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Podhajsky y Von Holbein contundentes: “la equitación debe ser duradera y simple”

Su excelencia, Von Holbein, dejó por escrito las directrices de adiestramiento de la Escuela Española de Viena

El 20 de octubre de 1898 Von Holbein publicó su obra: “Directivas para la conducta metódica del adiestramiento del caballo en la Escuela Española de Viena”; el mismo año, después de la jubilación del jinete jefe Gebhart, fue encargado de la dirección de la Escuela Española, que ejercerá hasta octubre de 1901

La Equitación Clásica. Primera Parte (III)

Von Holbein y La Escuela Española de Viena

Su excelencia Von Holbein tiene el mérito de haber fijado por escrito las primeras directrices concernientes al adiestramiento en la Escuela Española. En la introducción de dichas directrices, atrae la atención hacia el hecho de un adiestramiento acelerado del hombre y del caballo y que le han llevado a la decadencia de la equitación en los diferentes ejércitos. También señala la necesidad de mantener a los institutos, como la Escuela Española, donde la equitación es practicada en un alto grado de perfección.

Sobre el sentido profundo de la Alta Escuela, su excelencia Von Holbein dice que ésta -sin pedantería o demostraciones inútiles- debe siempre proponerse defender los principios de la equitación y el beneficio de las experiencias adquiridas, además de mantener los medios a seguir para llegar más pronto a adiestrar al jinete y someter al caballo a su voluntad.

Todo profesor de equitación y jinete en función en la Escuela Española debe hacerse una idea exacta de la razón de ser y del objeto de este instituto y perseguir este objeto poniendo en juego todas las facultades intelectuales y todas las fuerzas físicas disponibles. A fin de realizar plenamente este ideal, haría falta que el personal de la Escuela Española no olvidara jamás que la equitación no debe ser practicada únicamente por la Alta Escuela, sino que debe primero alcanzar las tres disciplinas siguientes:

1.ª Montar al caballo en una postura lo más natural posible, en movimientos no reunidos sobre líneas derechas, a lo que se llama “derecho delante de sí mismo”.

2.ª Montar al caballo reunido en todos los movimientos, volverse y hacer vueltas. En perfecto equilibrio -ésta es la escuela de campo (equitación secundaria)-. Esta escuela desarrolla el talento del caballo, educa sus facultades naturales en lo que concierne a la gallardía y los movimientos, le fortifica en todos sus miembros y lo vuelve flexible y elástico en sus ligamentos, tendones y articulaciones.

Su habilidad y saber son aumentados, su intelecto es despertado y, al mismo tiempo, el jinete encuentra el medio de dosificar el trabajo de su alumno y regular la marcha de su posterior doma. En la escuela de campo no deben ser desarrollados nada más que los movimientos y los saltos naturales; hace falta, a este respecto, obtener del caballo la elasticidad necesaria de sus costados, del cuello y la sujeción de la cabeza y exigirle la colocación correspondiente a su constitución. Una vez obtenido este resultado se ha conseguido el derecho de pasar al gran arte, es decir, a la Alta Escuela, porque la naturaleza sin arte puede existir, pero jamás el arte sin la naturaleza. La segunda disciplina, que es continuación de la primera, representa, por consiguiente, la preparación justa para la Alta Escuela.

3.ª Montar al caballo con actitud artificialmente creada, con flexión reforzada de las articulaciones de las ancas; mantener regularmente la flexibilidad en todos los movimientos y saltos habituales, igualmente que en todos los movimientos y saltos desacostumbrados y artificiales, imitados de la naturaleza. Todo esto, metódicamente obtenido y llevado a su más alta perfección, es lo que llamamos “Alta Escuela”.

Esta disciplina debe ser precedida de las otras dos. Las tres disciplinas conjugadas forman un todo. Es necesario, por consiguiente, que el caballo de escuela perfectamente preparado, adiestrado y educado, puede también ser utilizado en los movimientos rápidos y puede hacerse al mismo tiempo un caballo de campo.

Su excelencia Von Holbein recuerda que el refinamiento exagerado de la equitación en la escuela produce una separación tan grande entre ella y la equitación del exterior, que no beneficia a este noble arte. No existe absolutamente ninguna razón, dice él, para hacer diferenciar los movimientos de la equitación del exterior y los de la Alta Escuela. Todo el esfuerzo emprendido debe procurar rectificar los errores de los conceptos ecuestres, debidos a la tradición oral. Es así como se produce y se alcanzará, mediante la intervención de los maestros experimentados, el grado supremo de la perfección. Es necesario -añade Von Holbein- que todos los jinetes de la Escuela Española se propongan obtener la unión de la equitación de la escuela con la del exterior, conservando en las dos disciplinas la autonomía que les pertenece. Es necesario que cada jinete se dé cuenta en todo momento del grado de adiestramiento alcanzado por su caballo y debe saber cuál es el objeto que se persigue con cada lección. No debe solamente saber montar, sino que, además, debe saber pensar, ya que únicamente un jinete reflexivo puede obtener, en un tiempo relativamente corto, la meta que se ha propuesto.

Para terminar, su excelencia Von Holbein dice en sus “Directivas” que la equitación debe ser verdadera y simple, debe dejar a un lado las concepciones erróneas y las medianías, a fin de que este arte sea de nuevo reconocido por todo el mundo.

De estas fuentes se sacan los métodos actuales de la doma de la Escuela Española. Dos son las razones por las que nos ha parecido necesario recordarlo: primero, para subrayar la exactitud de nuestro métodos, y segundo, para mostrar que, a pesar de la transmisión oral de estas enseñanzas, los principios fundamentales de la equitación en la Escuela Española no pueden debilitarse; al contrario, un estudio profundo de los orígenes hizo aclarar que, a pesar de todas las sacudidas que ha sufrido Europa en este siglo, nuestro Instituto practica de una forma inalterable la equitación clásica y se muestra digno de la gran tradición.


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Texto y Fotos: Libro “La Equitación Clásica” de Alois Podhajsky. Editado por Grupo Lettera

Esta entrada tiene un comentario

  1. Sérgio Beck

    Muy Bueno. Podhajsky escrebio Equitacion Clássica y Decarpentry escrebio Equitacion Acadêmica. Qual la diferencia? gracias,i

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