Exploradores ecuestres y jinetes condenan la carrera de caballos más larga y más deshonesta del mundo

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“No hay un recorrido cuidadosamente marcado, no hay puestos con comida ni agua ni apoyo logístico; se trata de una carrera de caballos a una escala totalmente nueva. Se cambiarán los caballos cada 40 kilómetros de manera que los animales estén frescos. Riñones sangrantes, extremidades rotas, heridas abiertas y una lista de peligros más larga que un brazo se encuentra entre usted y la victoria”, advierte la web oficial de la carrera.

El raid está siendo promovido por Tom Morgan, un británico cuya empresa “The Adventurists” (Los Aventuristas) se había especializado en atraer turistas ávidos de aventura para que se enrolaran en carreras montados en los más dispares “trastos”.

Según advierte la web de Morgan: “No tenemos previstos planes de seguridad. Nuestras aventuras están diseñadas para ser tan solo eso, de manera que organizar un equipo de soporte le quitaría ese sabor amargo y dulce que tiene la aventura (caminar por el filo de la navaja). A la gente se le asesora de que puede estar metiéndose en algo que quizás sea demasiado peligroso”.

La empresa de Morgan pidió consejo a “The Long Rider’s Guild”, la primera asociación internacional de exploradores ecuestres. “The Guild” aconsejó a la empresa que no animara a los 25 competidores extranjeros, todos los cuales habían pagado casi 5.000 dólares para poder intentar participar en la carrera, ya que los jinetes habían recientemente detectado en aquella zona ataques de lobos, plagas bubónicas, rabia, inundaciones, comida envenenada, robo de caballos y asaltos a personas.
“The Long Rider’s Guild” informó a la empresa que “The Adventurists” se estaba preparando para embarcarse en un imprudente contratiempo ecuestre, uno en el cual esta empresa no apreciaba los muchos apuros y peligros que se les iban a presentar tanto a jinetes como a caballos.

A pesar del peligro, Morgan está atareado promocionando lo que él llama “el más grande y peor asunto equino del planeta”. Le asiste Richard Dunwoody, un jockey británico convertido en guía turístico ecuestre. Ya que el plan es reclutar casi 1.000 caballos nativos para el raid no regulado, Morgan ha solicitado ayuda táctica y ecuestre de una fuente inverosímil, la organización internacional de caridad, “Mercy Corps”.

Operando en más de cien países, con oficinas en Escocia y Mongolia, la acaudalada organización de caridad acordó aceptar una suma garantizada de 25.000 libras en forma de donaciones por parte de los jinetes de Morgan a cambio de proveer al operador del tour con acceso a 25 familias de pastores mongoles y sus caballos. “Los “Mercy Corps” están encantados de formar parte del primer Mongol Derby”, dijo Jennifer Adams, coordinadora del desarrollo del evento. Cuando se le preguntó si esta sociedad de participación significaba que “Mercy Corps” se habían metido en la industria del raid de resistencia, Adams contestó: “creo que podríamos decir que sí”.

Durante una investigación sobre el raid que ha durado ocho meses, los jinetes de larga distancia de Nueva Zelanda, Canadá, Suiza, Gran Bretaña, Mongolia y los Estados Unidos confirmaron que ni el gobierno de Mongolia ni la Federación Ecuestre Internacional (FEI), el organismo internacional designado para proteger el deporte del raid de la explotación, se han implicado en organizar la carrera de resistencia. “Esta aventura tiene solo que ver con la resistencia del jinete, en contraposición a la del caballo”, dijo un portavoz de la empresa de Morgan.

Los competidores van a cabalgar directos al peligro. “Nos van a proporcionar esos rastreadores amarillos, de forma que podemos activar la baliza de emergencia si nuestro caballo se ha hecho daño y no podemos hacerlo caminar”, dijo un jinete. “La única otra vez que se supone que uno puede activar la baliza es si nuestra vida corre peligro inmediato. Tan solo hay un helicóptero de emergencia médica en toda Mongolia”.

La comida y el agua también serán un obstáculo durante el Mongol Derby. “Todavía estamos estudiando las opciones de comida”, dijo un joven e ingenuo competidor a la prensa. “Nos van a dar localización de pozos mediante GPS, donde podremos conseguir agua pero no garantizan que los pozos tengan agua. Quieren que seamos cautelosos porque hay manadas de perros salvajes alrededor de esos pozos”.

Cuando se supo que el raid de Morgan parecía violar tres de los principios principales de las carreras de resistencia, concretamente la no explotación comercial del caballo, la de tener una ruta marcada y fuentes de agua confirmados, la más grande coalición del mundo de jinetes, exploradores y editores, lanzaron una petición internacional pidiendo al presidente de Mongolia que parara el raid y urgiera a la Princesa Haya de Jordania, presidenta de la FEI, para que prohibiera de por vida a los jinetes participar en más competiciones.

Adicionalmente, el ministro británico para el Caballo, Jim Fitzpatrick, ha sido instado a investigar el raid no reglamentado de Morgan, así como las Comisiones de Caridad de Inglaterra y Escocia que recibieron una reclamación pidiéndoseles que investiguen la posibilidad de que los Mercy Corps participaran en un comportamiento inaceptable.

Independientemente de lo que pase en la estepa en verano, ya está claro que se verán miles de jinetes, exploradores ecuestres y jinetes de raid unidos en un acto de solidaridad sin precedentes, con la intención de parar el espectáculo de Morgan.

Para más información acerca de la carrera de resistencia y para firmar la petición, por favor visite la “Long Rider’s Guild Mongol Investigation and Petition” (www.thelongridersguild.com/mongolia.htm).

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