marcando cuatro tiempos será el toque de calidad. Pero el final debemos hacerlo de la forma que lo describen las directrices del ejercicio: ocupando las manos el menor círculo posible y cara ligeramente al exterior.



Sabemos de la dificultad de mantener al caballo batiendo en el sitio con las manos. Sin darnos cuenta abusamos de la cabeza y del cuello al exterior, cargando peso a la mano contraria haciendo que ésta se pare o dé un tranco abierto para corregirse. De nuevo desplazamos la mano para conseguir que la cabeza y cuello se incurven al exterior, abandonando la rienda externa. Ajustando las riendas por igual y estando la mandíbula del caballo descontraida y ágil, con el dedo meñique el caballo mirará al exterior, la rienda contraria ajustada y ligeramente sobre el cuello evitará que la espalda se caiga y que el anterior del caballo se desplace. El peso del jinete acompañará el movimiento que al igual que en el galope trocado evitará que el caballo se tienda al interior de la figura. La pierna interior de la incurvación evitará que el caballo desplace su espalda hacia fuera.

Con estas ayudas podemos conseguir que el caballo no realice la pirueta como si estuviera girando por la cincha, es decir, la espalda hacia dentro de la figura y la grupa hacia fuera.
Este ejercicio que en el campo se usa para abrir y cerrar cancelas, junto con piruetas y ligeros pasos atrás, le dan al caballo de campo soltura para su manejo. Yo propondría recuperarlo tal como lo utilizamos, es decir, medias piruetas y así distinguiríamos ejercicios auténticos de Doma Vaquera.

Paso de costado

Aun siendo un ejercicio que proviene de la instrucción militar, es muy usado en nuestra doma, en el campo, en reuniones de caballos en las que este debe estar presto y obediente a la pierna, para desplazarse lateralmente con prontitud.

Las ayudas son las mismas que para el apoyo. La incurvación es y debe ser menor que en este, yo diría que casi sin incurvación, para que el caballo se desplace con agilidad. La pierna interior estará atenta para detener el ejercicio y en el apoyo estará para empujarlo hacia delante.

Pasos de costado a la derecha

La gran diferencia es que en el paso de costado el caballo no avanza y la mejor forma de asegurar esto es afrontarlo desde la parada.

Aquí finalizan estos ejercicios, espero que este artículo les sirva de ayuda. En el próximo hablaremos de las medias vueltas sobre las piernas y el paso atrás.

Texto y Fotos: Joaquín Olivera Peña In Memoriam

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