En el 378 tuvo lugar la batalla de Adrianópolis, entre tropas godas y el ejército romano, donde los últimos sufrieron su derrota más grave. El ejército vencedor estaba formado por una coalición de ostrogodos, visigodos, hunos y alanos que se enfrentaron a un enemigo arraigado en la antigua concepción de la guerra en la que la infantería desempeñaba el papel principal mientras que la caballería cumplía una misión de apoyo o, a lo sumo, atacaba los flancos del enemigo.
En Adrianópolis comenzó a fraguarse una nueva era bélica que sería dominada por la caballería, como consecuencia, la caballería pesada fue cobrando importancia, a cuyos componentes se les denominó catafractos (originarios de las estepas asiáticas); otro tipo de jinetes acorazados fueron los clibanarii, que se distinguían de los anteriores por el uso del arco. Parecía que dicha denominación provenía de una burla romana hacia este cuerpo puesto que literalmente significa “horno de pan”, posiblemente se refiera a las altas temperaturas que las armaduras proporcionarían a estos jinetes. Pero, a partir del siglo IV, el ejército imperial adoptaría este tipo de equipamiento.
No obstante, esta no fue la única novedad de Adrianópolis, posiblemente allí fuera donde se utilizara también un nuevo modo de combatir, en el que la caballería asumió el papel principal.
Relieve más antiguo conocido de un Clibanarii, soldado de caballería muy pesada
Los godos poseían una caballería muy eficiente, aunque no era el cuerpo principal de su ejército, pero contaba con un furor bélico muy superior al de los romanos.
Otros historiadores niegan que Adrianópolis marcara el principio de la era de la caballería, aunque sí lo adoptan como referencia porque durante la etapa final de la Antigüedad, cuando tuvo lugar el largo proceso que convirtió al caballo en la clave de la máquina de guerra del Occidente Medieval.
El arte de la guerra
La guerra como arte se desarrolló en el mundo bizantino. Fue allí cuando de entre los diversos cuerpos que constituían el ejército, la caballería alcanzó gran desarrollo, aunque todavía tardaría en convertirse en el cuerpo principal, si bien ya se perseguía que la caballería fuese mayor en número que la infantería ya que esta podía atacar y retirarse con mayor rapidez y facilidad y, los hombres, una vez desmontados también podían combatir a pie.
Los jinetes, paulatinamente, dejaron de ser un cuerpo altamente especializado y se convirtieron en soldados versátiles. La caballería bizantina fue empleada sobre todo como fuerza de apoyo, pero la gran transformación no se ha producido y algunas de las batallas de la época todavía tuvieron a la infantería como protagonista de sus logros; la caballería persa no era capaz de desorganizar aquella “tortuga” que les repelía con sus lanzas y que incluso asustaba a los caballos.
El ejército bizantino constaba, en primer lugar, de un grupo importante conocido como los bucelarii o caballería selecta que incluía la guardia personal de los oficiales de mayor rango; a continuación, estaban los federados reclutados entre las poblaciones de origen bárbaro, que habían adquirido la ciudadanía imperial; y, finalmente, los ordinarios, o soldados de a pie que era el cuerpo más numeroso y constituía la infantería. En último lugar estaban los simmachoi o aliados que eran tropas bárbaras que combatían a las órdenes de sus jefes.
El armamento
Por lo que respecta al armamento en esta época, el arco fue adquiriendo cada vez mayor importancia, aunque los jinetes utilizaban primordialmente lanzas y espadas, mientras que la infantería, por su parte, también disponía de hondas y venablos. El jinete iba armado con el contus, una lanza de casi tres metros y medio de longitud que la caballería goda utilizaba en ataques repentinos contra enemigos.
Catafracto, jinete originario de las estepas asiáticas
El ejército godo defendió el reino de Italia contra los bizantinos, pero una de sus carencias más destacables era que no contaban con arqueros en su caballería. Por su parte, los francos llegaron a Italia en el siglo VI, pero este pueblo no empleaba la caballería; por el contrario que los logobardos, que entraron en Italia sobre el 569, usando preferentemente la caballería, pero mostraban escaso interés por el arco. Fueron los carolingios quienes terminaron con el imperio logobardo en el 774.
Otra de las características del combate de la época fueron los duelos, muy a menudo, previamente a la campaña tenía lugar una contienda entre campeones de ambos ejércitos, su finalidad, era elevar la moral de la tropa exaltando el valor de sus dirigentes.
Batalla en las puertas de Jerusalén. Siglo XIV
El típico modo de guerrear de esta época era el asedio: los bizantinos eran maestros colándose por los resquicios de las defensas de sus enemigos. Las operaciones podían durar un año entero durante el cual se acometían diversos ataques.
Texto y Fotos: Julia García Rafols – Experta en Historia del caballo / Archivo Galope