La rienda interior va desde la anilla interior del filete, pasando por una anilla del cinchuelo hasta la mano del domador. La rienda exterior va desde la anilla exterior del filete, pasa por una anilla exterior del cinchuelo y luego rodeando el tercio posterior del caballo (debajo de la cola, por encima de los corvejones), hasta la mano del domador. Este sujeta una rienda en cada mano, con la tralla en la posición habitual. Las riendas de atar se colocan holgadas, la interior hasta tres agujeros más corta que la exterior para facilitar la incurvación del caballo. Con este sistema el domador tiene control sobre el posterior del caballo, lo que no tiene al dar cuerda con una sola rienda. La rienda exterior previene que salga la grupa; los posteriores se mueven en la misma trayectoria que los anteriores, mejorando la incurvación del caballo. Incluso en un círculo más pequeño, el caballo se moverá en la misma pista, sin sacar la grupa. Esto mejora la flexibilidad del caballo y le incita a tomar el filete.
Además, el domador puede influir sobre el caballo a través del filete, cosa que no puede hacer con una sola rienda fijada a la cabezada de dar cuerda. La tralla se usa de la misma manera para hacer avanzar al caballo, y el domador usa las riendas para hacer medias paradas o transiciones. Esto es de gran ayuda para que el caballo pueda acostumbrarse a las ayudas de la mano cuando vaya montado, otra progresión lógica en nuestro sistema de ir paso a paso. También se usarán los comandos de voz.
Dar cuerda con doble rienda proporciona más control sobre los posteriores
Las transiciones se pueden hacer suavemente y con precisión; se puede corregir la parada al pedir que cuadre los posteriores usando la rienda exterior. Se pueden practicar transiciones trote/parada/trote, así como de paso a galope, e incluso salida a galope desde la parada cuando el caballo esté más fuerte. El uso de la doble rienda larga ayuda a conseguir cada vez más reunión, aunque no hay que precipitarse, los músculos necesitan tiempo para desarrollar y fortalecer. Trabajar en un círculo más pequeño fomenta la reunión y la incurvación; al llevar la espalda hacia el interior, y prevenir que salga la grupa, el caballo traslada más peso sobre el tercio posterior. Para mejorar la incurvación hay que mantener contacto con la rienda exterior y pedir media parada con la interior. Para hacer transiciones a menos o pedir una parada, se usan las mismas ayudas que montado (retener con la rienda exterior y empujar con la tralla manteniendo suave contacto con la rienda interior). El caballo debe aprender a esperar los comandos, de modo que debe permanecer parado hasta recibir la señal de avanzar.
No hay que olvidarse de cambiar de mano, adaptar las riendas de atar, y acariciar al caballo. Al final de la sesión se pueden quitar las riendas de atar y trabajar al caballo solo con las dos riendas largas – momento que debe demostrar que el caballo no necesita riendas de atar para aceptar el filete.
Con este programa de trabajo a la cuerda el caballo aprende obediencia, disciplina y control. Se pone redondo y flexible; trabaja a través del dorso y acepta el filete. Está suave, ligero y activo, lo cual siempre será nuestro objetivo una vez montado… y todo ello se ha conseguido con un mínimo de estrés.
Texto y Fotos: La Equitación de Arthur Kottas editado por Grupo Lettera, S.L.