El asiento según Jean Licart

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En efecto, se buscan las razones de esas actitudes desfasadas, de esos “dorsos gruesos”, de esos “riñones aplastados” contra la silla, de esas “rodillas aferradas”, pero rígidas, que proporcionaban una “pinza” ilusoria y privaban al jinete de toda esencia y de toda majestad al caballo.

Los jinetes actuales se distinguen por su actitud natural a caballo. En todos los aires y en el salto dan la impresión de mantenerse a caballo con la mayor facilidad y de aliarse con la mayor sencillez a los movimientos de su cabalgadura (extracto de un artículo sobre L’Ecole de Saumur (R. KEB)). La comparación de las figuras 66, 67, 68 y 69 demuestra que las teorías actuales solo son “revolucionarias” en cuanto que constituyen una vuelta a las tradiciones. La prueba son las numerosas referencias que acompañan a este texto.

Figura 66. Trote levantado sobre el pie derecho. Figura izquierda: el posterior izquierdo soporta la mayor parte del peso del jinete. El anterior derecho no soporta más que una pequeña parte del peso del jinete. Figura derecha: el anterior izquierdo soporta la mayor parte del peso. La sobrecarga impuesta al tercio anterior al elevar el cuerpo del jinete, puede ser el doble del peso (Gustave LE BON).

Figuras 67 y 68

Figura 69. Posición del jinete a caballo

El asiento, “cualidad que permite al jinete permanecer dueño de su equilibrio en todas las circunstancias” (Manual de Equitación y de Doma) es inseparable de la idea de movimiento. No se puede, en efecto, mantener el equilibrio sobre algo que se mueve más que por movimientos coordinados y no buscando fijarse simplemente (es lo que en equitación se llama comúnmente la “fijeza” que debe ser la reducción de movimientos al mínimo necesario).

El objetivo

Mantenerse a horcajadas con el máximo de solidez y de confort sobre un cuerpo cilíndrico animado por sacudidas verticales, horizontales y movimientos basculantes.

Los medios

Situación inicial más conveniente para el jinete sobre el caballo. Combinación de adherencia y de juego de los ángulos articulares (fuerza y flexibilidad).

Situación inicial

Para poder compensar las sacudidas de la locomoción con la mayor facilidad por medio de movimientos reducidos al mínimo y que apenas perturban el equilibrio inestable del caballo en acción, el jinete debe colocarse a caballo lo más adelante posible (fig.70) (cualquiera que sea la longitud más cómoda de los estribos en las distintas disciplinas hípicas: Alta Escuela, equitación de exterior, monta inglesa, monta americana, liso u obstáculos: “la cintura y las nalgas adelantadas” (La Guériniére). “El jinete debe sentarse hacia delante lo más que pueda, dejando el ancho de mano entre su parte posterior y el arzón de la silla” (Newcastle). “Las nalgas lo más adelante posible” (D’aure). “Que el asiento esté lo más cerca de la perilla que sea posible” (Ordenanza del 1 de junio de 1766) (La mayor parte de las referencias proceden de “Asiento-Aires y Reacciones” de L. De Sevy)).

La región de la cruz es la región de menor desplazamiento, el “nudo” de las ondulaciones vertebrales, el lugar desde el que se producen los movimientos basculantes de la locomoción.

Adherencia y juego de los ángulos articulares

El cuerpo del jinete a caballo puede descomponerse en dos partes: una parte que se adhiere al caballo; y una parte móvil articulada sobre la primera.

Estas dos partes no pueden definirse de una manera absoluta, pues varían según los procedimientos que el jinete emplee para sustraer su cuerpo a las sacudidas de la locomoción.

En todos los casos, el jinete combina la adherencia y el juego de los ángulos articulares, pero, según la violencia de las sacudidas a amortiguar y según que la solidez del jinete, la conducción del caballo o la economía de las fuerzas, pasen al primer plano, utilizará durante más tiempo:
– la adherencia o
– el juego de los ángulos articulares.

En equitación corriente, por ejemplo, solidez del jinete y conducción del caballo pasan al primer plano y por ello se necesita el máximo de adherencia.

En equitación de velocidad, en donde prima la economía de fuerzas del caballo, el jinete utiliza al máximo el juego de los ángulos articulares (estribos muy cortos) (“La suspensión” flexible así establecida entre el jinete y el caballo alivia considerablemente. El jinete se encuentra en alguna medida, por ese medio, más ligero a caballo).

Traducido y comentado por José Manuel Sales “El Cura”

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