Tip 8: Mejorar la relación con tu caballo

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Para ayudarte a pensar por ti mismo, debes aprender a encontrar las respuestas por ti mismo. Únicamente desde el conocimiento, desde la sabiduría, desde la comprensión y desde el descubrimiento del perfil de personalidad que tenga tu caballo de competición podrás entender las reacciones de tu caballo en las pistas de competición y durante los entrenamientos.

Existen muchos perfiles de personalidad tanto en caballos como en humanos: algunos son dominantes, otros introvertidos, extrovertidos, despreocupados, alegres, pasivos, tranquilos, explosivos, energía alta, energía baja…

Existen miles de variantes y miles de proporciones todas combinables entre sí. Así que imagínate todo el trabajo que tenemos para poder comprender qué es lo que necesita exactamente tu caballo para lograr comprenderlo bien en cada ocasión.

Donde mejor conocerás a tu caballo es con el trato pie a tierra, únicamente desde esta relación personal entenderá mejor tus peticiones y lo volverás muchísimo más confiado y colaborador. El trato pie a tierra es muy importante, mucho más de lo que en general se cree. El conocimiento del caballo pie a tierra te ayudará a entenderlo mejor cuando lo montes. Para poder tener un buen rendimiento en las pistas, debes invertir el doble del tiempo pie a tierra con tu caballo para conocerlo bien y sobre todo para que él te conozca a ti. La confianza es cosa de dos, se construye poco a poco, día a día, tranco a tranco.

Por el contrario, se destruye en pocos minutos si no interpretas bien las señales que te da tu caballo y tu respuesta no es la adecuada a lo que él hubiera necesitado de ti en un momento de crisis. Te explico mejor. Si en algún momento tu caballo tiene miedo de algo que de repente ha aparecido en un lateral de la pista y antes no estaba, tu reacción va a poder tomar distintos caminos. Si tu reacción es de reñirle, darle un par de patadas, enfadarte con él porque te ha fastidiado un ejercicio en el entrenamiento o bien una figura en una reprise, notará más presión por tu parte y no vas a conseguir relajarlo. Su reacción básicamente es animal, es una reacción que él no ha pensado, sencillamente le ha surgido por su carácter, por sus características como caballo que está acostumbrado desde sus ancestros a vivir en manada y ve comprometida su seguridad por algo que no estaba previsto.



Entender esta situación es la única manera que tiene un jinete para poder reaccionar correctamente a los típicos sustos de los caballos.

Se suele decir que los caballos únicamente se asustan de dos cosas: de las que se mueven y de las que no. Así que ya sabes, se asustan casi de todo y muy habitualmente.

Si el caballo al asustarse de algo te encuentra a ti como soporte, como amigo, como proveedor de la calma y la paz que él no ha tenido, tu relación con él va a cambiar seguro. Él va a aumentar su confianza en ti, se relajará en cuanto le digas que se puede fiar, las ayudas que se deben dar en estos momentos son muy difíciles de explicar, porque son más psicológicas que físicas. Si entiendes el porqué, vas a tener muchas más posibilidades de reaccionar a favor de la solución, a favor de la confianza, del compromiso. Si no lo entiendes, tu reacción no será la más adecuada.

He visto todo tipo de reacciones con los jinetes cuando los caballos se asustan, y la más habitual es enfadarse con él, responsabilizarlo del susto por tener mal carácter, etiquetarlo como mal caballo, como un caballo que no sirve para la Doma Clásica. Estos errores se dan por falta de nivel técnico en la mayoría de los casos, pero también se reacciona así por miedo y por falta de empatía con el caballo. Ningún buen jinete que conozca las características básicas de comportamiento de los caballos se enfada con él cuando se asusta, ¡os aseguro que ninguno!

Error común y habitual

Hay un error muy común que solemos cometer en estos casos: Es demasiado habitual que cuando el caballo/poni se nos ha asustado de algo, vayamos directos a lo que le asusta mientras le ponemos todavía más presión. Hay que acercarlo progresivamente generando confianza, debe pasar confiando por la zona de pánico, y eso solo se consigue desde el entreno mental, desde el convencimiento, no desde la fuerza física o la imposición unilateral.

Cuando los sustos son pequeños mientras estamos trabajando por el campo o en la pista, no debemos dar importancia a cosas puntuales, pero cuando los sustos son recurrentes, hay algo que no funciona en nuestra comunicación y eso puede provocar daños a largo plazo.

Como jinetes debemos hacer un diagnóstico de la situación emocional del caballo, de su comportamiento respecto a nosotros y respecto al entorno habitual y el entorno en las pistas de competición. Hay muchas diferencias y son muy notables para los caballos. Cada caballo es distinto, único y reacciona distinto ante el mismo estímulo. Es algo a tener siempre muy presente. Cualquier situación de estrés le puede crear bloqueos que a largo plazo pueden ser difíciles de eliminar. Si el caballo tiene un carácter muy dominante intentará seguir con sus decisiones ya que no les suele gustar que les impongas las órdenes, no les gusta que les digan lo que hay que hacer, prefieren que lo pidas por favor, de buena manera para que él pueda responder de buen grado.

Otro punto muy importante es saber gestionar tus emociones cuando estás en situaciones de conflicto. Si no lo logramos el caballo va a estresarse por un agente externo y por nuestra reacción, no nos interesa sumar más estrés a nuestro caballo. Parece mentira que sea así, pero os aseguro que los caballos son capaces de oler el miedo, de sentirlo a distancia, no sé cómo, pero son esponjas de nuestras emociones en todo momento y esto debemos tenerlo siempre muy presente.

Autocontrol

Para que tu caballo se relaje en estas situaciones el primer paso es el autocontrol, solo desde este parámetro serás capaz de decidir en el mínimo tiempo posible cuál es la mejor reacción tuya posible para que el caballo se relaje y siga confiando en ti. Mantener el secreto entre tú y él con una caricia cuando responde de forma tranquila en el momento más crítico es el mejor bálsamo para aumentar la confianza y recobrar la relajación. Hacer que el caballo nos atienda a través de una caricia no puede provocarle más estrés. Solo es efectivo si se hace en el momento justo y sin ninguna emoción de enfado o frustración por nuestra parte. Repito, los caballos son esponjas de emociones y no les podemos mentir.

Sienten lo que sentimos, sienten nuestras emociones en todo momento. Una caricia dada por compromiso nunca será sentida como tal por un caballo. Si se le llama la atención con la pierna o la fusta, debe ser hecho a modo de corrección, justo en el momento y en determinadas situaciones, no a cada susto. Si fallas en el momento y la situación, provoca más estrés que otra cosa.

No sé cuánto tarda, todo depende de ese “idioma” que creáis entre vosotros. Si lo entendéis los dos, cada vez será más rápido. Lo bueno que tiene es que aunque puede tardar un poco, funciona muy bien a largo plazo. Son refuerzos al lenguaje que se va creando entre el jinete y el caballo.

Recuerda que los caballos por naturaleza son vulnerables para los depredadores, y cuando el cuerpo está en tensión, hay inseguridad y eso activa su instinto de huida. En el fondo no es un problema, es algo natural en caballos. La huida, cuando hay tensión, debemos aprender a interpretarla como lo más natural y visceral en el comportamiento equino. Solo desde esta visión podremos ayudar a mejorar la comunicación con nuestro caballo.



Creo que este es el punto más importante que ha hecho que la relación entre humanos y caballos, en ocasiones, se complique terriblemente. Los caballos son, no piensan. Son. Sienten. El humano es mucho más complicado, más retorcido y más premeditado. Por este motivo los caballos tienden a estar física y emocionalmente alertas. Atentos a su entorno. La línea entre alerta constante y tensión emocional constante es muy fina y quien la rompe, normalmente somos nosotros con nuestras reacciones impulsivas o fuera de tiempo. También la puede romper cualquier silla cambiada de sitio en el entorno de un concurso.

Los caballos de competición buenos, suelen ser caballos muy vivos, con alta energía y a veces son muy o demasiado reactivos, no solo a nuestras ayudas y movimientos, sino también a lo que les rodea. Pero estos son los buenos, estos son los que llegan alto, estos son los caballos con clase. El lenguaje establecido con ellos será mucho más difícil y debes desarrollar un código muy claro y muy bien establecido para evitar problemas.

Quiero acabar este artículo con un texto que me parece genial de una amazona de Doma Clásica, Irene Gr, publicado en Facebook: “Cuando emplees, como mínimo, el mismo tiempo conociendo a tu caballo fuera de la pista como dentro de ella, empezarás a comprender realmente quién es, qué necesita y cómo debes proporcionárselo para llegar a esa armonía tan deseada de la que tanto hemos oído hablar siempre”.

Texto y Fotos: Maya Pou Batlle. Subdirectora y fundadora del CAVA. Coach de equipos de competición. Máster en Liderazgo Femenino



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