Desde finales del siglo XVIII, el pelo de caballo se emplea como material, utilizándose hoy día para lujosos complementos. En la actualidad, los expertos en tejer pelo de caballo, que además deben ser expertos artesanos tejedores, son un bien escaso y, en Alemania, la firma ha contado con la mejor: Dorit Berger, quien ha seleccionado cuidadosamente los pelos para obtener un color y grosor uniformes. Para lograr la textura de filigrana de la pluma, Berger ha debido tejer 70 pelos para obtener un centímetro de trama. Se trata pues, de una tarea muy laboriosa donde pelo a pelo va generando un trenzado de textura cambiante, luminosa y oscura en contraste con las partes metálicas bañadas en platino.
La estilográfica cuenta también con pluma bicolor de oro, sistema de carga mediante émbolo y capuchón bañado en platino con muelle y ajuste a rosca. La firma personal de Dorit Berger garantiza la autenticidad del pelo de caballo empleado, así como el carácter limitado. Como los matices oscilan en función de cada pieza, cada una de las plumas estilográficas de pelo de caballo se convierte en una obra de arte. En caso de estar interesado, se puede solicitar la elaboración de una edición especial confeccionada con el pelo del propio caballo.