Las enfermedades ortopédicas del desarrollo (Parte II)

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Los requerimientos para un desarrollo adecuado del aparato músculo-esquelético del potro, están influenciados por:
1. Base genética.
2. Hay también influencias maternales.
3. Los factores nutricionales. La dieta de la madre durante la gestación y la lactación y la alimentación del potro una vez nacido. Influyendo especialmente el exceso de energía y el desbalance mineral.
4. Ejercicio adecuado. El cuerpo del potro está diseñado para que se mueva, y es esencial para un correcto desarrollo.

Tratamientos y manejos
El tratamiento a elegir deberá estar basado en un examen exhaustivo del potro y de su evolución y, para ello, nos apoyaremos en las radiografías, fotos y vídeos. En torno a un 40% de los potros necesitarán un herraje correctivo y un 8% de cirugía. Un 10% de los PSI no son vendidos como potros de un año debido a las enfermedades ortopédicas del desarrollo. Al invertir en prevención, estamos invirtiendo en una valoración del mejor por parte del comprador en el momento de la venta.

Desviaciones angulares
Una desviación angular es la desviación de un miembro sobre la vertical. La desviación puede ser que gire la extremidad hacia fuera (valgo) o hacia dentro (varo) y esta puede ser congénita o adquirida.
Las deformidades congénitas se cree que, además de los factores descritos anteriormente, pueden estar provocados por una mala posición en el útero, por laxitud de las articulaciones o incompleta osificación de los huesos cuboidales. Las deformidades adquiridas aparecen semanas o meses después del nacimiento y están provocadas por un crecimiento asimétrico de la fisis secundario a: OCD, dolor, un trauma…
Los tratamientos son diferentes dependiendo de cuál de las dos deformidades tiene el potro.

Desviación valga
Muchas de las desviaciones angulares se corrigen solas antes de los 90 días de vida. Esta conformación en un grado leve es normal en los potros, sobre todo en aquellos que tienen unas extremidades y cuellos largos. Tenemos que ser pacientes, ya que con un buen manejo del suelo en el que pisa el potro, un cuidado del casco y la instauración del ejercicio adecuados, puede curar la desviación sin más intervención. Si corregimos demasiado, podemos provocar una desviación vara del menudillo. La mayoría de las desviaciones valgas tienen un componente rotacional también.

La más común es la desviación valga del carpo. En los casos que tenga una desviación entorno a los 8-10 grados. En una primera etapa, restringiremos el ejercicio diario al mínimo y lo tendremos en el box con una buena cama, pero no excesivamente blanda.

Retocaremos los cascos para que tengan una alineación adecuada semanalmente. Es mejor tocarlos un poco todas las semanas, que mucho de golpe, porque le podemos provocar dolor y el efecto contrario al perseguido. Nuestro objetivo es darle una alineación más sana a toda la extremidad sin provocar un deterioro del casco y perder el balance adecuado del mismo.

No bajaremos el talón lateral en una desviación valga antes de los 90 días, porque esto favorece la carga desigual y perjudica la placa de crecimiento y puede provocar daños de manera irreversible.
Las desviaciones no se originan en el casco, sino que están originadas en la alineación axial del miembro, así que bajarle un talón no hará más que forzar la placa de crecimiento de manera asimétrica.
Los casos severos no se corrigen con control del ejercicio y de una buena cama. Si la desviación es severa o persiste después de las dos primeras semanas de vida, tendremos que intervenir, pero no sobreactuar. La fisis del menudillo se cierra a los tres meses y las de carpo y tarso entorno a los seis, así que nuestra ventana de actuación está restringida a esos meses.

Las medidas a tomar dependerán del origen de la desviación:

a. Colapso de los huesos cuboidales de las articulaciones del tarso o del carpo. Estos huesos son los numerosos huesos que conforman las articulaciones del carpo y tarso. Por diferentes causas en el momento de nacer, presentan una deficiente osificación del hueso subcondral y debido al peso que tienen que soportar una vez que nacen, se colapsan y aplastan, normalmente más en un lado que en otro, y eso provoca una desviación angular del miembro afectado. Los potros dismaduros (que nacen en su tiempo gestacional, pero no suficientemente maduros) y prematuros (nacen antes de tiempo), tienen una mayor predisposición a sufrir este tipo de desviación y deberemos vigilarlos nada más nacer. El tratamiento consistirá en dar soporte a la articulación mediante férulas o yesos de fibra de vidrio hasta que osifiquen los huesos y puedan soportar el peso del potro. Tendrán que ser seguidos con radiografías seriadas.

b. La corrección del casco se hará con la supervisión del herrador y el veterinario. No consistirá en rebajar el lado más corto, sino en equilibrar el casco. También podremos usar herraduras pegadas a partir de los 30 días con extensiones al lado medial o lateral que nos ayudarán en muchos casos. El objetivo de estas herraduras es cambiar la base de soporte donde debería estar debajo del axis longitudinal de la extremidad. No dejaremos más de dos semanas las herraduras. Si necesitamos ponerlas otra vez, lo haremos cinco días después de retirarlas.

c. Si la desviación no se corrige, existe la posibilidad de utilizar la cirugía. Solo se utiliza en los casos más graves o en aquellos en los que la desviación sea mayor de 15 grados. Antes, se recomendaba el levantamiento de periostio del lado que menos estaba creciendo, pero últimamente se han publicado artículos en los que se ve que los potros tratados con esta cirugía evolucionaban igual que los no tratados. También se puede utilizar un puente hecho con dos tornillos y un alambre que fija el lado de la fisis de crecimiento más rápido para ralentizar su crecimiento hasta que se equipare con el otro. También se puede utilizar un tornillo que atraviese la fisis que más crece. Hay que tener cuidado de quitarlos en el momento adecuado porque podemos provocar una sobrecorrección, ya que el tratamiento sigue funcionado durante varias semanas después de retirar los alambres y tornillos.

d. En los casos en las que la desviación esté originada en la rotación de los huesos largos y en los que la placa de crecimiento se ha cerrado, se puede usar la osteotomía. Esta cirugía consiste en cortar el hueso y fijarlo después con placas y tornillos en la zona donde haya crecido más.

Desviación vara
Los potros tienen la extremidad girada para dentro cuando las vemos desde frente. Esta deformidad es más problemática que la valga. La corrección la tendremos que hacer nosotros, porque no se curan solos. Es importante una detección temprana para utilizar las extensiones laterales o la cirugía en el caso de que sea necesario. La cuartilla deja de crecer alrededor de los tres meses. Debemos intentar conseguir la mejor corrección antes de los tres meses.

Les pondremos la extensión lateral hecha de goma, con cuatro o cinco días de vida. Esa extensión puede durar cuatro o cinco días y, probablemente, tendremos que usar por lo menos otro herraje más, pero tenemos que estar encima de ellos. Les dejaremos un descanso al casco de 24 horas entre herraje y herraje.

Desviaciones rotacionales
En estos casos toda la extremidad está rotada hacia fuera. Su origen es muscular más que la alineación del hueso. Cuando los sedamos y los manipulamos, puedes alinear el miembro y eso no sucede en los casos de desviación angular. Si la desviación es rotacional, no podremos corregirlas con herrajes, al revés lo empeoraremos y se quedarán cojos tras la corrección. Cuando los veamos mover, veremos que no apoyan el miembro plano, sino que la parte lateral se apoya primero. Es muy común que no requieran ningún tratamiento. Los potros, sobre todo los PSI, cuando vayan creciendo, se corregirán solos, más rápidamente los machos que las hembras. Algunas veces, el talón medial se va hacia arriba y con una extensión medial podremos evitar que se colapse. No hay que ser muy agresivo antes de los tres meses de edad porque esto puede producir problemas en el menudillo.

Todo ello nos llevó a recomendar a diagnosticar y tratar, cuanto antes, todas las patologías del crecimiento del potro, que pueden condicionar la vida deportiva de adulto en el caballo.

Texto y Fotos: Marta Bezunartea López – Lincenciada en Medicina Veterinaria – Vet-Regenera S.L.

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