En toda fiesta, espectáculo o evento siempre hay que quedarse con ganas de más. Es medidor indiscutible: el tiempo vuela porque se está a gusto. Desde luego, un organizador nunca querría que quienes participan de su celebración la perciban como algo que no acaba nunca.
Mucho de esto ha ocurrido en la Feria de Abril de 2017, la primera tras el cambio de modelo por el cual el Alumbrado pasó del tradicional lunes al sábado anterior, y el fin de fiesta llegaba el sábado siguiente.
La modificación realmente solo ha traído un día más a la fiesta, pero el conjunto ha resultado inabarcable. En gran parte por ser el día 1 de mayo festivo nacional. “Esto no hay cuerpo ni bolsillo que lo aguante” ha sido una de las frases estrella de quien buscaba disfrutar del farolillo pero, a partir del martes, le faltaban fuerzas y, sobre todo, aliciente.
Así lo corroboran no pocos camareros y responsables de los cáterin que, con jornadas maratonianas, no han visto recompensa económica al esfuerzo incrementado. “La primera mitad de la Feria estuvo bien, pero desde el miércoles hemos tenido la caseta vacía demasiadas horas”, explicaba una camarera de la calle Pascual Márquez, en especial alusión al jueves a mediodía y al viernes noche. “Cerramos a las 2:00, cuando siempre nos han dado las 6:00 horas con las copas”, concluye.
En cuanto a lo que nos toca de cerca, el caballo, la situación se ha hecho poco sostenible. Dejar tantos días al caballo pernoctando en la Feria es demasiado coste, que antes se mitigaba al empezar la feria en martes y con la naturaleza laborable de los primeros días. Imaginen a quien viva o tenga el animal fuera de Sevilla y tenga que transportarlo varias veces. Tampoco era solución viable.
Esto no es opinión particular, pues se ha visto claro en el número de caballistas, bastante inferior al de años previos. De hecho, la medida de dividir las licencias de cocheros para trabajar en días alternos se ha eliminado, con la evidente intención de que el Paseo de Caballos tuviera de alguna forma más vistosidad dada la poca afluencia general.
El próximo otoño, previsiblemente, se conocerá si la Feria de Abril de 2018 repite experiencia o si, por contra, vuelve a su tradicional programación. El balance del Ayuntamiento de Sevilla desde luego es de lo más positivo, con datos que hablan de aumento de todo. De que todo ha sido mejor. Desde esta redacción, en cambio, lo único mejor percibido es el recuerdo. Ya se sabe, “si algo funciona, no lo cambies”, y está claro que en el caso de la Feria de Sevilla eso es toda una máxima.
Texto y foto: Redacción.