Los avances técnicos permiten utilizar referencias naturales durante el recorte

  • Autor de la entrada:
  • Categoría de la entrada:Caballos
  • Comentarios de la entrada:Sin comentarios
  • Tiempo de lectura:6 minutos de lectura

“He pasado gran parte de mi oficio caminando por un puente poco iluminado, intentando llegar al otro lado sin caerme al río”. Puedo decir que esta frase representa una etapa de transición en mi oficio de herrador.

Hoy veo un proceso evolutivo general que, muy lentamente, va influyendo en la podología equina de forma positiva. Ese puente que une el pasado con el futuro va cobrando luz y permite un transitar más sólido y seguro.

Por fin, nos hemos detenido a observar las estructuras del pie en busca de señales que hoy desvelan una gran cantidad de dudas, que durante siglos, las hemos pasado por alto. Hemos trabajado sin la certeza contundente del verdadero conocimiento.

En cuanto a mi historia personal, en mis inicios he aprendido a recortar cascos con una sola premisa: “evitar quitar de más… porque el caballo quedaría sensible y andaría cojo”. Eso era todo lo que había aprendido. Pasé 10 años aferrado a este salvavidas transitorio. Y junto a esa idea difusa, carente de referencias claras, debía lograr que el caballo caminara bien, equivocándome lo menos posible.

Mi presente hoy es diferente. Una mirada profunda del casco por parte de personas dedicadas a la investigación permitió conocer la existencia de mucha información que actualmente se usa como referencia durante el recorte, con el objetivo de realizar un trabajo correcto, siempre respondiendo a los deseos del caballo en ese momento de su vida. El casco muestra lo que necesita, quien lo recorta solo debe aprender a interpretar esa información. Hoy, un recorte realizado por una persona que sabe leer el casco puede ser exacto.

¿Cuáles son estas referencias naturales que hay que tener en cuenta?

Los denominados factores naturales de referencia son alteraciones que sufren ciertas estructuras del pie por presiones que reciben desde el suelo en combinación con la distribución del peso del animal. Las referencias son marcas visibles a nuestros ojos.

1- Longitud de talones

Durante cientos de años se recortaron los talones del casco escogiendo una referencia de corte determinada por nosotros, siempre respondiendo a una apreciación personal o a alguna teoría que solo era válida en algunos casos. Esto obligaba al pie a soportar talones largos o cortos, pero muy raras veces en su punto justo. Hoy, ya del otro lado del puente, se sabe que cada talón cuenta con una longitud determinada y la misma es manifiesta por el propio caballo, es decir, cada caballo cuenta con su propia longitud de talones, exacta para él y respondiendo a ese preciso momento de su vida. Se muestra en cada talón lo que hoy se denomina punto de estrés.

El punto de estrés determina la longitud exacta de cada talón

2- Suela funcional

Por si fuera poco, el casco también permite observar que el punto de estrés coincide con una segunda referencia natural: la suela funcional.

Anteriormente, se recortaban los cascos no evitando quitar de más, buscando el mejor aplomo para el caballo, también bajo una apreciación personal nuestra. Esto, muchas veces, traía como consecuencias pies sensibles y contracturas musculares generadas por compensaciones que el caballo debía realizar.

Hoy, ya se sabe que existe un límite exacto entre lo que pertenece al pie y lo que ha crecido. Hoy, sabemos que al recortar un casco debemos dejar en el pie lo que es del pie y quitar solo lo que ha crecido. En cierta forma la teoría es muy simple, la dificultad reside en saber dónde se encuentra dicho límite.

3- Ángulo de la pared dorsal

Asimismo, el casco ofrece una información valiosa al momento de determinar qué ángulo debe tener la cara dorsal del casco respecto del suelo.

Desde siempre se ha buscado un determinado ángulo que podría ayudar a que los caballos caminen más cómodos. Se decía que las manos debían tener entre 45º y 50º y los pies entre 50º y 55º, pero los estudios muestran otra realidad. Cada casco, en base a su estado actual, muestra un ángulo determinado. Puede estar entre los 45º y los 55º, no es relevante el número, solo importa que el ángulo sea el correcto para ese individuo en ese momento.

El ángulo correcto y exacto está determinado por la posición del tejuelo –último hueso del dedo, ubicado dentro del casco–. Cualquier modificación de este ángulo quitando más o menos casco, alteraría la postura del caballo y este comenzaría a adoptar nuevas posturas de compensación, pagando un alto precio por ello.

Los avances técnicos nos han facilitado el trabajo. Ya no debemos saber más que el caballo para determinar qué aplomo es necesario ofrecerle al recortar sus cascos. Él nos ofrece toda la información, solo nos resta aprender a interpretarla.

Texto y Fotos: Daniel Anz – Podología equina. Escuela de Herradores y Podólogos Equinos Sierra Norte


Deja una respuesta