¿En qué momento debe pedirse el cambio? Conoce todos los secretos de la mano de Juan Llamas
Un cambio de pie simple, según el Reglamento de Doma Vaquera es «aquel en que el caballo al galope cae al paso y, después de un máximo de dos a cinco pasos a este aire, vuelve a salir al galope sobre la otra mano.»
CAMBIOS DE PIE POR DERECHO
Definición
Hay cambios de pie aislados que forman parte de algún ejercicio, pero ahora se trata de no hacerlos aislados, sino de hacerlos seguidos a tres trancos, a dos o a uno. Habrá que tener en cuenta que, si un cambio a dos trancos es muy bueno, es mejor que un cambio malo a un tranco.
Hay jinetes con una sensibilidad y un tacto ecuestre fuera de lo común que consiguen magníficos cambios de pie a un tranco en poco tiempo, pero para los jinetes normales el camino es largo y difícil.
Para que un cambio se pie sea correcto, el caballo debe cambiar primero los posteriores. Si cambia antes las manos el tranco está desunido, pues el caballo galopa a una mano con los anteriores y a la otra con los posteriores. El jinete debe mostrar de manera clara lo que quiere hacer y no acoplarse a los cambios que el caballo, sin coordinación con él, vaya haciendo de manera espontánea. Los jueces debemos fijarnos también en el equilibrio del caballo, su rectitud y la amplitud y fluidez en los cambios.
Los cambios de pie tienen un coeficiente 1 porque, a pesar de su dificultad, este ejercicio no es vaquero, pero no cabe duda que es como una guinda para un caballo bien domado.
Antes de enseñar los cambios
No sólo es necesario que el caballo esté preparado físicamente, con sus articulaciones, músculos y tendones bien entrenados, sino también, como consecuencia de trabajos previos, que sus reflejos estén hechos a lo que se le va a pedir. El jinete debe conseguir que su caballo, desde el galope, caiga al paso sin ningún tranco intermedio de trote, después de un número determinado de trancos al galope. El caballo debe también salir al galope desde el paso. Estos cambios de aire deben hacerse a una y otra mano, hasta conseguir que el caballo trabaje en una calma total.
No hay reglas fijas, pero cuando el caballo hace cuatro trancos buenos de galope y cae bien al paso, está ya en condiciones de hacer el cambio cada cinco trancos. Más adelante se va disminuyendo poco a poco el número de trancos al galope, hasta llegar al cambio de pie a un solo tranco.
Para algunos autores, los trabajos en dos pistas pueden compaginarse con la enseñanza de los cambios de pie. Otros prefieren enseñar antes los cambios de pie, pues el caballo tiene tendencia a sacar la grupa cuando trabaja en dos pistas, con el peligro de atravesarse en los cambios de pie. De todas formas, las transiciones del paso al galope y del galope al paso deben ser perfectas. Casi siempre las dificultades en la enseñanza de los cambios de pie pro vienen de que las transiciones no acabaron de ser buenas.
El equilibrio del caballo
Para que el caballo pueda invertir más fácilmente sus posteriores, éstos deben estar lo más aligerados posible, siguiendo el principio de descargar de peso las extremidades que han de soportar el mayor esfuerzo. Por eso, al menos en las primeras peticiones, el caballo no debe elevar su tercio anterior, la colocación de la cabeza no será acentuada, y el ángulo de cabeza y cuello estará más abierto que cerrado.
El peso del jinete ayudará a este equilibrio sin cargar los riñones del caballo, adelantando ligeramente su busto y acercando su asiento a la perilla de la montura.
El galope no debe ser ni lento ni reunido, sino algo extendido, vivo, aumentando la duración de la fase de suspensión para facilitar el cambio de los posteriores en el aire.
El método
Los primeros cambios de pie se pedirán al fin de una diagonal, en el momento preciso que el animal llega a la valla que delimita un lado largo. Hay que cambiar el equilibrio y la posición del caballo, variando el asiento del jinete y la acción simultánea de riendas y piernas con ayudas netas y precisas par a que el cambio de pie se produzca más fácilmente. Es evidente que mientras los reflejos del caballo no estén desarrollados puede ser que éste no comprenda de inmediato la demanda del jinete, ya que este nuevo lenguaje entre los dos necesita un tiempo de comprensión. Generalmente, se necesitan varias peticiones sucesivas para que el caballo se decida a hacer el cambio de pie. Si el jinete sabe recompensarlo cuando lo haga, las dudas desaparecerán antes.
Con un caballo domado basta una ayuda de riendas para conseguir el cambio de pie, pero en los primeros intentos las ayudas de piernas, y sobre todo de la pierna que va a pasar a ser exterior, debe ser enérgica, aunque el cambio de pie termine en una ligera oblicuidad. Lo importante es conseguir el cambio.
¿Cómo se empieza? ¿Intentamos el cambio de pie desde el galope a mano derecha par a pasar al galope a mano izquierda, o al revés?
Depende, porque debemos empezar por el cambio que resulte más fácil al caballo. Se hace desde el galope más difícil, porque si el caballo galopa mejor a la otra mano hará el cambio más fácilmente. En el futuro, por supuesto, habrá que trabajar más el cambio que ofrece mayor dificultad.
Si el caballo no obedece, habrá que trabajar al paso hasta que el caballo recobre la calma, porque este ejercicio le pone nervioso al principio, y luego insistir con ayudas más enérgicas. Quiero recalcar que la calma es fundamental siempre que le presentamos al caballo una nueva dificultad.
En qué momento debe pedirse el cambio
Hay ocasiones en que el cambio de pie fracasa porque el jinete lo pide a destiempo. Debe saber que hay un momento ideal en el empleo de las ayudas para que el caballo realice el cambio más fácilmente.
Ese instante favorable es el tercer tiempo del galope, cuando sólo un anterior está en el apoyo y las otras tres extremidades están en el aire. La inversión del movimiento de los posteriores se hace en la fase de sus- pensión, pero hay un tiempo, muy pequeño, desde las ayudas del jinete hasta el cumplimiento de ese deseo por el caballo.
La sensación producida recorre el cuerpo del caballo, llega a su cerebro a través del sistema nervioso y hace el recorrido inverso para poner en marcha el mecanismo de inversión de los posteriores.
¿Cuánto tiempo pasa entre la sensación y la reacción? Los fisiólogos lo tienen calculado en una décima de segundo, que puede variar de un caballo a otro, como puede variar de un hombre a otro. Un tranco de galope de trabajo dura de seis a siete décimas de segundo, de las cuales dos décimas corresponden a la fase de suspensión. Si tenemos en cuenta esa décima de segundo que el caballo necesita para reaccionar y cumplir la orden del jinete, está claro que hay que pedir el cambio de pie un instante antes de la tercera batida, es decir, del tercer tiempo del galope.
Las incorrecciones
Hay caballos que se dejan un pie porque el jinete no les dio el equilibrio correcto, o carecen de amplitud en sus trancos por falta de impulsión, quedándose detrás de la mano, sin ese deseo necesario de ir adelante.
Otros no siguen la línea recta, describiendo leves curvas a uno y otro lado. La causa es pedir los cambios en un galope corto, o que el jinete, más que un jinete, es un contorsionista que vuelca su cuerpo a izquierda y derecha. Algunos de estos artistas circenses, además de asomarse, miran hacia abajo a uno y otro lado. ¿Qué buscarán?
Texto y fotos: La Doma Vaquera Actual de Juan Llamas editado por Grupo Lettera, S.L.
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