Los métodos
Es sólo, con métodos tranquilos y racionales, que no son nunca brutales, como el caballo, puede llegar a ser obediente y bien equilibrado.
No puedo controlar mi enojo, cuando oigo decir que el caballo, debe estar permanentemente presionado contra el bocado, para llevar la velocidad deseada y que es la única manera, de tener un caballo completamente derecho.
Quisiera llamar la atención, sobre el hecho, de que nunca debería haber confusión, entre la dura tensión del bocado y el necesario contacto ligero, que ejerce con las riendas.
Obviamente, los resultados pueden ser logrados, por el método, de empujar fuertemente al caballo contra el bocado, siguiendo un programa de gimnasia metódica.
Pero mejores resultados, pueden obtenerse, relajando las ayudas (descenso de manos).
El maestro Oliveira posando con uno de sus múltiples alumnos
Con este sistema de entrenamiento se llega al punto, en el que las piernas del jinete, sirven sólo para dar la necesaria impulsión al ejercicio que se va a ejecutar, e intervienen de nuevo, cuando el jinete desea hacer un nuevo ejercicio.
Es decir, en cualquier aire, el caballo llega a conseguir habilidad y se estabiliza a sí mismo, poco a poco, hasta que el preparador obtiene un caballo que trabajará por sí mismo, sin la intervención continua de las ayudas.
Esto requiere gran sensibilidad, por parte del jinete y caballos igualmente sensibles. Es una equitación, para los mejores.
Leyendo, montando y meditando, se llegan a obtener grandes resultados, si hay un verdadero sentimiento hacia el caballo y el jinete dispone de un buen asiento y aunque no se sigan exactamente, en todos sus detalles el método elegido.
No debe olvidarse, que no hay método infalible, ni un método que sea completamente malo y que malo o bueno, al final, es el jinete quien cuenta, independientemente del método que siga.
Texto y Fotos: In Memoriam Nuno Oliveira