¡Hay que tomarse tiempo, pero no malgastarlo!

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Un caballo debe acostumbrarse lentamente a todo lo que queremos hacer con él y no debe asustarse ni tenernos miedo en todo el procedimiento. Debe aprender y comprender que todo lo que hacemos es para su bien y para protegerlo de sufrir daños.

Para trabajar con caballos hay que tomarse el tiempo para todo, al objeto de hacer nuestro cometido correctamente. Esto es primordial en la preparación, doma, entrenamiento y monta del caballo. Para lograr un progreso continuo, cada momento que pasamos con el caballo debe emplearse de forma constructiva, desde el comienzo.

Mi lema personal es: hay que tomarse tiempo, pero no malgastarlo. Repito, todo lo que hagamos debe hacerse de manera que el caballo comprenda lo que le pedimos. Esto crea confianza entre caballo y jinete. Queremos que el caballo sea nuestro compañero, de modo que se alegre de trabajar con nosotros y disfrute con ello.

Ajuste correcto del equipo

Ante todo, debemos procurar la comodidad del caballo y asegurarnos de poner y ajustar todo el equipo correctamente. Empezamos poniendo los protectores o las vendas, primero en las manos y después en los posteriores. Si el caballo nunca ha llevado protectores atrás anteriormente, se puede facilitar el proceso levantando una mano – de este modo resulta más seguro poner los protectores en los posteriores.

Las vendas o los protectores no están diseñados para dar más soporte a las extremidades, ya que esto reduciría su fuerza. Al contrario, sirven para proteger las cañas y los tendones de tocarse con las herraduras y evitar lesiones.

A continuación, colocamos la montura y la brida. La montura debe colocarse en la posición correcta desde delante hacia atrás, y debe “deslizarse” suavemente hacia el punto correcto.



Nunca hay que mover la silla hacia delante. La forma más sencilla de ubicar la posición correcta de la montura sobre el dorso del caballo es usar la mano: el borde delantero de los topes para las rodillas del faldón debe quedar a la anchura de una mano detrás de las espaldas.

El sudadero siempre debe extenderse bien y la punta debe ser levantada bajo el borrén delantero de la montura para evitar tensión o incomodidad sobre la cruz.

Al poner la cincha hay que tener cuidado de no golpear las extremidades anteriores del caballo ya que podría asustarse y dar un salto, lo cual puede provocar accidentes y lesiones.

Dado que primero vamos a dar cuerda al caballo una vez ensillado, se coloca un cinchuelo sobre la montura. Ya que la cincha no debe apretarse demasiado al principio, el uso del cinchuelo tiene la ventaja de poder dar cuerda al caballo sin que se deslice la montura. Esto resulta práctico para más adelante. Por ejemplo, si se ponen riendas de atar directamente a la montura, puede ocurrir que el caballo al estirar el cuello y bajar la cabeza para sentirse más cómodo, y la cincha todavía no estar bien apretada, tire la montura hacia delante. Esto produciría incomodidad e incluso podría provocar una rozadura de cincha.

Otra ventaja del cinchuelo es que se puede dar cuerda al caballo con o sin montura.

El cinchuelo de mi preferencia tiene varias posiciones para fijar y ajustar las riendas de atar. Las anillas superiores se encuentran en el lugar donde se ubicarían las manos del jinete y mantienen la nuca del caballo en una posición más alta. Las anillas del medio están al nivel del porte normal de la cabeza del caballo, y las inferiores pueden usarse para trabajar al caballo con una línea superior más larga. Comentaré varias opciones con más detalle, juntamente con la fijación de las riendas de atar.

Por ahora, el siguiente paso es poner la brida. Primero se pasan las riendas suavemente por encima de la cabeza y el cuello del caballo y se extienden hacia atrás.

Al hacerlo hay que tener en cuenta que se debe poder controlar al caballo en todo momento, por si se mueve o retrocede. Incluso si intenta alejarse, hay que estar preparado para impedirlo.



Ahora se pone una mano sobre los labios del caballo para invitarle a abrir la boca, ya que así nos facilita colocar el filete. Poner el filete de forma correcta es de suma importancia y hay que proceder con gentileza, sumo cuidado y precisión. El filete debe descansar cómodamente en la boca del caballo, sin tirar de las comisuras de los labios. Además es importante que el filete no sea demasiado pequeño de anchura, ya que esto restringe el movimiento de las mandíbulas y los labios. Otro punto al que hay que prestar atención al poner la brida es que la muserola no esté demasiado apretada ni colocada demasiado baja. El ahogadero, debajo de la brida, no debe ajustarse demasiado: debe caber el puño ampliamente en el espacio entre el ahogadero una vez ajustado y el cuello del caballo. Así estará correcto.

Hay que recordar que una cabezada mal ajustada puede provocar tensión y llagas en la boca del caballo, provocando grave malestar y/o dolor. Esto a su vez hace que el caballo esté intranquilo y falto de concentración y muchas veces es la causa de resistencia a las ayudas o la mano del jinete. El caballo debe encontrarse cómodo con la cabezada y la embocadura ya que esto facilitará que acepte las ayudas del jinete y aprenda a comprenderlas, en vez de resistirse a ellas.

Preparar al caballo debe hacerse sin prisas, de forma correcta y concienzuda ya que esto es esencial para el bienestar del caballo y por tanto primordial para la armonía entre caballo y jinete.

Texto y Fotos: La Equitación de Arthur Kottas editado por Grupo Lettera, S.L.


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