Tips para el entreno deportivo ecuestre

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El Coaching Deportivo, o preparación psicológica, es un proceso dirigido a incrementar el rendimiento mediante el desarrollo de actividades conjuntas a la formación deportiva, que den apoyo para el desarrollo del deportista, como parte constitutiva de su preparación global.

En cualquier deporte podremos medir el rendimiento de un deportista en competición, no solamente por el estado de forma física, sino también por las habilidades técnicas y tácticas, además, desde luego, de las variables psicológicas. Todos los deportistas conocen la importancia que tiene su funcionamiento psicológico para poder rendir al 100% de sus posibilidades. Entonces, ¿por qué no se entrena también ese aspecto?
Ayudar a los deportistas a visualizar el éxito, cómo hacerlo, reaccionar positivamente frente a errores y fracasos, tolerar la competencia y tener ante sí proyectos posibles y adecuados a sus posibilidades, permitirá al jinete/amazona a progresar con mayor rapidez, seguridad, y obtener mejores resultados a corto y medio plazo. Los resultados a largo plazo van a depender siempre del obtenido a corto y a medio plazo, y del tipo de entrenamiento, tanto físico como mental, que hayamos hecho con el deportista.

Pero, sobre todo, le ayudará a ser mejor persona y mejor competidor en esta vida, a desarrollar habilidades que le permitirán escoger retos y conseguir victorias y aceptar derrotas fuera del cuadrilongo.
Obviamente, así como el entrenamiento físico técnico se debe trabajar sobre la base de una planificación y desarrollar esta planificación en las pistas de entreno, en la pista de competición, en el campo, dando cuerda, etc., el entrenamiento psicológico debe responder también a una estructuración y planificación fuera del cuadrilongo. Hay que centrarse en el funcionamiento general e integrado del deportista en las diferentes situaciones deportivas. Un concurso social, un internacional o un Campeonato de Europa tendrán unas características totalmente distintas.

Existen evidencias comprobadas de que se obtiene un mejor aprendizaje cuando pueden ser integradas las prácticas físicas y mentales.

En este capítulo vamos a hablar de uno de los aspectos, según mi experiencia más importante en el momento de competir: controlar las emociones previas a la competición.
¿Te has puesto nervioso antes de entrar en un cuadrilongo alguna vez?
¿Te sientes “bloqueado” en situaciones especiales mientras estás compitiendo donde tienes que “tomar la iniciativa”?
¿Te enfadas con tu caballo con frecuencia y pierdes el control?
Estas situaciones son frecuentes en cualquier competición, pero especialmente lo son en Doma ya que a nuestras emociones debemos sumar las emociones y reacciones de nuestros caballos en pista.
Presentamos “emociones” que nos afectan negativamente mientras estamos en los cuadrilongos y hacen que no disfrutemos de la competición y que, en ocasiones hacen que dejemos de competir.

Emociones
Las emociones son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante determinadas situaciones que implican peligro, amenaza o frustración. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan a caer en los mismos errores.
Los componentes centrales de las emociones son las reacciones fisiológicas (incremento de la tasa cardíaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los pensamientos. Cuando montamos a caballo, los caballos captan nuestras reacciones y se apoderan de las mismas ya que el alto nivel de sensibilidad de los caballos les permite captar nuestras emociones y reacciones en todo momento. De hecho, es a lo que más atentos están cuando nos comunicamos con ellos en las pistas de competición. Un caballo no es consciente de que está compitiendo, o entrenando. Es el mismo caballo en la pista de entrenamiento y en la pista de competición, pero ¿cuántas veces hemos oído a un jinete comentar al acabar su prueba en una competición que el caballo no era el mismo en la pista de competición?
Es verdad que pueden detectar espacios distintos que les puede causar miedo o desconfianza, pero eso nada tiene que ver con las reacciones que ellos tienen a nuestras emociones.
Somos incapaces de esconder a los caballos lo que sentimos, es imposible. Los caballos no mienten, ¡jamás! Sienten por todos los poros de su piel, tienen una sensibilidad fuera de lo común que en muchas ocasiones sobrepasa nuestro entendimiento y, a mi modo de entender, esta característica hace del mundo del caballo y de la Doma en general un mundo mágico que se mueve entre la técnica y la emoción.
Es necesario adquirir ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad excesiva puede hacer que los caballos las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables. Debemos ser conscientes en todo momento, mientras nos preparamos para competir, de nuestro estado emocional.

Cómo prepararnos mentalmente para gestionar nuestras emociones
1 El primer paso al que debemos poner especial atención es el análisis de nuestras reacciones anteriores para poder mejorarlas en cada concurso que realizamos, de nuestras actitudes ante la competición. Debes hacerte preguntas a ti mismo parecidas a:
¿Qué es exactamente lo que me está preocupando en estos momentos? ¿Mi entrenador? ¿Lo que piense la gente?
¿Qué pasaría si no puedo realizar una buena prueba?
¿Tengo miedo a hacer el ridículo porque pienso que no estoy preparado?
¿Qué debería hacer para conseguir que todo estuviera como a mí me gustaría?

Estas preguntas no son siempre fáciles de responder ni de formular. En ocasiones, los alumnos padecen presiones de padres, propietarios y entrenadores y eso no facilita el control de las emociones mientras los deportistas están compitiendo. Analizando nuestras preocupaciones, identificando lo que nos produce temor, nos ayuda a entender nuestro estado emocional y a gestionarlo adecuadamente.

2 En el segundo paso, debes tener en cuenta el control de la situación y del espacio. Debes habituarte al nuevo espacio de competición para aumentar confianza. Debemos situar la escena de la competición, analizar el espacio donde vamos a competir, acompañar a nuestro caballo por el cuadrilongo antes de la competición para demostrarle que es un espacio amable, sin peligros ni malas amistades. El cuadrilongo debe ser un espacio donde el caballo se sienta tranquilo y confiado en todo momento. Solo así el caballo atenderá a nuestras peticiones durante el concurso y estará atento a nuestra comunicación sin preocupaciones, con total tranquilidad. Únicamente desde esta actitud mental tendremos al caballo atento a nuestras ayudas. Para ello, nuestra respiración debe ser la habitual mientras entrenamos en casa a diario y nuestra frecuencia cardíaca también. El caballo no debe notar ningún tipo de diferencia para que él pueda mostrar confianza en el jinete y atender las peticiones del mismo cómodo y relajado.

3 En tercer lugar, debemos controlar nuestros pensamientos. La ansiedad y la ira son reacciones naturales y positivas que tenemos para ponernos en alerta ante determinadas situaciones, que son consideradas como “peligrosas”. Comprender, conocer y admitir las emociones es el primer paso para iniciar un procedimiento para poder controlarlas.
Ante una situación especial no habitual (Campeonato de Europa, por ejemplo) debemos aprender a gestionar las emociones para crear el tipo de respuesta apropiada a esa situación.

4 Finalmente, el punto más importante, según mi experiencia, es conseguir el grado de concentración óptima que te permitirá fijar la atención en lo que realmente suma, y cerrarás las ventanas de tu mente a lo que resta y te preocupa. Siempre le digo a mis alumnos que todo lo que piensan dentro y fuera de la competición puede sumar o restar puntos. Que únicamente ellos tienen la capacidad de sumar puntos mentales. Cuando son conscientes de que es verdad, la mejora es impresionante. Cuando un alumno es consciente porque ha sido capaz de realizar una prueba concentrado (estar por lo que toca… Así de fácil) y se da cuenta de que la ejecución de su recorrido ha sido muchísimo mejor que habitualmente. Se crea un anclaje para toda la vida. Ese anclaje es el punto de partida sobre el que ir sumando experiencias y mejorando la capacidad de concentración especialmente antes de entrar en los cuadrilongos.

Texto y Fotos: Maya Pou Batlle. Subdirectora y fundadora del CAVA – Coach de equipos de competición – Máster en Liderazgo Femenino



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