Para el jinete, la sincronía voluntaria del caballo es un ideal, aunque a menudo un sueño
Lucy Rees e Ish Shadrova dan sus agradecimientos más profundos a todos los que han apoyado el crowdfunding o financiación colectiva online, que les ha valido para financiar el documental sobre los vínculos que unen los caballos y los comportamientos que señalan su afecto mutuo. Por otro lado ¿quién no quiere la sensación de que el caballo es una parte de uno mismo, siguiendo sus intenciones sin la necesidad de imponerle presiones? El problema es que no sabemos cómo iniciar y cultivar la relación
¡¡Gracias!!
Ish Shadrova y yo damos nuestros profundos agradecimientos a todos que han apoyado el crowdfunding para financiar nuestro documental sobre los vínculos que unen los caballos y los comportamientos que señalan su afecto mutuo. Nos ha animado también recibir tantos mensajes de apoyo para el proyecto, los que demuestran el interés popular y siempre creciente para entender cómo, cuándo y a quién los caballos expresan su afecto, lo que lo condiciona y lo que significa para ellos. Bueno, gracias a vuestra generosidad hemos llegado a nuestro meta y el trabajo puede iniciarse.
Digo “iniciarse” porque no existen descripciones adecuadas del comportamiento afiliativo de los caballos, lo que les atraen unos a otros, y que hacen con sus seres queridos, aunque hay amplia evidencia que quieren contacto con otros y sin él, sufren. Más que un simple deseo de vivir en compañía, tienen una necesidad sicológico y fisiológico para hacerlo, pues se alteran cuando están deprimidos del contacto social. El aislamiento produce la depresión, las estereotipias y la ansiedad; afecta la capacidad de concentración y aprendizaje; y los trastornos fisiológicos típicas del estrés crónico. Entonces parece raro, incluso perverso, que la gran mayoría de los etólogos que han estudiado su vida social, se han limitado al examinar las conductas de conflicto llamadas agonísticas – o sea, agresión y defensa, a menudo no se sabe cuál es cual. Estas conductas no les unen, les repelen, les echan a separarse. Este interés por la agresión fue fruta de la obsesión con jerarquías de dominancia que marcó la etología en general durante tantos años. Pero se está disminuyendo por fin, remplazado por una visión más clara, que los animales viven en sociedades porque las fuerzas que los unen son mayores que las que los separan. La cooperación vale más que la competición – sobre todo para los caballos, ya que, durante su evolución, la cooperación les permitió escapar de los depredadores, la competición no les ganó nada.
Así empieza el diálogo de cortesía y delicadeza
Por preferencia natural, los caballos viven en grupos. En los caballos ferales, estas bandas son más o menos estables, unidas por los vínculos entre ciertos individuos: los caballos son bastante particulares en la elección de sus compañeros habituales, con preferencias definidas. La interacción entre los vínculos da lugar a una red social, un tejido de relaciones que defina y une la banda.
Dentro de la banda, vemos relaciones más estrechas: la yegua con su potrillo y viceversa; el apego a ella que su cría de un año conserva; la atracción de las yeguas hacia el semental y su preocupación para ellas y sus hijos; las amistades entre los potrillos o entre un potrillo y su hermana; los lazos, tan sutiles que casi no se los percibe, entre las yeguas; los de amistad más lúdico que unen los potros machos en sus propias bandas como solteros. En los caballos domésticos la mayoría de estas relaciones distintas no existen, están rotas por el destete y nuestro manejo: quedan solo las de la amistad. No obstante, se ve la misma tendencia de formar amistades especiales y, en los sitios donde hay muchos caballos adultos en terrenos extensivos, grupos distintos de los que siempre andan juntos. Les queda también la posibilidad de tener un vínculo de amistad con nosotros, si solo sabemos cómo. El afán de buscar la seguridad en las relaciones estrechas y de confianza es tan básico para el caballo que la busca con otros animales también.
Una red social, elaborado por Dr. Amos Bouskila, de caballos ferales. Los triángulos son machos, los círculos hembras; no se ha incluido potrillos. Cuanto más grande el símbolo, más edad tiene el caballo. Las líneas representan vínculos, determinados por la cercanía entre cualquier pareja: cuanto más fuerte la línea, más a menudo se los ve juntos. Hay dos bandas natales; la banda naranja es más joven que el azul. Los pequeños verdes son una banda de solteros por los cuales Nardec parece interesado. No dice si las letras iniciales indican las madres, pero es un sistema popular de nombrar potros.
Se nota los vínculos entre los caballos por su tendencia de andar juntos y actuar juntos: la sincronía. Cuanto más estrecho la relación, menos la distancia entre ellos y más la sincronía. Una pareja vinculada está a menudo tan cercana que comparte el espacio individuo, con menos que 2 metros entre ellos: una distancia que no se tolera sin una relación de afecto. Así de cerca, dos caballos suelen aparecer sombras uno del otro, moviendo las piernas o las cabezas en unión. A más distancia, como la de los miembros de una banda, la sincronía es menos exacta, aunque todavía hacen la misma actividad juntos: comer, descansar, marcharse.
A veces queremos expresar nuestra afición de manera que el caballo no aprecia
Para el jinete, la sincronía voluntaria del caballo es un ideal, aunque a menudo un sueño. ¿Quién no quiere la sensación de que el caballo es una parte de uno mismo, siguiendo sus intenciones sin la necesidad de imponerle presiones? El problema es que no sabemos cómo iniciar y cultivar la relación que subyace la voluntad de sincronizarse, porque no hemos observado con bastante exactitud como lo hacen ellos mismos.
Para los etólogos, había solo dos maneras de detectar un vínculo entre dos caballos: la cercanía frecuente y el aseo mutuo, lo que algunos caballos nunca hacen. Ahora un estudio reciente ha añadido la sincronía. Incluso con tan pocas medidas (que no corresponden entre ellas demasiado bien), se ha visto que en momentos del estrés hay una tendencia de aumentar la expresión del vínculo, una búsqueda del consuelo que la afición conlleva. Algunos mencionan también el acercamiento amistoso, lo que ha pasado al mundo ecuestre como la consciencia de nuestro lenguaje corporal en el acercamiento y manejo del caballo ¿De verdad no hay otras maneras en las que los caballos expresan su interés y afición para otros? El caballo que apoya la cabeza a nuestro hombro, o él que se quita de una mosca rascando la cara contra nuestro cuerpo, ¿demuestra falta de respeto o la conducta que hace con su amigo? ¿Cómo vamos a saber si ni sabemos lo que hacen dos amigos?
Un gesto afectuoso es lo de pasar la cabeza por encima de la del amigo, lo hacen con los amigos humanos también
La falta de conocimiento básico impactó a Dr. Emily Kieson durante sus investigaciones sobre la relación humano-caballo en las terapias personales, ya que las interacciones entre los dos son el vehículo principal de la terapia. Entonces estamos trabajando juntos para conseguir el primer paso: un etograma del comportamiento afiliativo equino. Estamos estudiando los vínculos y su expresión en mi manada de pottokas para tener la base natural. Nuestra intención es la de catalogar las conductas que se ve en los vínculos diferentes mencionados arriba: la expresión de amistad entre dos machos jóvenes, que se mordisquean a menudo, es muy distinta que aquella sutilísima entre dos yeguas, por ejemplo. Cada relación tiene sus matices. Me fascina la experimentación que el potrillo tiene que hacer para llegar a formar una amistad con otro, ya que la única relación que ha conocido hasta entonces es la con su madre. Pero no me detengo con las revelaciones que pienso haber detectado, la ciencia es un proceso de acumular impresiones hasta formar una hipótesis que, cuando se la pone a la prueba, se sostiene o no. Vamos aprendiendo.
Disfrutan cuando respiran el aliento de su amigo
Nuestra segunda meta con esta investigación es la de tener una base de datos que podemos comparar con la obtenida entre los caballos domésticos. Ya sabemos que hay muchos que no saben relacionarse bien con otros, pero ¿por qué? Tenemos la pista de que un caballo no criado con otros incluso caballos adultos, le falta esta sabiduría, lo que afecta de manera profunda su bienestar. Por estudiar cómo las relaciones amistosas se desarrollan de manera natural, tenemos más idea y otras medidas para evaluar las condiciones de los jóvenes para asegurar su bienestar futuro. Nos lleva al re-evaluar los efectos sociales duraderos del destete abrupto.
El tercer paso será el que casi tiene más interés para los que interaccionan con los caballos: ¿demuestran las mismas señales de afición a nosotros? ¿Cómo podemos ofrecerles nuestra amistad o reconocer las ofertas que hacen a nosotros? Los que han trabajado con los potros enteros, sobre todo los aislados, saben que sus mordisquitos no son agresivos, son su manera normal de expresar su afición y confianza, aunque, como las potras, no disfrutamos de ellos. Sin embargo, deberemos reconocerlos por lo que son. Un hecho que encuentro triste es que poquísimos caballos domésticos se atreven a oler nuestra cara, aunque esta es la primera cosa que hacen para investigar a otro o al rencontrar con un amigo. Para el caballo salvaje, cuando quiere conocernos, oler nuestra cara es primordial antes de contemplar una relación más íntima; lo hacen los inocentes que no se han castigado para hacerlo. Pero la gran mayoría de los caballos domésticos han recibido una palmada por parte de la gente desconfiada, que teme que la muerda la cara. Así se los deprime del paso para ellos imprescindible en el inicio de la relación que queremos, la amistad y la sincronía voluntaria.
El semental expresa su afición con su familia al vigilar mientras los demás descansan
Es un camino largo que empezamos, un camino que esperamos resultará en la mejor comprensión y bienestar de los caballos y en nuestro disfrute de su compañía. Por eso, Ish compartirá nuestras investigaciones, traduciéndolas a sus imágenes mágicas para que todos puedan entender y sentir su importe.
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Imagen de Inicio: Dos amigos suelen arrimar las cabezas casi tocándose mientras pastan.
Texto y Fotos: Lucy Rees | Etóloga | lucyrees5@gmail.com