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Homenaje a Álvaro Domecq desde tierras salmantinas

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Carta  de un aficionado al jinete jerezano

Que Álvaro Domecq sea mundialmente reconocido por las prestigiosas Escuelas de Equitación, no es nada nuevo. Pero siempre es agradable recibir cartas que ensalzan la historia de uno de los mejores jinetes de la historia de nuestro país. Así lo ha hecho J. Gregorio Montero, un aficionado que, desde tierras salmantinas, ha querido homenajear, a través de una carta, al que fuera director de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre

«Elogio a D. Álvaro Domecq Romero.

Su Excelencia: D. Álvaro Domecq Romero. Me refiero al jinete y al señor. El señor, porque para todos y por todo está bien claro que así es. Por la trayectoria a lo largo de su vida privada y sobre todo de su vida pública, con la parte que corresponde de haber sido uno de los mejores rejoneadores.

Como maestro y director de equitación de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, en la cual permaneció durante tanto tiempo al pie de ese delicado cañón, a la cual ha vuelto, y le han dado un merecido homenaje de la Junta de Andalucía, poniendo el busto de su figura y su nombre al picadero central de la Escuela. Bueno, más vale tarde que nunca. Director y jinete de la Escuela de Equitación más importante del mundo (Jerez de la Frontera), La Real Escuela Española del Arte Ecuestre. D. Álvaro para conseguir el nivel de esta escuela, no dudó en marchar a trabajar a la escuela de Viena, para asesorarse de cómo poner la base a su «Bendita» escuela de Jerez. Consiguiendo sus propósitos. Es un grandísimo éxito poner una escuela de equitación en marcha y a los 12 años de su existencia ser la más importante de las mejores. Por ejemplo, la Escuela de Viena, Escuela Francesa de Saumur o la Escuela Portuguesa Alter Real, llevaran cientos de años existiendo como escuelas reconocidas de base, siendo símbolos de la perfecta equitación.

¿Esto es mérito? Pues sí, es mérito, ilusión, tesón, trabajo, saber hacer, saber compaginar el trabajo con su gran equipo, no mirar atrás cuando las caídas hayan sido eminentes, levantarse y seguir persiguiendo sus propósitos y sus sueños y creer en su Dios (que también es creyente).

Antes, me refería a su gran equipo, lo que ocurre es que hoy el mensaje es para D. Álvaro. Pero, por supuesto, detrás de «un gran hombre hay una gran mujer», y está muy claro que detrás de un gran equipo hay un extraordinario conjunto de personas que dedican su vida por lo que más les gusta, que son los caballos y la equitación, a pesar de que tengan que compartirla con momentos de complicada dedicación y disciplina. Pero al final todos y cada uno de ellos obtienen su recompensa, que en este caso son varias, como estar satisfechos de lo que regala uno a su alma cada día, a través de la equitación, también esas medallas que se trajeron a España, por ley, (ni que decir tiene de qué forma elevan el espíritu al infinito, las medallas y los premios cuando hablamos de ganarlas en el otro mundo, en el grande) y otra, la satisfacción de que este equipo forma una familia por la cual se sienten protegidos, teniendo un apoyo para evolucionar en su vida privada y en la profesional. Para todos, un saludo fortísimo y mis mejores deseos para seguir manteniendo lo que ya está creado y crear más si fuese posible.

Álvaro Domecq junto a uno de los ejemplares de la REAAE.

 

Seguramente D. Álvaro no será consciente de que todo lo que ha estado creando, no era solamente para usted, también ha sido para enriquecernos a todos nosotros y despertar a los aficionados de ese tosco sueño del cual no sabe uno por donde «tirar»; de las dudas que se tienen a la hora de domar, que sabes que te falta algo y no sabes que será, andar a caballo con la intención de averiguar cuál es el problema que resolver y qué misterio será: será la impulsión, será la unión, será la rectitud, etc. Esto son las dudas de un jinete, que lógicamente si te abren veredas (las suyas) será más fácil saciar la sed que todos tenemos de equitación.

Qué maravilla poder formar nuevos y extraordinarios jinetes que llevarán nuestra bandera por todo el mundo. Se les respetará dándoles un trato merecido porque su currículo dará especial garantía a las empresas que les acogerán también, y aparecerá la bandera de D. Álvaro y de la Escuela de Jerez, la del caballo de Pura Raza Española y lo más importante, poder vivir de esta profesión, que solamente los aficionados sabemos las penurias que tenemos que pasar para conseguir un trabajo dedicado a los caballos sin tener un título.

Privilegiado: Su Excelencia, D. Álvaro, es la expansión de la equitación, de la cual, por suerte a mí me pertenece un poco. Esto lo estoy escribiendo hoy, pero hace mucho que soy consciente de ello. Seguramente, por pereza, o por no saber escribir bien, no lo haya hecho antes, y estoy convencido de que les pasará algo parecido a todos los aficionados que comparten conmigo la misma afición e inquietudes, pero yo sé que todos le queremos, le respetamos, le admiramos y le tenemos como nuestro MAESTRO porque, sin duda, todos somos agua de su fuente.

Mil gracias, Maestro, por enseñarnos y regalarnos esas «veredas suyas» que ahora son también un poco nuestras y de verdad, que son el principio de lo que carecíamos y que ahora son el principio básico para «andar a caballo».

Yo soy un aficionado mayor, me refiero a la edad, la afición al caballo no tiene edad, por este motivo cada día me encuentro más cerca de usted, D. Alvaro, y, a pesar de que la distancia en kilómetros es importante, la cercanía de la equitación nos une más cerca.

Gracias Excelencia por su luz, por el brillo que esparce, porque nos acaricia a nosotros, regalando este calor y sutileza por el que hace que nos conmueva esta afición tan maravillosa, tan única, tan misteriosa, tan delicada, tan bruja.

Gracias, «Su Excelencia de la equitación».

Gracias, D. Álvaro Domecq.

Gracias, MAESTRO.

Firmado: J. Gregorio Montero. Aficionado de Salamanca».

 

Texto: Redacción/J. Gregorio Montero

Foto: Archivo Redacción/REAAE

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