Tres mundos en los Alpes

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Un abismo. Es la distancia que separa a los diez mejores cocheros del mundo de la modalidad de Troncos del resto de cocheros del planeta. El amplio margen de separación lo midió el equipo nacional de Enganches durante el Campeonato del Mundo de Troncos, celebrado del 8 al 11 de septiembre en el parque natural de Scholss Klessheim y en el estadio de Salzburgo (Austria). En el primer mundo se mueven a sus anchas austriacos, húngaros y alemanes, con caballos de sangre caliente del centro de Europa, con una soltura inusitada en competiciones de primer nivel y, lo más importante, con una disciplina inquietante dentro y fuera del pescante. Para que se hagan una idea: acabar un Campeonato del Mundo, con la exigencia deportiva y técnica que se presupone, con un total de penalidad de 129 puntos, que fue lo que acumuló el actual campeón del Mundo, el austriaco Rainer Pointl, es como sacarle a Schumacher más de cinco segundos en una carrera de Fórmula 1, que es toda una eternidad en carreras de automovilismo.

Esto es, a todas luces, inmejorable. La nota de la doma del austriaco no fue la mejor. Su posición tras la primera jornada fue la décimo tercera. Con 51,33 por ciento de media de la doma le sacó diez puntos al primer clasificado, el también austriaco Georg Moser, que marcó 41,73. Sin embargo, y debido en gran parte a los recientes cambios realizados en la disciplina de Enganches por la Federación Ecuestre Internacional (FEI), la clasificación general dio un vuelco importante tras el maratón y, sobre todo, tras la manejabilidad, que se ha puesto muy muy exigente. Aunque aún hay opiniones divididas, lo cierto es que el mundo del Enganche comienza a reconocer que la última prueba se está convirtiendo en la más compleja, no sólo por las enrevesadas combinaciones de los obstáculos de conos, sino por la velocidad que hay que tomar para no penalizar. Basta decir que en el Campeonato del Mundo sólo se contabilizaron cuatro recorridos sin faltas y sin penalidad por tiempo, es decir, cuatro ceros y de los más de sesenta participantes, para hacerse una idea de la dificultad de la prueba, que puso, eso sí, toda la emoción que requiere un mundial en el estadio de fútbol de Salzburgo.

David Moner, el mejor español
Como decíamos, este primer grupo de participantes, formado por austriacos, húngaros y alemanes, realizó su propio mundial en Salzburgo, pues la diferencia con el resto de participantes fue abismal. Es más, España ni siquiera pudo instalarse a vivir en el segundo mundo, el formado por los cocheros clasificados entre los puestos 20 y 40. Nuestro país ocupa en estos momento la plaza décimo sexta de un total de 18 naciones representadas en el mundial, aunque de este total hay que excusar a Francia que, aunque quedó por detrás de España debido a repetidas eliminaciones, habitualmente ocupa el podio de honor de los mundiales. La clasificación individual no fue mucho más alentadora, salvo la destacada actuación del catalán David Moner, que se volvió a España ocupando la plaza 35, o sea, en la primera mitad de la lista.

Enrocados en el subdesarrollo
¿Por qué España está enrocada en la cola de lista? Básicamente son tres las razones. El equipo nacional de Enganches en la modalidad de Troncos, otra cosa son las cuartas, de las que nos ocuparemos en otra edición, debería estar ocupando el segundo mundo del mapamundi deportivo y, si apuramos, la cabeza de este segundo mundo. Sin embargo, estamos en el tercer mundo. En primer lugar, estamos estancados en el subdesarrollo por un posible diseño de equipo equivocado. Puede ser que la Federación dejara en casa a cocheros mejor preparados pero en cualquier caso ésta no es la causa más importante. En segundo lugar, existe una preocupante falta de entrenamiento y de práctica internacional que debe comenzar a limarse si lo que se persigue es ocupar el lugar que España se merece, que es bailar en el centro del grupo y no siempre con la más fea.

Vamos, que los cocheros de Troncos españoles deben salir más de España para medirse con los top del momento, para que no les tiemble el pulso en los mundiales y para salir a la pista con la seguridad que se exige en este tipo de competiciones. Los errores cometidos por los españoles en Salzburgo no son más que fruto de la poca experiencia que nos delata. El jovencísimo Manuel Díaz, que desde luego apunta maneras, corrió poco dentro de los obstáculos del maratón y se equivocó en los conos. José María Fernández Borrego perdió el norte en la llegada del maratón y sumó más puntos de los inicialmente previstos. Sólo en la segunda prueba contabilizó 120 puntos, casi lo que el campeón del mundo sumó durante los tres días. Así pues, fue el catalán David Moner quien más cerca se quedó del lugar que merece España, después de realizar una doma de 58,5 por ciento, un maratón con 101 puntos de penalidad y un recorrido de conos que sólo penalizó por tiempo, con un total de 6,22 puntos. Una actuación muy digna pero urgentemente mejorable.

Y en tercer lugar, el equipo nacional sigue subestimando la palabra del jefe de equipo, un hecho que tiene precedentes con el anterior vocal de la disciplina, Miguel de Rojas, y que vuelve a repetirse ahora con la nueva vocalía. El cochero sevillano Pablo Lavista ejerció de jefe de equipo en Salzburgo pero la estrategia y los consejos de este experto fueron desoídos por los participantes, que al final siguieron sobre el terreno unas pautas diferentes a las inicialmente previstas por el técnico español.

El Campeonato del Mundo se lo adjudicó como decíamos el austriaco Rainer Pointl, después de clasificarse el décimo tercero en la doma, con 51,33 por ciento, tercero en el maratón, con 77,82 puntos, y segundo en los conos, con 0 puntos. Total: 129,15 puntos. Es decir, que para subir al podio, además de hacer una doma buena, había necesariamente que acumular menos de 80 puntos en el campo (es decir, registrar una media de 50 segundos dentro de cada obstáculo) y correr mucho en la manejabilidad. Sólo entonces había posibilidades de medalla. El español mejor clasificado, David Moner, registró 58,5 en la doma, 101,5 sobre los obstáculos, y 6,22 sobre los conos. Total: 166,22 puntos. Es decir, cerca de cuarenta puntos de diferencia entre el campeón y el mejor español en el que cupieron holgadamente más de treinta cocheros, de nacionalidad húngara, austriaca, alemana, danesa, sueca, americana, holandesa, británica, polaca, checa, suiza, irlandesa e italiana.

Los cocheros húngaros están instalados históricamente en el primer mundo de la disciplina. La hinchada con la que el equipo húngaro llegó hasta Austria fue absolutamente abrumadora. Se trata de un país en el que la hípica es deporte nacional, por lo que no era de extrañar que los húngaros se desplazaran al país vecino en autobuses, con banderas, camisetas y con ganas de correr detrás de los cocheros y de hacer vibrar el estadio de Salzburgo.

Hungría se llevó la plata por equipos por menos de diez puntos de diferencia con Austria, y su principal valedor fue Karoly Hodi (segundo en la doma, décimo en el maratón y duodécimo en los conos), que fue plata individual. El bronce individual fue para otro húngaro, Vimos Lazar, que además se adjudicó la prueba de manejabilidad. Alemania se llevó el bronce por equipos con una destacadísima y precisa actuación de sus componentes. El mejor clasificado fue Sebastián Warneck, quinto en la individual, que estuvo sexto en la doma, cuarto en el maratón y vigésimo en los conos. Se le escapó la medalla en la manejabilidad después de derribar varios obstáculos y penalizar por tiempo. La manejabilidad, como ya hemos dicho, fue probablemente la prueba más compleja del Campeonato, que ni los mejores cocheros del mundo pudieron superar sin dificultad.

La cuarta posición en la individual fue para Albert Pointl, padre del campeón del Mundo, Rainer Pointl, que se estuvo disputando el mundial con su hijo (fue vigésimo primero en la doma, segundo en el maratón y quinto en los conos). El mejor maratón fue el del alemán Rudolf Huber, que voló dentro de los obstáculos pero que finalmente no pudo meterse en el cajón de honor. Su plaza 45 en la doma y la 16 en los conos le prohibieron en cualquier caso hacerse con un metal.

Ha comenzado pues la cuenta atrás para el mundial de Cuartas, que una vez más se celebrará dentro de los Juegos Ecuestres Mundiales de Aachen (Alemania). La fecha, hay que anotarla ya: del 31 de agosto al 3 de septiembre de 2006.

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