Plata que sabe a oro

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Verdaderamente nunca un título de cabecera ha sido tan adecuado. Pocos éramos los que creíamos que al cabo de unos años seríamos capaces de plantar cara a la todopoderosa Francia, inventora e indiscutible cuna del Horseball.

Era aproximadamente los años 1997 y 1998, con bastantes menos medios que ahora, cuando un grupo de jóvenes (Jordi Traveria, Jordi Serra, Guillem Tañà, Pep Vivet, José Mª Sagu, Esther Algueró y David Fernández) viajaba a torneos por el sur de Francia con algunos caballos que casi no eran aptos ni para matadero. Lo hacían en un camión de caja de madera, destrozado en parte por las coces de los animales. Ninguno de éstos habría podido imaginar que al cabo de diez años podríamos ganar a belgas, portugueses, ingleses, austriacos, italianos, y alemanes y, además, plantarle cara a la intocable Francia.

En las fantásticas instalaciones del Haras Nacional en Saint-Lô (Baja Normandia, Francia) y sus alrededores se ha celebrado el Campeonato de Europa en su máxima categoría. El sistema que se ha empleado ha sido el de confeccionar dos grupos: A y B, que jugando entre ellos llevó a la última jornada, donde se fueron perfilando las posiciones desde la octava hasta la primera:

Grupo A Grupo B
Alemania Austria

Francia Bélgica
Portugal Reino Unido
Italia España

Primera jornada
Grupo A

Francia 13 Italia 4
Portugal 21 Alemania 2
Grupo B

Austria 7 Reino Unido 8
Bélgica 7 España 9

Bélgica 7 – España 9
Nos tocó jugar contra la selección belga, el rival más difícil que podía tocarnos dentro del grupo para poder aspirar a jugar la final. Vaya partidazo que se vio. Fue un constante toma y daca, ahora iban los belgas delante del marcador, ahora iban nuestros seleccionados venciendo, y al final se consiguió una trabajadísima victoria española. A partir de aquí se podía divisar un horizonte de esperanza, pues gracias al gran progreso de nuestro Horseball éramos un poco superiores a las otras selecciones de nuestro grupo. Jugaron por España: Jordi Serra, Miquelet Julià, Guillem Tañà, Marius Alsius, Pau Crous y Hugo de Prado.

Segunda jornada
Grupo A

Portugal 15 Italia 7
Francia 13 Alemania 2

Grupo B
Bélgica 11 Austria 2

Reino Unido 2 España 12

Reino Unido 2 – España 12
Estos resultados muchas veces son engañosos, pues a simple vista parece un paseo del equipo ganador, en cambio en el terreno de juego no fue así. Muy buen partido del equipo español. Jugaron por España: Miquelet Julià, Guillem Tañà, Jordi Serra, Hugo de Prado, Joseba García y Gerard García.

Tercera jornada
Grupo A

Alemania 3 Italia 11
Francia 11 Portugal 3

Grupo B
Reino Unido 2 Bélgica 19

Austria 4 España 15

Austria 4 – España 15
En este partido, el seleccionador quiso dar responsabilidad a los jóvenes, dejando a Guillem Tañà como capitán y elemento más veterano para conducir a la nueva sabia e ir forjando el futuro de estos fantásticos jugadores. La verdad es que al principio nos hicieron sufrir, quizás más de la cuenta, ya que la responsabilidad pesaba mucho en chavales tan jóvenes. No hay que olvidar que tienen unas edades entre los 18 y 21 años, pero el buen hacer de Guillem, dirigiéndoles en todo momento, hizo que a medida que pasaban los minutos iba saliendo la gran calidad que llevan dentro. Jugaron por España:
Guillem Tañà, Hugo de Prado, Joseba García, Marius Alsius, Pau Crous y Gerard García.

Última jornada
Se había conseguido un sueño, llegar a disputar una final contra Francia, y nada menos en Francia, país en que el Horseball arrastra gran cantidad de seguidores y donde el nombre de cada jugador es coreado con devoción, porque estos jugadores llevan años defendiendo esta camiseta y jugando juntos, que saben jugar hasta con los ojos cerrados.

Nuestros jugadores tenían que despertar de este sueño, tenían mucho a ganar y poco a perder porque hoy en día ganar a Francia es una misión casi imposible.

Con anterioridad a la gran final se disputaron los puestos de clasificación:

Grupo A Grupo B
7º y 8º Alemania 6 Austria 4

5º y 6º Italia 9 Reino Unido 7
3º y 4º Portugal 9 Bélgica 3
1º y 2º Francia 9 España 5

Francia 9 – España 5
Y llegó la gran final. Con un pabellón a reventar con más de 4.000 personas, un griterío ensordecedor, banderas por todas partes, el espectáculo era verdaderamente digno de ser presenciado por cualquier amante a cualquier deporte, porque esto es lo que engrandece a una disciplina del tipo que sea. Cuando con las luces del pabellón se apagaron, simplemente dos potentes cañones de luz iluminaban el túnel de salida a la pista y asomaron los jugadores de nuestra selección. Al silencio le siguió un alboroto jaleando a nuestros jugadores. Cuando asomaron los jugadores franceses, el entusiasmo se apoderó del recinto.

Empezó el esperado partido y sólo había una duda: si el impresionante ambiente iba a condicionar a nuestros jugadores. No fue así, quizá porque esta vez el seleccionador tiró de la base de la selección catalana, cuyos jugadores se conocen a la perfección y tienen una larga experiencia en partidos internacionales. El caso fue que hasta tres veces España se puso por delante en el marcador con una defensa que no dejaba espacios a los franceses y un gran acierto de Miquelet Julià en los tiros a larga distancia. La cuestión era que los franceses, cuando llegó la media parte, respiraron profundamente, porque no tenían demasiado claro el partido aunque estaban ganando por 5 a 3, pero no conseguían dominar, como están acostumbrados.

El descanso les sentó bien. Acabaron no sin apuros, ganando el partido. Por parte de nuestros jugadores con un más que digno marcador de 9 a 5, cosa que dignifica y demuestra la gran actuación que nos brindaron. Jugaron por España: Jordi Serra, Guillem Tañá, Miquelet Juliá, Pau Crous, Gerard García y Marius Alsius.

Texto: Enric y Fermí Tañà
Fotos: www.fotoraid.com

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