¿Tu caballo está cansado?

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En mi trabajo día a día recomendando raciones y ayudando a los jinetes y entrenadores a evaluar la forma física de sus caballos, he notado que es fácil pasar por alto las señales, a veces muy sutiles, de cuando el caballo empieza a entrar en fatiga.

El cansancio en sí no es siempre malo. Hay que estresar al organismo para aumentar su forma física y el caballo debe cansarse. El problema surge cuando no mides bien los esfuerzos y el ejercicio que realizas empuja al caballo a la fatiga. Queremos cansancio a un cierto nivel, pero no fatiga. El cansancio en sí no es siempre malo. Hay que estresar al organismo para aumentar su forma física y el caballo debe cansarse. El problema surge cuando no mides bien los esfuerzos y el ejercicio que realizas empuja al caballo a la fatiga. Queremos cansancio a un cierto nivel, pero no fatiga. Es obvio que el caballo está cansado cuando suda y tarda tiempo en recuperar su respiración. Pero hay diferentes tipos de cansancio y cada uno tiene señales diferentes de fatiga. ¿Los conoces?

Fatiga ósea

La fatiga ósea es casi imposible de identificar hasta que es demasiado tarde. Cuando lo notamos claramente es cuando ya hay una fisura o fractura que provocará cojera, variación en el apoyo de la extremidad afectada y dolor intenso. El problema añadido es que cuando surgen problemas de fatiga en densidad ósea se suele llegar a la conclusión de que aparecieron a consecuencia de un golpe. Sin embargo, el estrés repetido ocasionado por trabajos que empeoran la densidad ósea hasta producir fatiga ósea causa sobrecañas en hasta el 80% de los potros jóvenes en el hipódromo. Para complicar la situación todavía más, diversas investigaciones han comprobado que existe una gran variabilidad individual entre caballos respecto a la velocidad de incremento de la densidad ósea. Es decir, el trabajo que funciona con un caballo puede ser demasiado para otro.

¿Qué signos pueden indicarte que los huesos entran en fatiga?

Antes de desencadenarse una fractura o fisura aparece calor en la zona, pero tienes que chequearlo cuando el caballo lleva horas en el box y está realmente frío. Se han intentado introducir máquinas y sensores que evidencian cambios sutiles de temperatura, pero nunca se han llegado a utilizar con asiduidad en las cuadras. Además, en el momento que el caballo dé un paso ya es casi imposible notar una variación en calor en la extremidad si no tiene una lesión. Si notas calor y pulso, malo.

¿Cómo es un trabajo que perjudica la densidad ósea?

Un trabajo que consigue aumentar densidad ósea es simplemente andar y trotar en superficies duras. Para un caballo de tres años lo aceptado serían de 30 a 45 minutos de paso todos los días durante 12 semanas con sesiones de trote de 6 a 9 minutos 2 veces por semana. También sabemos que los caballos aumentan su densidad ósea ante trabajos fuertes de hipódromo. Pero este mismo trabajo puede ser demasiado para ciertos caballos. Sabemos también que caballos expuestos al sol tienen mejor densidad ósea que los caballos encerrados en boxes. Esto seguramente será porque se mueven más y por la mayor producción de vitamina D.

¿Mi consejo?

No escatimes en trabajos para aumentar la densidad ósea, pero deja al caballo también suficiente tiempo para recuperarse y ante cualquier señal de dolor o sensibilidad en la caña levanta el pie del acelerador y reduce el trabajo del caballo. Acompaña nutricionalmente ese trabajo con una dieta específica para aumentar la densidad ósea. En estos casos necesitas proporciones correctas de macro y micro minerales más proteínas. Una lesión prevenida es siempre un abordaje más barato y eficiente para la carrera deportiva del caballo.

La fatiga muscular

Cuando me refiero a la fatiga muscular estoy hablando del momento en que el caballo simplemente no tiene la fuerza necesaria para ejecutar el trabajo que le pides. Aquí hay dos factores: el sistema muscular y el sistema cardiovascular, que funcionan conjuntamente pero que observamos de forma independiente.

Miremos primero la fuerza del músculo. El músculo aumenta en fuerza, es decir, en la capacidad de mover peso, incrementando su masa. Si lo simplificamos, hay que trabajar el músculo en intervalos cortos, pero con mucha exigencia. Después del esfuerzo fuerte, hay que dar tiempo al músculo para que pueda volver a llenarse de sangre y después repetir el ejercicio. Y hay que trabajar el músculo concreto que queremos fortalecer. Esto es un reto porque el primer músculo que interviene ante un trabajo siempre es el más fuerte y en muchas ocasiones lo que hacemos entonces es seguir fortaleciendo el más fuerte dejando al que precisamente queremos fortalecer sin trabajar.

Aquí lo importante es ser muy disciplinado en el momento de pedir el esfuerzo al caballo y así aseguramos de que intervienen los músculos, ligamentos y tendones que necesitamos fortalecer. Otro “truco” para la puesta en forma de la musculatura frente a esfuerzos importantes es trabajar durante cortos periodos de tiempo en superficies diferentes. Cuestas, transiciones, líneas rectas largas con variaciones de velocidad, círculos y todo tipo de variación de trabajos involucran el trabajo de un gran número de músculos pequeños en el caballo e incrementan su fuerza.

Es importantísimo medir los trabajos para poder compararlos y ver la evolución del caballo. Según su raza y conformación, hay caballos que para ganar fuerza física necesitan más tiempo y esfuerzo y otros que se ponen en un momento.

La fatiga muscular se evidencia como una combinación de las siguientes señales:
– El caballo está triste en el box.- Eleva menos las extremidades durante el trabajo.
– Empieza a trabajar de manera activa pero “pierde gas” a medida avanza el trabajo.
– Deja el cuello hacia abajo durante el trabajo.
– Adelanta el peso hacia las manos.
– Te pesa en la mano. Se apoya con el filete.
– Se defiende por momentos.
– Se tropieza.
– Se nota menos suspensión en sus aires.
– Tendrá peor equilibrio en los posteriores.
– No mueve las extremidades con la misma precisión.
– En las transiciones hacia abajo se «cae».
– Cualquier irregularidad en los aires del caballo se acentúa.
– No logra sostener los movimientos más avanzados como piaffé, passage o pirueta.
– Tarda más en calentar el día después de trabajar.

Hay que aclarar que, por supuesto, todos los caballos hacen algunos de los comportamientos señalados en la lista anterior en algún momento dado. Por esa razón precisamente no es fácil identificar cuándo te estás pasando de trabajar al caballo y está entrando en fatiga. Existe una fina línea entre trabajar al caballo para ganar fuerza o cansarle al punto de perjudicar el proceso de puesta en forma.

En general, deberías notar una mejoraría con un trabajo específico y concentrado en 6 semanas. Pero tienes que comparar con algo objetivo. Hay que apuntar aquí la importancia de la calidad de la dieta en el desarrollo de la masa muscular. De forma simple, o aportas una calidad de proteínas correcta en conjunto con el aporte calórico y nutricional o el caballo no aumentará su masa muscular aunque lo trabajes correctamente.

Esta combinación de trabajo de fondo, descanso y nutrición correcta previene lesiones y fatiga. El caballo puede reaccionar mejor ante los ejercicios y una vez más no notas la lesión que has prevenido.Y aquí me quedo sin espacio para más… Dejaré para otro momento la parte de puesta en forma del sistema cardiovascular.

Texto: Coby Bolger – Horse1 – Centro de Nutrición Equina www.horse1. es

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