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Rafael Jurado Castillo: ‘Caballero a la Vaquera’

Las reflexiones de uno de los mejores jinetes de Doma Vaquera

‘A sus 74 años, el que fuera campeón de España de Doma Vaquera en 1972, Rafael Jurado, sobre el PSI Malandrín, sigue dedicando su vida a los caballos. En el Cortijo de Cuarto, donde comenzó su trayectoria allá por los años 40, ha transmitido y sigue transmitiendo sus enseñanzas a varias generaciones de jinetes, de los que han salido grandes campeones’. Esta fue la introducción a la entrevista para la Revista Galope nº16. Indudablemente, el maestro nos deleitó con unas pinceladas de sumo interés, que estamos seguros lo seguirán siendo para los aficionados actuales a la Doma Vaquera.

La Doma Vaquera de competición desde sus inicios. Rafael Jurado Castillo. Entrevista

Redacción: ¿De dónde le viene su afición?

Rafael Jurado: Mi afición me viene desde muy niño, porque era lo que había en mi casa. Mi padre llegaba con el caballo a la puerta y lo primero que hacía mi madre era montarme delante de él en la montura. Siempre hemos vivido en el mundo del caballo.

R: ¿Quién ha sido su maestro? ¿Qué le ha enseñado?

RJ: Mis maestros han sido los caballos. Tengo escuela propia, porque en mis tiempos no tenía la facilidad que tiene hoy la juventud, entonces nos hacíamos valer por nuestras formas. Yo lo único que he hecho siempre, y sigo haciéndolo, es observar al caballo, y es entonces cuando funciono con él.

R: ¿Cómo empezó a trabajar en el mundo del caballo?

RJ: Empecé a trabajar en el mundo del caballo porque un hermano mío estaba con el Conde Ybarra, y empecé con un PSI. Cuando fui un poquito mayor me hicieron viajar a Madrid para prepararme para jockey y yo dije que no, que lo mío era la Doma.

R: Fue campeón de España en 1972. En aquellos tiempos, ¿qué valoraban más los jueces?

RJ: Lo que siguen valorando hoy también: la reunión, la disciplina, la colocación del caballo, la prontitud…hablamos en Vaquera. En aquellos tiempos yo tenía un PSI muy bueno que era campeón de España en carreras, Malandrín. Ese caballo era muy difícil, pero me enseñó mucho.

Los jueces siempre me han puesto muchas trabas porque tenía muy buenos caballos y he sufrido mucho. No he sacado nunca a un caballo a concurso que no estuviera bien domado. En algunas ocasiones no he salido con Malandrín a concurso por las condiciones de la pista. Él quería una pista difícil, que fuera dura o que se resbalara. Si estaba lloviendo era un artista. Otras veces, pedía permiso a la presidencia y me salía porque no le gustaba al caballo la pista. No iba a pegarle al caballo ni a pelear delante del público. Por eso yo no pienso nunca ni en el público, ni en el dinero; yo pienso en el caballo, en cuidarlo y tratarlo bien antes de molestarlo.

Esto me pasaba por la envidia. Estábamos Luis Astolfi, Juan Mª Maestre, Parias, y yo era el pobrecito, el que se ganaba todos los palos. Y de venir un día y ponerme a Luis Astolfi por delante de mí, con un caballo que tiraba las patas, que luego lo tuvo en Salto, pegaba saltos cada vez que le arrimaba las piernas, pegaba dos patadas en el aire, y lo pusieron por delante de mí.

Me han dejado muchas veces en quinto o sexto lugar por mala uva, no porque yo lo mereciera.

Rafael Jurado con su caballo
Con Amor Rojo, el Pura Sangre inglés que le llenaba de satisfacción. Un caballo con temperamento y belleza que se engrandecía en la pista montado por Rafael Jurado

 

R: Malandrín fue un crack, ¿verdad?

RJ: Malandrín fue el caballo que más me gustaba. Me enamoré de él en cuanto lo vi, pero creía que no tenía dinero para comprarlo. Me costó quince mil de las antiguas pesetas.

Llegué a Pineda y estaba D. Juan Mª Maestre y me lo quiso comprar, y antes de llegar al Cortijo se lo vendí por treinta mil pesetas y porque era hermano del presidente de la Diputación. Yo quería el caballo para mí, porque se veía que era un caballo difícil, y a mí me gustan los caballos difíciles. No le podía decir que no. A los ocho o nueve meses me mandó el caballo al Cortijo de Cuarto y venía a verlo de vez en cuando.

El caballo era un elemento y una de las tardes que vino a verlo me echó el brazo por encima y me dijo que me lo vendía por lo mismo que me había costado, quince mil pesetas, y me quedé con él. Ya le había pasado a D. Juan Mª también, me costó una lucha. Pero me enseñó mucho, y el arte que aquel caballo tenía y lo artista que era, ninguno.

R: ¿Qué características vio en el caballo?

RJ: Vi las dificultades y su morfología. El caballo tenía unos buenos riñones, piernas muy buenas, el dorso muy bueno, cerca de tierra, un cuello de cisne precioso, una cara muy expresiva, todo de él me gustaba. La capa del pelo me daba igual, pero que fuera bueno y que tuviera mucha clase es lo que me gustó del caballo. Una vez que se domó, nunca tuve ningún problema. Era un caballo con mucha cabeza.

R: ¿Qué es para usted la Doma Vaquera de Campo?

RJ: La Doma Vaquera es doma de campo y tengo la satisfacción de que la saqué yo por primera vez al público. Estuve en el año 73 en EEUU en la feria mundial, he estado en Equitana, en media Europa y lo he seguido demostrando, pero no hay duda de que la salida a pista le está quitando mucho pellizco. Yo admiro a los americanos, que siguen con la misma doma, ante el público y fuera del público. Nosotros, cuando entra un caballo a pista, hay un 25% que es Clásica, por ejemplo, las piruetas. Las piruetas que se hacen ahora no son piruetas vaqueras. Las piruetas vaqueras no son dando batidas, esas son de Doma Clásica.

R: ¿Y qué es equitación?

RJ: Equitación es todo: Salto, Doma Vaquera, Doma Clásica, Doma de paseo…

R: Si empezara ahora, ¿por qué disciplina se inclinaría?

RJ: Si yo empezara ahora me inclinaría por la Clásica. Me explico: yo soy un profesional y con la Clásica se gana mucho dinero. Con la Vaquera no se gana nada.

R: ¿Está de acuerdo con que Doma solo hay una?

RJ: Sí. Que el caballo coja confianza contigo, hacerte amigo de él siempre demostrando que tú eres el jefe, que él no malentienda que el jefe es él. De ahí vienen los resabios y los caballos que se botan o los que atacan.

R: ¿Cuál es la diferencia entre sumisión y sometimiento?

RJ: La diferencia es mucha. Al caballo no se le somete por la fuerza, se le somete con la coordinación para todo. Yo les enseño tres puntos a mis alumnos y el 90% no entiende ni esos tres.

Rafael Jurado en la Maestranza
En la Maestranza, en una de las muchas exhibiciones realizadas por este campeón de España de Vaquera. En esta ocasión con silla española sobre un PRE

 

R: ¿Qué ejercicio le gusta más enseñar a sus caballos?

RJ: Todos menos los aires altos porque pienso mucho en el futuro del caballo. Un caballo con aires altos lo monta una persona que no sabe y es un peligro, porque como se cuelga de la boca, se le tira encima y es muy desagradable que le rompa la columna, la cadera o la cabeza.

R: ¿Cómo prepara al caballo para realizar cualquier ejercicio?

RJ: Empiezo haciéndome amigo de él, siempre que entienda que soy el jefe y, según va la doma y la preparación haciéndose, así me voy comportando con él. A mí me criticaban eso: que yo domo los caballos dentro del box. En el box está relajado porque esa es su casa y allí se le hace todo, se le limpia, se le hierra, no hay motos, no hay un pájaro que le asuste, ningún perro. Si se montan en él y quiere hacer una reacción fea no puede porque no tiene dónde impulsarse. Se monta por los dos lados, por el derecho y por el izquierdo. Una vez que está montado, en el mismo box el jinete empieza a dar vueltas, a flexionarlo, que vaya cogiendo la embocadura, y cuando sale del box, sale montado.

Rafael Jurado sobre su caballo
Sobre Altanero, PRE haciendo passage. La instantánea de Rafael Lemos es para hacerle un cuadro

 

R: Bajo la lógica de que el caballo siempre tiene que ir hacia delante, ¿no es esto una contradicción?

RJ: El caballo siempre tiene que ir hacia delante y tiene que estar a las órdenes de su jinete e ir tanto hacia delante como hacia atrás. Sí, la impulsión es buena para el caballo, pero siempre es igual. Yo pongo el ejemplo del coche. Si tú vas conduciendo y quitas el pie del acelerador, el coche se viene abajo, entonces si viene una cuesta quita un poquito el pie y mantienes el coche a la misma velocidad, tanto subiendo como bajando. Esa es la coordinación que tiene que tener el jinete que va montado, indistintamente del lugar donde lo monte.

R: ¿Cuál es la alimentación que da a sus caballos?

RJ: Me gusta la alimentación natural: avena, avena y avena. La alfalfa, mejor seca que verde, y una buena paja para la cama. Piensos nada, vitaminas y cosas de esas, las menos posibles.

R: El cólico es el gran enemigo del caballo, ¿cuál cree que es la principal causa?

RJ: Cuando vienen los piensos nuevos que no han fermentado todavía, eso es muy fuerte y pueden ocurrir dos cosas: cólico y enfosamiento. Si un caballo está cansado de trabajar y le dejan beber toda el agua que quiere o comer una comida nueva que le guste mucho, puede ser causa de un cólico. Los excesos, tanto de comida como de trabajo, pueden causar esta enfermedad.

R: Sobre el cuello y la cara del caballo, ¿cuál es la máxima que siempre busca?

RJ: Un cuello largo, si es posible, como se dice en el mundo del caballo, cuello de cisne. Un enlace que sea fino y bueno, una cara expresiva, chiquitita y guapa. Las orejas muy derechas y pequeñas. Eso es lo bonito en un caballo.

R: ¿Cuál es su prototipo de caballo perfecto?

RJ: Un Pura Sangre Inglés. He montado caballos españoles, cruzados, frisones, ponys…Pero mi caballo favorito es un Pura Sangre Inglés.

R: No hace mucho se le pudo ver con un P.S.I. en el hipódromo de Dos Hermanas, y tanto los caballos como usted iban ataviados a la inglesa. En la actualidad, ¿ya no hace Vaquera?

RJ: Sí que hago Vaquera, el caballo a la Vaquera me encanta, pero no te deja una peseta, y un caballo de Clásica vale mucho dinero. En el Salto pasa igual, es otro mundo. En EEUU la doma del Oeste es Doma Vaquera y, en cambio, los caballos se venden por un dineral en el mundo entero. Ahora los nuestros están un poquito en Italia, en Alemania y en Francia, pero ahora.

R: El Cortijo de Cuarto es un lugar emblemático. ¿Cómo llegó hasta allí?

RJ: Yo llegué cuando se hizo porque lo que era el Cortijo es el patio. Estuvieron pastando los toros de Miura, y la Diputación, que se llamaba la Casa Cuna, era donde se recogía a los niños abandonados, los alimentaba, los criaba y, cuando tenían edad de trabajar, a cada uno le daba un oficio. Entonces puso esto con vistas a eso, a los niños que le gustaban los caballos, hacerlos jinetes o cuidadores de caballos y fue entonces cuando entré yo, en el año 1946.

Rafael Jurado
En el Cortijo de Cuarto, 58 años después de sus comienzos. La evolución ha existido, pero el lugar no ha cambiado

 

R: ¿Cree que el juez debe ser jinete?

RJ: Sí, porque hay muchas ganaderías en el mundo del caballo. A un jinete le pueden pasar muchas cosas en un concurso, y si el juez no ha sido o no es jinete es muy difícil que las descubra.

R: En cualquier disciplina, ¿cuál cree que es el problema de los jueces en una pista de competición?

RJ: El juez que tira siempre para su amigo o para su familiar aunque sea lejano, ese no es juez. Yo soy juez, y cuando mis hijos han ido a competir lo han hecho fuera de concurso, eso es lo que deberían hacer los jueces en cualquier disciplina.

R: ¿Y el de los jinetes?

RJ: Hoy tenemos buenos jinetes, los concursos están muy bien, pero falta, como hemos dicho antes, el pellizco de la Vaquera, por eso yo admiro a los del Western, que mantienen su monta tal y como es. Yo en EEUU, en la feria mundial, llevaba mi ropa corta y me hicieron que vistiera de pingüino para Doma Clásica cuando llevaba tres caballos de Alta Escuela y uno en Vaquera, y yo dije que no. Por eso no compito en Doma Clásica, porque no me visto de pingüino.

R: ¿Qué diferencias existen entre la Doma de antes y la Doma actual?

RJ: Cualquier persona se atreve a hablar de lo que es la equitación y la Doma Vaquera. Antiguamente los caballos no andaban por el pedazo de hierro que les ponían. Se ha llegado a decir que el paso castellano se ha perdido hoy en día, pero es porque ahora no existen los bocados que había antes. El animal iba con la grupa pegando saltos y se quedaba en el mismo sitio. En el momento en que mi padre usa otra embocadura, la gente de la Vaquera me veía con un filete o filete y bocado y me decían que si era tonto. Los primeros cambios de pie que se dieron aquí los vi yo en Vaquera, porque aquí los caballos galopaban con la mano derecha. Joaquín Buendía me daba la razón, porque el caballo en un embroque te cambia de pie y se ha ido un metro del pitón del toro, ya que las cornadas van todas a la cincha o al corazón del caballo.

R: ¿Es la coordinación la base de cualquier ejercicio?

RJ: La coordinación hay que utilizarla para todo, para media pirueta, para una pirueta, para un parón. La gente para con las manos, yo nunca paro con las manos, paro con la coordinación. Yo siempre pongo el mismo ejemplo con una lámpara de luz: en el momento en que se rompe un pelito está la descoordinación, pues lo mismo en el jinete, y ahí viene que el caballo se ponga nervioso o se descontrole. Utilizo la coordinación y el centro de gravedad, siempre.

R: ¿Cómo se enseña esa coordinación?

RJ: Se aprende en cinco minutos. Cierras las manos, sin tirarle, metes el asiento y aprietas las dos piernas, y si no te obedece, sin quitar la presión de las piernas, tocas. El caballo ve que para delante no puede, entonces rompe para atrás. Esa es la coordinación. Para delante no puede porque tiene la presión en la boca, lo estás obligando a ir hacia atrás, lo acaricias, y eso ya no se le olvida al caballo. Hay jinetes que se montan y no piensan en nada más, si hay que pegar un tirón se pega, y si hay que pegar un espolazo se pega. Todo eso debe olvidarse, el caballo se doma por convicción y funciona con coordinación.

Rafael Jurado
Doña Sol, amazona, flanqueada por Rafael Murga, Luis Ramos-Paúl, Rafael Jurado y Francisco Santana, una reunión desgraciadamente irrepetible

 

R: Ha viajado por el mundo entero. ¿Qué diferencia ve entre nuestra doma y la que se hace fuera?

RJ: Los alemanes son muy continuos, yo les llamo “cabezas cuadradas”. Lo que no me gusta de ellos es la dureza que utilizan en los brazos. Yo estoy harto de montar hannoverianos, frisones, y mis caballos no le tiran a ninguno, son caballos muy potentes y lo aguantan todo, tienen buenos músculos, corazón, por eso tienen todas las medallas de oro.

R: De los países a los que ha viajado, ¿cuál pondría como modelo tanto para el adiestramiento del caballo como en el comportamiento del jinete?

RJ: A Alemania. Y al andaluz como jinete, si fuera continuo, porque es muy listo y tiene unos reflejos que no los tiene ningún jinete de ningún país del mundo. Sin embargo, no tenemos escuela, no tenemos buena preparación, no nos gusta la disciplina.

R: ¿Cómo sería su vida sin los caballos?

RJ: Voy a cumplir 74 años. A mí me quitan los caballos y yo no duro ni dos meses.

R: ¿El caballo debe ser polivalente o debe dedicarse a un solo uso?

RJ: Lo bonito es coger una línea, porque todas las cosas juntas no se pueden llevar. A mí me encanta el Enganche, pero hoy estoy viendo que el dinero es lo que importa, y tener un enganche es muy entretenido. Es por ello que me dedico a la Doma y a mis clases.

R: ¿Cómo ve el futuro del PRE?

RJ: Yo lo veo muy bien, y cada día mejor. Para la Doma Vaquera funcionan bien, pero donde va un tres sangres, un Aá o un P.S.I. no puede llegar el español. El caballo español es un caballo con mucha bondad, con mucho corazón, muy noble y vistoso, pero le falta motor.

 

Fotografía de inicio: Con Malandrín, durante la celebración del Campeonato de España de Doma Vaquera en 1972, del que ambos salieron campeones absolutos

Texto y fotografías: Revista Galope, La Cultura del Caballo

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