Jean Licart estudia los cambios de pie y la rectitud del caballo

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El cambio de pie se hace en el momento en que se separan las bases diagonales de dos trancos de galope y no solamente durante el tiempo de suspensión, como podría creerse. En el cambio de pie de izquierda a derecha (fig. 64), el cambio de posterior se produce a partir del apoyo del anterior izquierdo y continúa durante el tiempo de suspensión. El cambio del anterior comienza durante el tiempo de suspensión y continúa durante el apoyo del posterior izquierdo. Así, el cambio de pie comienza por los posteriores y termina por los anteriores; estos dos cambios se superponen. Posterior y anterior izquierdos repiten su apoyo; cada bípedo, posterior y anterior, se efectúa sucesivamente como un salto a la pata coja.

Fig. 64. Cambio de pie de izquierda a derecha

El cambio de pie podría considerarse como una nueva salida al galope, yendo ya el caballo galopando, y las notas comentadas para la salida a galope pueden aplicarse a los cambios de pie y, muy particularmente, las que se refieren al contacto constante de las piernas y el pesar sobre la nalga opuesta al pie sobre el cual quiere obtenerse la nueva salida a galope. “Para los cambios de pie los movimientos del caballo tienen que estar muy unidos a las ayudas, pues estos movimientos solo funcionan cuando son exigidos” (FRANCONI).

Es importante que, en el salto a la pata coja de los posteriores, el caballo disponga no solamente de su propia masa, sino también de la del jinete (importancia de echar el peso sobre la nalga exterior, del retraso de los hombros, de la elevación de la cabeza y del remetimiento de las nalgas del jinete en el momento del cambio de pie). La mayor parte del tiempo ocurre que el jinete se echa sobre las espaldas, se apoya en los estribos en lugar de permanecer atrás, sobre las nalgas, o también porque se sirve demasiado de las manos, razón por la que el caballo pierde el equilibrio después de haber cambiado de pie o cambia el anterior antes que el posterior.

Puesto que las espaldas están sometidas a la grupa, el jinete debe preocuparse sobre todo de invertir la incurvación del dorso-riñones para cambiar de pie. Galope a la izquierda: pierna izquierda en la cincha, talón derecho ligeramente hacia atrás, peso del cuerpo sobre la nalga derecha, incurvación del dorso-riñones a la izquierda. Para pasar al pie derecho; echar el peso sobre la nalga izquierda, pierna derecha viniendo a la cincha, talón izquierdo hacia atrás, cesión de la mano derecha. Esta inversión debe ordenarse con decisión y limpieza, el jinete permaneciendo en equilibrio.

Para obtener cambios de pie fluidos, el jinete debe hacer pasar los cambios de pie “por delante de él” y no “por debajo de él”. El caballo debe enviarse y manejarse por delante de las piernas y sobre la mano (acción de los dos talones y los riñones del jinete sobre los del caballo, empujar hacia delante con las nalgas).

Para obtener cambios de pie próximos entre sí y conservar el control permanente del caballo durante esos movimientos, el cuello debe permanecer derecho (General L’HOTTE) y el caballo tenso (acción de los dos talones).

La mayor parte de las dificultades experimentadas en el cambio de pie provienen de una falta de tensión, de rectitud o de obediencia a las ayudas, en lo que concierne al caballo. Y en lo que concierne al jinete, por un defecto de constancia en la presión de los talones, de un retraso, de una falta de claridad, de decisión o de autoridad en la intervención de las ayudas. Hay que recordar aquí que, para controlar los movimientos, el jinete no debe contentarse con seguirlos, mantener la cadencia del galope. La orden de cambio debe hacerse un poco por delante del ritmo del galope, si no se corre el riesgo de llegar demasiado tarde.

Defectos en la rectitud del caballo

Como el hombre, el caballo nace con dos mitades desiguales, una fuerte y la otra débil. También en el caballo, el lado izquierdo es generalmente más débil que el derecho. Las estadísticas que hemos llevado a cabo sobre cuadernos de enfermería durante 2 años (1931-1933) han dado los siguientes resultados:

El Genaral L’HOTTE ha hecho notar que el esparaván se produce el doble de veces en el corvejón izquierdo que en el derecho. Resulta de esta disparidad que habitualmente el caballo lleve con el lateral derecho la mayor parte de su peso. Mismas estadísticas que las anteriores:


El General L’HOTTE ha resaltado que la rotura de un ligamento se presenta casi el doble de veces en el corvejón derecho que en el izquierdo. Esto es porque el posterior derecho soporta más peso cuando los caballos dan media vuelta a la izquierda delante de objetos que les atemorizan o huyen a la izquierda.

Evita cargar el lateral izquierdo y, para reducir la duración de su apoyo, acelera el apoyo de los miembros derechos; el lateral derecho carece de libertad de juego.

Las ondulaciones vertebrales no son simétricas; ello resulta de los trancos desiguales, particularmente aparentes en el juego de los posteriores (esto explica que los caballos galopen más fácilmente a la izquierda que a la derecha. El caballo se atraviesa normalmente en el galope a la derecha, disponiendo el posterior derecho por delante del izquierdo, para evitar incurvarse a la derecha). El cuello se mantiene en una disposición de incurvación a la derecha.

En la mayor parte de los caballos, el jinete experimenta las siguientes sensaciones:

– El caballo se resiste a las acciones de la rienda izquierda y se sustrae a las de la rienda derecha, cediendo con demasiada facilidad, no tensa la rienda derecha.

– La pierna derecha sube por la masa del vientre, mientras que la izquierda parece hundirse en el caballo.

– El jinete, considerando sobre todo lo que se ve y se siente más fácilmente, busca enderezar al caballo desde el cuello, y la causa principal de ello es que se trata de un defecto de remetimiento del posterior izquierdo consecutivo a una falta de empuje del posterior derecho.

Fig. 65. Trote levantado sobre el pie derecho

Los ejercicios de gimnasia adecuados para corregir al mismo tiempo los defectos de rectitud de los dos extremos del caballo son muy raros, por lo que parece lógico fijar objetivos sucesivos en la búsqueda de la rectitud:

1. Luchar contra las diversas desviaciones de la columna vertebral por la tensión que tiende a colocar la cara, la base del cuello y el vientre sobre el eje de propulsión. Obligar al caballo a mantenerse en las riendas, manos bien separadas, a tensar por igual las dos riendas (codos elásticos).

2. Desarrollar la fuerza del lateral izquierdo: Trabajo en círculo y vueltas a mano derecha. Trote levantado a mano izquierda sobre el anterior derecho (fig.65); espalda izquierda adentro en todos los aires; obligar al caballo a llevar su peso hacia la derecha: media vuelta sobre los pies a la derecha, apoyo a la derecha a todos los aires; galope a la derecha; galope en trocado sobre el círculo a mano izquierda, etc.

3. Desarrollar el empuje del posterior derecho. Vueltas a la izquierda; paso de costado hacia la izquierda (espalda derecha adentro de SALINS) apoyos hacia la izquierda; espalda izquierda adentro de LA GUERINIERE, etc.

El caballo está “recto” cuando el jinete siente un apoyo igual en las dos manos, cuando la obediencia a las manos es la misma en ambos lados (cesiones de mandíbula e incurvaciones del cuello igual de fáciles hacia un lado como hacia el otro), cuando la obediencia a la pierna aislada y la sensación de elasticidad de los costados son iguales en ambos lados.Solo la perfecta obediencia, la completa sumisión a las ayudas, puede mantener al caballo “recto”.

Notas

La rectitud es muy difícil de conseguir. “El jinete perfecto pasa toda su vida corrigiendo esta imperfección” (D’AUVERGNE). El caballo debe experimentar las mismas dificultades que el hombre que, en deportes como la esgrima y el tenis, quisiera hacerse ambidiestro.

Es importante que, durante esta gimnasia, el jinete tenga presente en el espíritu el objetivo perseguido y la solidaridad de la base del cuello con la grupa a fin de actuar con las ayudas de manera que no agrave los defectos de una extremidad buscando corregir los de la otra.

Si ciertas figuras ejecutadas a una mano son adecuadas para remediar los defectos de rectitud de un caballo, esas mismas figuras hechas a la otra mano, confirman o acentúan esos defectos. Es importante, pues, que antes de determinar el trabajo a asignar a tal o cual caballo, se tengan en cuenta sus defectos de simetría y aplicar seguidamente la gimnasia apropiada para rectificarlos. Hay que resaltar que nosotros también tenemos defectos de simetría bastante análogos: nuestro lado izquierdo es más débil; cruzamos más fácilmente la pierna izquierda que la derecha; nuestro dorso-riñones se incurva más fácilmente a la izquierda que a la derecha; volvemos más fácilmente la cabeza a la izquierda que a la derecha. Y, evidentemente, nuestros defectos de simetría se superponen, se añaden a los del caballo.

Traducido y comentado por José Manuel Sales “El Cura”

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